Las dietas basadas en plantas están relacionadas con un aumento de la longevidad al disminuir el riesgo de sufrir enfermedades graves. Esta es la conclusión a la que ha llegado un equipo de científicos de la Universidad de Bolonia en Italia liderado por el doctor Angelo Capodici, y cuya investigación ha sido publicada en la revista PLOS ONE gracias a la recopilación de la literatura científica escrita al respecto en los últimos veintitrés años.
En cambio, el estudio no sugiere que se deba eliminar completamente la carne de su dieta, ya que las necesidades dietéticas pueden variar considerablemente entre las personas. Lo que apunta es que realizar cambios en la dieta podría ser una herramienta mucho más poderosa de lo que se pensaba para mejorar la salud, siempre que se haga de manera segura.
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Dado que la dieta es una de las variables relativamente fáciles de modificar, Capodici y sus compañeros examinaron más de cerca el impacto de la alimentación basada en plantas en el riesgo de estas enfermedades, como las cardiovasculares y el cáncer, las dos principales causas de muerte y discapacidad en todo el mundo. Así, descubrieron que las dietas vegetarianas y veganas se asociaban con mejores indicadores de salud en una serie de factores de riesgo tanto para el cáncer como para las enfermedades cardiovasculares.
En general, estas dietas basadas en plantas se asociaron con mejores niveles de colesterol y control del azúcar en sangre, un índice de masa corporal más bajo y menos inflamación en comparación con los consumidores omnívoros. En consecuencia, las personas que seguían dietas vegetarianas o veganas tenían un menor riesgo de cáncer y enfermedades cardíacas, así como una menor tasa de mortalidad por enfermedades cardiovasculares.
Sin embargo, el equipo observó que las mujeres embarazadas veganas y vegetarianas no mostraban un riesgo significativamente menor de diabetes gestacional e hipertensión. También fueron cautelosos al concluir que los alimentos de origen vegetal son la única causa de estas mejoras en la salud. “También se ha descrito que los vegetarianos, además de reducir el consumo de carne, comían menos granos refinados, grasas añadidas, dulces, bocadillos y bebidas calóricas que los no vegetarianos y tenían un mayor consumo de una amplia variedad de alimentos vegetales”, ha explicado el equipo.
Por lo tanto, parece razonable que un omnívoro pueda obtener importantes beneficios para la salud, no necesariamente reduciendo o eliminando la carne, sino consumiendo menos alimentos procesados y alimentos ricos en grasas y azúcares añadidos. Por otra parte, es importante señalar que las dietas basadas en plantas pueden provocar deficiencias de vitaminas y minerales; y, por supuesto, muchas condiciones de salud, como alergias y trastornos gastrointestinales, requieren un enfoque cuidadoso y personalizado de la alimentación.
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Los resultados del nuevo análisis también están sujetos a las limitaciones de los estudios originales, por lo que los investigadores advierten contra la adopción masiva de dietas vegetarianas sin más investigación. En su lugar, recomiendan realizar estudios más específicos para determinar por qué estas dietas se correlacionan positivamente con una mejor salud.
“Nuestro estudio evalúa los diferentes impactos de las dietas libres de animales en la salud cardiovascular y el riesgo de cáncer, mostrando cómo una dieta vegetariana puede ser beneficiosa para la salud humana y ser una de las estrategias preventivas más efectivas para las dos enfermedades crónicas más impactantes en la salud humana en el siglo XXI”, concluyen.