Su intenso sabor y su atractivo color las convierten en una de las frutas más apreciadas en la gastronomía, especialmente ahora que nos encontramos en su temporada. Además de ello, encierran una serie de beneficios para la salud que las hacen dignas de formar parte de nuestra dieta. Se trata de las cerezas, una de las frutas que más exporta España al resto del mundo. De hecho, las del valle del Jerte cuentan con una denominación de origen protegida (DOP).
Uno de los beneficios más destacados de consumir cerezas es su capacidad para mejorar la calidad del sueño, pues son una de las pocas fuentes naturales de melatonina, la hormona que regula el ciclo del sueño. Un estudio de 2012 publicado en la European Journal of Nutrition demostró que consumir esta fruta podía aumentar los niveles de melatonina en el cuerpo y, en consecuencia, ayudar a las personas a conciliar el sueño más rápidamente y a mejorar la calidad de su descanso nocturno.
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Además de su efecto en el sueño, las cerezas también tienen propiedades antiinflamatorias que pueden ayudar a reducir el dolor y la inflamación en el cuerpo. Esto se debe a que contienen compuestos como los antocianinas y los flavonoides, que han demostrado tener efectos similares a los medicamentos antiinflamatorios no esteroides (AINEs) en la reducción de la inflamación y el alivio del dolor. Esto las convierte en una opción natural para personas que sufren de condiciones inflamatorias como la artritis.
Gracias a sus propiedades antioxidantes y antiinflamatorias, las cerezas pueden desempeñar un papel en la prevención de la diabetes, tal y como mostraba un estudio de la Michigan State University publicado en la Journal of Agricultural and Food Chemistry. Los científicos observaron que el consumo de estas frutas ayudó a reducir los niveles de ácido úrico y glucosa en sangre en mujeres sanas, lo que sugiere un efecto potencialmente beneficioso en la regulación de los niveles de azúcar en sangre. Asimismo, las antocianinas presentes en las cerezas han demostrado mejorar la sensibilidad a la insulina en estudios en ratones, lo que podría ser prometedor en la prevención de la resistencia a la insulina, un factor de riesgo para la diabetes.
Al ser ricas en antioxidantes, incluidos los polifenoles y las antocianinas, también pueden ayudar a combatir el estrés oxidativo y el envejecimiento prematuro de las células. Un estudio realizado por la Universidad de Michigan en 2009 encontró que las dietas enriquecidas con cerezas redujeron la expresión de genes relacionados con el envejecimiento en ratas, sin olvidar que sus propiedades antiinflamatorias pueden ayudar a reducir el estrés oxidativo y la inflamación asociados con el envejecimiento.
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Por otra parte, una investigación de la American Journal of Botany reveló la capacidad para reducir el riesgo de enfermedades cardiovasculares. Estas frutas están llenas de antioxidantes, como los polifenoles, que pueden ayudar a proteger el corazón al reducir la inflamación y mejorar la salud de los vasos sanguíneos. A ello se suma que son ricas en potasio, un mineral que ayuda a regular la presión arterial y a mantener el corazón en buen estado.