La alimentación juega un papel en nuestro organismo mucho mayor de lo que quizás seamos conscientes. Una buena dieta, variada y equilibrada, se traduce en buena salud física al mismo tiempo que mental. Aunque es probable que este último aspecto a veces se nos pase desapercibido, la alimentación que llevemos afecta a nuestro estado, nuestra capacidad cognitiva y, también, nuestra memoria.
La doctora Uma Naidoo es psiquiatra nutricional especializada en el cerebro y miembro del cuerpo docente de la Facultad de Medicina de Harvard. También es directora de Psiquiatría nutricional y de estilo de vida en el Hospital General de Massachusetts y, como experta, recomienda comer verduras, frutas, mariscos y frutos secos para mejorar la salud del cerebro.
Te puede interesar: Estos son los tres casos en los que los arándanos ayudan a evitar las infecciones de orina, según la ciencia
En cambio, también existen alimentos que debemos evitar o consumir en menor medida si lo que queremos es proteger la memoria y fortalecer nuestra concentración y capacidades cognitivas. La doctora Naidoo ha elaborado una lista con cinco alimentos cuya presencia en nuestra dieta debe ser más bien reducida.
- Alimentos elaborados con aceites de semillas industriales y procesados: con bastante frecuencia, los aceites procesados se extraen de la soja, el maíz, la colza (la fuente del aceite de canola), las semillas de algodón, girasol y cártamo, productos con una elevada cantidad de ácidos grasos omega-6. Una ingesta elevada en omega-6 puede favorecer la aparición de sustancias químicas que provocan inflamación en el cerebro. Para evitar esto, lo aconsejable es usar aceite de oliva virgen extra.
Te puede interesar: Cuatro comidas que los expertos en seguridad alimentaria nunca pedirían en un restaurante
- Alimentos con azúcares añadidos y refinados: pese a que nuestro cerebro utiliza la glucosa para impulsar la actividad de las células, una dieta con exceso de azúcar puede provocar un cúmulo de glucosa en el cerebro. Esto se refleja en problemas de memoria y menor plasticidad del hipocampo, la parte del cerebro que controla la memoria.
- Alimentos procesados: una dieta en la que abunden los alimentos ultraprocesados puede aumentar el riesgo de tener telómeros más cortos, es decir, los extremos de los cromosomas del ADN. Los telómeros más largos tienden a promover un envejecimiento celular saludable; por tanto, acortar nuestros telómeros puede significar que corremos el riesgo de sufrir enfermedades degenerativas en una etapa más temprana de la vida. Un estudio de 2022 de la Universidad de Cambridge también relacionó con aquellos que consumían grandes cantidades de alimentos ultraprocesados, como bollería industrial y refrescos, tenían más probabilidades de experimentar depresión leve en comparación con aquellos que consumían menos.
- Alimentos con edulcorantes artificiales: los edulcorantes artificiales que no tienen valor nutricional pueden aumentar las bacterias intestinales dañinas que afectan negativamente a nuestro estado de ánimo. Son edulcorantes como la sacarina, la estevia o el aspartamo, al que recientes estudios relacionan con la ansiedad o la oxidación en el cuerpo.
- Alimentos fritos: existen infinidad de estudios que alertan de lo perjudiciales que son los alimentos rebozados para nuestra salud, del mismo modo que lo son para el cerebro. Una investigación de la Universidad de Cambridge concluyó que una dieta rica en alimentos fritos estaba relacionada con puntuaciones más bajas de memoria y cognición. Una alternativa puede ser optar por hornear la comida o usar freidoras de aire.