Así es el ‘Sherry Cobbler’, el refrescante cóctel que podría ser antecedente del rebujito

A pesar de su enorme fama, pocos conocen el debatido origen de la bebida basada en el vino de Jerez más consumida en la Feria de Sevilla

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El rebujito, la bebida por excelencia de la Feria de Sevilla (JulioRV/Shutterstock)
El rebujito, la bebida por excelencia de la Feria de Sevilla (JulioRV/Shutterstock)

Un año más, Sevilla presume de su Feria de Abril. Si por algo se conoce a este evento no es solo por la fiesta, por los trajes de flamenca, o los bailes por sevillanas, sino también, por supuesto, por las deliciosas tapas que abundan y por el rebujito que las acompaña. Con la primavera, comienza en Andalucía la temporada de ferias, unas celebraciones bañadas en este refrescante brebaje que The New York Times catalogó en 2020 como “la mejor bebida veraniega de todos los tiempos”. A pesar de la indiscutible fama de este combinado, una mezcla de vino, hielo y gaseosa que se ha convertido ya en el rey de las ferias, aún hay gente fuera de Andalucía que desconoce su receta y su curioso y debatido origen.

Algunos atribuyen la idea de mezclar todos estos elementos a unos farmacéuticos granadinos, de la caseta de ‘La Rebotica’, en la Feria del Corpus. En una de las ferias durante los años 80, esta caseta se quedó sin bebida y, como solución, probaron unas botellas de vino de Jerez que aún sobraban del año anterior. Sin embargo, su sabor no era el ideal, incluso llegaban a estar en mal estado y, para aliviar su amargor, le habrían añadido gaseosa.

Pero esta no es la única teoría. De hecho, la historia más difundida sobre los orígenes de esta bebida los sitúa en la Inglaterra Victoriana del siglo XIX. Allí ya estaban acostumbrados a disfrutar del vino de Jerez elaborando Sherry Cobbler, el cóctel que algunos consideran el directo antecedente del rebujito.

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Jarra de rebujito en una caseta de la Feria de Sevilla (joserpizarro/Shutterstock)
Jarra de rebujito en una caseta de la Feria de Sevilla (joserpizarro/Shutterstock)

El sherry cobbler, un pariente lejano de nuestro rebujito

El Sherry Cobbler es un cóctel creado en Estados Unidos, una combinación alcohólica que se puso de moda durante la década de 1830 y cuya fama continuó hasta la Prohibición, al instaurarse la ‘ley seca’ en 1920. Aunque no podemos asegurar con plena confianza que exista una relación directa entre uno y otro, lo cierto es que su elaboración era similar a la de la típica bebida de las ferias; el cobbler se tomaba con hielo, vino de jerez, fruta —normalmente pieles de naranja o limón— y azúcar para un regusto dulce.

Las primeras referencias en prensa a este primigenio cóctel datan de 1837 y la receta más antigua, de 1838. Como recoge la divulgadora sobre historia culinaria Ana Vega Pérez de Arlucea, las primeras menciones a esta bebida se encuentran en el diario personal de la artista británica Katherine Ellice (1813-1864), que narraban sus viajes por Canadá y EE. UU. A su paso por la localidad de Lake George, al norte de Nueva York, Ellice hizo una recopilación de las bebidas norteamericanas más populares y mencionó: “el sherry-cobbler es delicioso y de fácil elaboración: se meten un vaso o más de jerez, azúcar y piel de limón en una copa que después se rellena de hielo picado. Luego se pasa este contenido de una copa a otra durante un minuto y se califica el resultado de primera categoría”.

Son varias las razones que explican que esta bebida surgiera en Estados Unidos. Por influencia británica, había allí desde los tiempos de las colonias una gran afición a los vinos generosos, aunque ellos decidieron darle su propio toque personal. Lo hicieron con el hielo, un producto que en otros lugares era considerado un lujo pero que en Estados Unidos se democratizó hasta convertirse en algo cotidiano. Para refrescar sus vasos de vino, los estadounidenses comenzaron a rellenarlos con hielo picado, una característica que incluso dio su nombre al combinado (“Cobble” en inglés se refiere a adoquín o guijarro y es cierto que, con el hielo picado, esta bebida parecía llena de pequeñas piedras). De la introducción del hielo surge también otro de los factores que ayudaron a la popularización de esta bebida: la introducción de las pajitas. Fabricadas de paja real y huecas, este invento capturó la atención mundial y se transformó en un elemento clave del encanto del sherry-cobbler.

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Desde Estados Unidos, este brebaje pasó hacia diferentes partes de Europa, con su hielo y pajita icnluidos. Tal fue su fama internacional que, cuentan las historias, en la Exposición Universal de París, en 1867, los asistentes se bebieron 500 botellas diarias de Jerez, un Sherry Cobbler tras otro. Sea cuales fueran sus creadores, lo cierto es que el rebujito se comenzó a popularizar en los festejos andaluces a finales de los 80 y principios de los 90, cuando comenzó a sustituir a las clásicas copas de fino en las distintas ferias de Andalucía. Sevilla, Jerez de la Frontera, El Puerto de Santa María, Sanlúcar de Barrameda, Huelva, Córdoba…

El vino, mejor andaluz

En todos estos lugares, la elaboración es enormemente similar. Por supuesto, todo parte de un vino blanco y, ya que se trata de un cóctel de origen andaluz, lo ideal es utilizar vinos de la tierra. Los más comunes para elaborar rebujito son el Fino en la zona de Jerez, el Manzanilla en Sanlúcar o el vino Montilla Moriles en Córdoba.

En cuanto al refresco con el que se mezcla, lo fundamental es que sea uno carbónico, una gaseosa blanca o con sabor a lima o limón. Los más frecuentes para elaborar esta receta de cóctel son el 7Up y el Sprite, aunque puede utilizarse cualquier refresco que cumpla con estas características y no tenga un sabor demasiado potente. Sea cual sea la combinación elegida, es imprescindible que, en el momento de mezclar, la bebida esté lo más fría posible.