Congelar los alimentos es una forma segura de conservarlos y prolongar su vida útil, así como evitar el desperdicio de la comida. Sin embargo, no todo vale ni en la congelación ni en la posterior descongelación, tal y como alerta la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN). Si los alimentos se mantienen a temperaturas constantes de -18ºC o inferiores, se inactivan los microorganismos que los alteran y que pueden provocar enfermedades. La congelación no destruye esos microorganismos, sino que detiene su crecimiento.
Al descongelar los alimentos y aumentar su temperatura, los microorganismos se reactivan y se multiplican, por lo que pueden provocar una intoxicación alimentaria. Si se realiza correctamente, la congelación no implica ninguna pérdida de nutrientes. Sin embargo, es necesario tomar una serie de precauciones y seguir unas pautas correctas para realizar de forma segura la congelación, el almacenamiento y la posterior descongelación de los alimentos.
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Es más, no todos los alimentos pueden congelarse. Las carnes, los pescados, fiambres, verduras, legumbres, embutidos, frutas, pan o incluso huevos batidos sí podemos meterlos en el congelador; mientras que las patatas, los huevos con cáscara o los alimentos fritos no debemos congelarlos porque perderán su sabor y textura, aunque sean seguros para consumir. Cada alimento tiene un tiempo en el que pueden estar congelados sin perder calidad, ya que si se dejan indefinidamente, pueden seguir siendo seguros pero haber perdido sus propiedades.
Los nutricionistas y la propia AESAN alertan de los riesgos que supone descongelar la comida a temperatura ambiente, salvo que el fabricante indique lo contrario en el etiquetado. La razón es por pura seguridad alimentaria: entre los 5 y los 65º, los microorganismos se reproducen muy rápidamente, poniendo en riesgo la calidad del alimento y, en consecuencia, nuestra salud. Por ello, los expertos recomiendan cocinar lo antes posible los alimentos una vez que se han descongelado.
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¿Cómo debemos descongelar la comida?
La Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición informa de que la mejor opción para descongelar la comida de forma segura es colocarlos en la parte del frigorífico donde la temperatura sea más fría, que normalmente es el fondo. Así, lo más adecuado es colocar la comida en el frigorífico medio día o un día de cuando tenemos pensado consumirlo, dentro de una bandeja que recoja el agua que vaya soltando.
Otra opción es el microondas, que, aunque es la más rápida, no resulta igual de efectiva en todos los alimentos. Se recomienda descongelar la comida a la potencia más baja que tenga nuestro electrodoméstico e ir sacándolo para moverlo y asegurarnos que el calor llegue a todas partes de la comida. Así, lo más apropiado es cocinar justo después estos alimentos, pues es posible que ya haya empezado a cocerse con el calor del microondas.
Por otra parte, existen algunos alimentos que podemos cocinar directamente sin esperar a que se descongelen. Es el caso de las verduras, las hamburguesas o algunos productos que ya vienen rebozados y listos para freír. Sin embargo, solo debemos hacer esto si el etiquetado nos lo indica.