El sencillo cambio en la dieta que puede reducir la presión arterial y los ataques cardíacos

Un exceso de sal en la dieta puede, además, dañar el revestimiento del estómago y propiciar la retención de líquidos

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Una cocinera echa sal a
Una cocinera echa sal a la comida (Shutterstock)

Hace décadas que los científicos advierten de los riesgos para el corazón de preparar platos con demasiada sal o consumir regularmente alimentos salados. Sin embargo, es difícil cambiar nuestra forma de cocinar que, a su vez, está tan arraigada a nuestra cultura. La sal resalta el sabor de los alimentos, por lo que reducirla en nuestras comidas no parece la opción más apetecible, a pesar de que el sodio presente en la sal tiene la capacidad de retener agua en el cuerpo, lo que puede aumentar el volumen de sangre en las arterias y, consecuentemente, incrementar la presión arterial.

De hecho, algunos estudios han demostrado que dietas altas en sal pueden deteriorar la función arterial, aumentar la rigidez de las arterias, y reducir la capacidad del corazón para bombear sangre eficientemente. Estos efectos pueden contribuir al desarrollo de enfermedades cardíacas.

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Sin embargo, existe una opción para no dejar de cocinar con sal y reducir la presión arterial: la sal enriquecida con potasio. Esta actúa como la sal de mesa y apenas tiene una diferencia significativa en el sabor, por lo que es la vía más fácil para cuidar nuestra salud y prevenir posibles ataques cardíacos. Un estudio de la Asociación Americana del Corazón ha llegado a estas conclusiones y abogan por la recomendación de este tipo de sal para los pacientes con hipertensión.

La sal enriquecida con potasio también se le conoce como sal mineral o baja en sodio, porque al mismo tiempo que reduce la ingesta de sodio, incrementa la de potasio. Por ello, un consumo insuficiente de potasio supone un factor de riesgo para la presión arterial alta.

Un hombre echa sal a
Un hombre echa sal a su plato (Shutterstock)

Estos son los riesgos para la salud de consumir demasiada sal

El consumo excesivo de sal es un factor de riesgo significativo no solo para la presión arterial y los ataques al corazón, sino también para otras afecciones. Por ejemplo, un consumo elevado de sal puede perjudicar la salud renal. Los riñones juegan un papel crucial en la regulación del sodio en el cuerpo. Así, una ingesta alta de sal puede sobrecargar estos órganos, afectando su capacidad para filtrar la sangre adecuadamente. Con el tiempo, esto puede llevar a condiciones como la enfermedad renal crónica.

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Otro riesgo potencial de una dieta rica en sal es la incidencia de la osteoporosis. Algunas investigaciones sugieren que el alto consumo de sodio puede aumentar la excreción de calcio a través de la orina, lo que podría reducir la densidad ósea y aumentar el riesgo de fracturas.

Episodio: Los huesos y el calcio.

Además, hay evidencias que vinculan el consumo excesivo de sal con un riesgo aumentado de cáncer de estómago. La sal puede dañar el revestimiento del estómago y, junto con infecciones como la causada por Helicobacter pylori, puede incrementar el riesgo de desarrollar este tipo de cáncer.

El contenido alto de sal en la dieta también puede contribuir a la retención de líquidos, lo que puede causar hinchazón y aumentar la presión sobre el sistema circulatorio. Esto es particularmente perjudicial para aquellas personas que ya tienen condiciones que pueden agravarse por la retención de agua, como la insuficiencia cardíaca congestiva.

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