En un estudio reciente realizado por la American Pet Products Association (APPA), se reveló que el 41% de los dueños de perros de tamaño pequeño-mediano en Estados Unidos optan por compartir su cama con sus mascotas. Esta cifra contrasta significativamente con las tendencias observadas en países europeos como el Reino Unido y España, donde menos del 20% de los propietarios duermen junto a sus mascotas. El informe destaca la diversidad de comportamientos en la convivencia con mascotas a nivel internacional, evidenciando distintas perspectivas culturales sobre la intimidad y el espacio personal compartido con los animales domésticos.
Pero, más allá de esto, ¿qué beneficios puede tener compartir el sueño con los animales? Varios expertos del Canisius College de Buffalo, Estados Unidos, han realizado recientemente una investigación en la que ha entrevistado a 962 mujeres adultas del país norteamericano. El 57% de las mismas dormía con su pareja, el 55% compartía cama con un perro y el 31% con un gato. De este modo, y con el fin de evaluar la calidad de sueño de todas ellas, se les realizó una serie de preguntas sobre temas como los horarios a los que se iban a dormir, la comodidad con la que lo hacían y la sensación de seguridad.
“En comparación con los compañeros de cama humanos”, resumieron los investigadores, “se percibió que los perros que dormían en la cama del dueño perturbaban menos el sueño y se asociaban con sentimientos más fuertes de comodidad y seguridad”. Las razones detrás de esta percepción incluyen la estabilidad y falta de movimientos disruptivos de los perros durante el tiempo de sueño, algo ligado al fenómeno de que coincidió con que esas mujeres también se iban a dormir más temprano y tenían un sueño más regular.
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En el otro extremo, se detectó que los gatos que dormían junto a sus dueños podían llegar a ser incluso menos favorecedores para el sueño que los seres humanos. La presencia de la pareja humana, si bien ofrecía compañía, no alcanzaba los mismos niveles de confortabilidad que brindaban los perros. Con todo, reconocen que “se necesitan más investigaciones de seguimiento para determinar si las percepciones de los dueños sobre el impacto de sus mascotas en su sueño se alinean con medidas objetivas de la calidad de sueño”.
Otras revelaciones de la ciencia
Las conclusiones del trabajo realizado por parte de los científicos del Canisius College coinciden con otros estudios cercanos en el tiempo. Sin ir más lejos, Christy L. Hoffman, uno de los directores del mismo, realizó en Australia una investigación paralela en la que tomaron en consideración 1.136 encuestas, con participantes de todas las edades y sexos. Con ella, demostró que “los participantes cuyos perros no compartían cama con ellos informaron que se despertaban cansados con más frecuencia, lo que sugiere que aquellos que comparten cama con su perro pueden tener noches más tranquilas”.
En la misma línea, Hoffman y su equipo aseguraron que “los dueños pueden obtener beneficios psicológicos al permitir que sus perros duerman con ellos, y los perros en la cama pueden facilitar un sueño nocturno más reparador que los perros que duermen en otro lugar”. Eso sí, es importante destacar las excepciones, especialmente para aquellas personas con alergias. El contacto directo y prolongado con los alérgenos presentes en la piel de las mascotas durante la noche puede exacerbar los síntomas alérgicos, comprometiendo significativamente la calidad del sueño.
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