Cuando nos sometemos a una cirugía, es muy común sentirnos aturdidos por el efecto de la anestesia. Es una sensación normal que termina desapareciendo, aunque no siempre. Algunas personas pueden experimentar ese aturdimiento semanas o incluso meses después de la operación. Una reciente investigación publicada en la revista Brain, Behavior, and Immunity sugiere ahora una posible explicación a esta disminución de la función cerebral.
La investigación, realizada por la Universidad Estatal de Ohio, en Estados Unidos, apunta a que consumir alimentos ricos en grasas los días previos a la cirugía puede empeorar significativamente la inflamación propia de ese deterioro cognitivo, lo que se traduce en un mayor tiempo de recuperación tras la intervención. Estas personas pueden sufrir problemas de memoria durante una tiempo prolongado o, en pacientes que ya sufren demencia, agravarla.
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Este descubrimiento sigue en la línea de otros estudios que ya apuntan a que los alimentos grasos, con o sin intervención quirúrgica, pueden acelerar el daño al cerebro, muy asociado al envejecimiento por esa inflamación. Para el estudio, los científicos alimentaron a un grupo de ratas con alimentos grasos tres días antes de operarlas, que mostraron déficit de memoria hasta dos semanas después de la cirugía. Los problemas de memoria se vieron acompañados de una patente inflamación.
“La dieta rica en grasas por sí sola podría aumentar un poco la inflamación en el cerebro, pero luego se realiza una cirugía que hace lo mismo y, cuando se combina en un corto período de tiempo, se obtiene una respuesta sinérgica que puede poner las cosas en movimiento”, ha expresado la neurocientífica conductual de la Universidad Estatal de Ohio, Ruth Barrientos.
Para obtener esos resultados, el equipo alimentó a ratas jóvenes y viejas con una dieta estándar o alta en grasas durante tres días antes de un procedimiento parecido a una cirugía abdominal exploratoria. Los grupos de control fueron anestesiados pero no sometidos a cirugía. Dos semanas después, todos los animales fueron sometidos a una serie de pruebas de memoria.
Además, demostraron que el problema no estaba en la utilización de la anestesia, porque otros animales que fueron sometidos a cirugía sin ella también mostraron déficits de memoria similares por haber consumido alimentos poco saludables. Sin embargo, aún son necesarias más investigaciones que determinen cuánto duran estos efectos cognitivos y cómo los analgésicos opioides posoperatorios, como la morfina, prolongan estos efectos.
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Por otro lado, los investigadores descubrieron un posible suplemento que podría hacer frente a ello: un mes de de ácidos grasos omega-3 DHA mitigó la respuesta inflamatoria posoperatoria y previno los problemas de memoria asociados tanto en ratas jóvenes como mayores. “El DHA fue realmente eficaz para prevenir estos cambios”, manifestó la doctora Barrientos. “Y eso es sorprendente: realmente sugiere que esto podría ser un posible tratamiento previo, especialmente si las personas saben que van a someterse a una cirugía y su dieta no es saludable”.