Muchas personas tienen por costumbre comer yogures diariamente, ya sea como postre, en el desayuno, en la merienda... ¿Qué dice la evidencia científica respecto a ello? ¿Es realmente beneficioso para la salud consumir tantos lácteos? Primero, debemos comprender que el yogur se elabora a través de un proceso de fermentación de la leche con microorganismos específicos, principalmente bacterias como la Lactobacillus.
Lo cierto es que el yogur es una excelente fuente de proteínas de alta calidad, vitaminas y minerales esenciales como el calcio, fósforo, riboflavina y vitamina B12. Así, la Fundación Española de la Nutrición explica que comer un yogur aporta entre el 18% y el 30% de la ingesta recomendada de calcio y fósforo. Estos nutrientes son fundamentales para el mantenimiento de la salud ósea, la función muscular, la producción de energía y la salud general del organismo.
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Uno de los beneficios más destacados de este producto lácteo es su impacto positivo en la salud digestiva. El yogur contiene bacterias probióticas beneficiosas para el intestino, como Lactobacillus y Bifidobacterium, que ayudan a mantener un equilibrio saludable de la microbiota intestinal, según explica Elmer Huerta, especialista en medicina interna y oncología médica en el Instituto Nacional de Enfermedades Neoplásicas de Perú y fundador y director del Centro Preventorio del Cáncer en el Instituto de Cáncer del MedStar Washington Hospital Center, en Washington D.C. Estas bacterias beneficiosas pueden mejorar la digestión, fortalecer el sistema inmunológico y reducir el riesgo de trastornos gastrointestinales.
Los probióticos presentes en el yogur también pueden fortalecer el sistema inmunológico al promover una respuesta inmune adecuada y reducir la inflamación en el cuerpo. Consumir yogur regularmente puede ayudar a prevenir infecciones y enfermedades al mantener un equilibrio saludable de bacterias en el intestino.
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Además, el Instituto Danone Internacional, a través de la iniciativa Yogurt In Nutrition Initiative, ha lanzado varios estudios sugieren que incluir yogur en una dieta equilibrada puede contribuir al control del peso. La combinación de proteínas, grasas saludables y carbohidratos presentes en el yogur puede ayudar a aumentar la sensación de saciedad y controlar el apetito, lo que a su vez puede facilitar la pérdida de peso o mantener un peso saludable.
Por otra parte, siguiendo un estudio del Centro de Investigación Biomédica en Red Fisiopatología de la Obesidad y Nutrición (Ciberobn), el consumo regular de yogur se ha asociado con un menor riesgo de enfermedades cardiovasculares. La presencia de calcio, potasio y probióticos en el yogur puede contribuir a reducir la presión arterial, los niveles de colesterol LDL (colesterol “malo”) y la inflamación, factores clave en la prevención de enfermedades cardíacas.
Además de sus beneficios internos, el yogur también puede ser beneficioso para la piel cuando se aplica tópicamente. Las propiedades hidratantes y calmantes del yogur pueden ayudar a mejorar la apariencia de la piel, reducir la inflamación y combatir problemas como el acné y las irritaciones cutáneas.