El ‘superalimento’ español que reduce el colesterol y llegó hace 1.300 años a la Península

La horchata es una bebida dulce hecha a base de chufa remojada, molida y endulzada. Tradicional de Valencia, aunque ya expandida por toda la península, no sólo es destacable por su poder refrescante, sino por sus beneficios para la salud, tal y como lo respaldan varios estudios científicos.

El consumo durante tres días de un vaso grande de horchata sin pasteurizar y sin azúcares añadidos puede provocar cambios en los microorganismos del sistema digestivo, según indica un ensayo del Centro Superior de Investigaciones Científicas.

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La horchata es una bebida vegetal, natural, refrescante, sana, energética y alta en proteínas. Su poder calórico es de 70 kcal por cada 100 ml, por lo que un vaso de 250 ml aporta una media de 170-180 kcal. Sus propiedades cardiovasculares, como apunta la web Chufa de Valencia, son similares al aceite de oliva, contribuyendo a disminuir el colesterol y los triglicéridos, por su alto índice de ácido oleico.

Ha sido considerada desde la antigüedad una fuente de nutrientes y vitaminas y así lo avalan también diversos estudios médicos. Las investigaciones han concluido que la horchata posee cualidades digestivas muy saludables por su alto contenido en almidón y aminoácidos.

Especialistas de la Universidad de Valencia recalcan que, además, es rica en minerales; como por ejemplo: fósforo, magnesio, potasio, calcio y hierro, además de grasas insaturadas y proteínas. Al ser baja en sodio, la convierte en apta también para aquellos pacientes que sufran de hipertensión.

Una de las principales ventajas de esta bebida hecha a base de chufa es que todo el mundo puede consumirla ancianos, niños y embarazadas. Además, es recomendable también para deportistas porque aporta energía de fácil y rápida asimilación gracias al almidón y la sacarosa. Asimismo, las personas diabéticas también pueden beberla debido a su capacidad para estimular la liberación de la hormona encargada de producir insulina, fundamental en el control de glucemia. Estos nutrientes tienen el potencial de ayudar en la regulación de la tensión arterial, ofreciendo un doble beneficio para quienes padecen esta condición. Carece de lactosa, caseína y gluten, por lo que es apta para intolerantes y celíacos.

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Su aporte en hierro es superior a la leche de vaca, pero inferior a la bebida vegetal hecha a base de soja. Es destacable también por su capacidad antioxidante dado su alto contenido en vitamina E y C, esto unido a su composición en grasas (la mayoría monoinsaturadas), la convierte en útil para aquellos pacientes con riesgo de padecer cualquier tipo de enfermedad cardiovascular.

Según cuenta la leyenda, una campesina dio a probar una bebida blanca y dulce al Rey de Aragón Jaime I. Cuando la probó, el monarca exclamó: “¿Qué es aixo?” (Qué es esto), a lo que la joven respondió “¡Es leche de chufa!”, y él replicó: “¡Aixo no es llet, aixo es or xata!” (¡Esto no es leche es oro, guapa!), adoptando poco a poco este nombre como el definitivo.

La chufa, en realidad, como cuenta Valencia Secreta, viene de los musulmanes. Cuando invadieron la Península en el año 711 trajeron consigo este tubérculo que se cultivaba en las riberas del Nilo. Una vez en España, descubrieron que las tierras valencianas eran un lugar ideal para el desarrollo de la chufa.