Llega enero y, con él, el frío y los propósitos de comer más saludable y ligero para empezar el año con buen pie. Y las sopas, especialmente aquellas que incluyen verduras y hortalizas, son el plato perfecto para combinar ambos problemas. Pocas recetas hay tan reconfortantes como una buena sopa de verduras, especialmente en días en los que el tiempo se presenta lluvioso y frío y el monedero, en la cuesta de enero, empieza a estar tiritando.
Para algunos, este tipo de recetas a veces pueden ser poco apetitosas, especialmente porque interpretamos que platos como este, en el que las verduras o los vegetales son protagonistas, acaban siendo sosos. Incluso, cuando hablamos de sopas de verduras, muchos pensamos que es un plato para días en los que estamos malos, para dietas de adelgazamiento o, en general, un plato insulso y sin alegría. Pero nada más lejos de la verdad. Una sopa de verduras es un plato saludable y lleno de nutrientes que, además, también puede ser absolutamente delicioso.
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Así lo demuestra el cocinero Karlos Arguiñano, el rey en lo que a recetas saludables y tradicionales se refiere. Las sopas son uno de los platos preferidos del chef y presentador, algo que le hemos visto elaborar en cientos de ocasiones durante sus programas de cocina. A esta receta en concreto, presente en uno de sus recetarios, el cocinero la bautizó como sopa de verduras con un toque, un paso a paso que todos podemos recrear para seguir comiendo sano y muy rico.
La receta de Arguiñano para una sopa de verduras llena de sabor
Con esta receta de Karlos Arguiñano, recogida en uno de sus exitosos libros de recetas, en 1000 recetas de oro, podemos ver que es posible darle un toque diferente a nuestra sopa de verduras clásica, añadiendo unos cuantos pasos que le darán un toque extra de sabor y nos harán disfrutar más de esta (en principio) insulsa receta.
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El primer paso que Arguiñano da para elaborar su sopa es más bien una trampa. El cocinero comienza cocinando un poco de panceta picada en el fondo de una cazuela grande, un ingrediente que poco o nada tiene que ver con las verduras pero que consigue darles un punto muy especial. Este paso, aunque delicioso, se puede saltar en el caso de que busquemos una receta ligera en la que la carne no tenga ninguna presencia. Luego, junto a la panceta, Arguiñano añade ajos, cebolleta y puerro, tres verduras llenas de sabores y aromas que rehoga junto a la grasa de la panceta. Finalmente, añade un poco de tomate picado, creando así un delicioso sofrito que será la base de esta receta.
En este punto viene otro de los secretos de Karlos Arguiñano para potenciar el sabor de las verduras. El cocinero recomienda, antes de empezar a hervir nuestras hortalizas en agua, saltearlas brevemente en una sartén. Para ello, el cocinero prepara otra cazuela, separada del sofrito, y trocea sus verduras elegidas, en este caso coliflor, alcachofas y patata, y las saltea con un poco de aceite, tomillo y sal. Una vez salteadas, las incorpora a la cazuela donde había hecho el sofrito.
Ahora sí, es el momento de añadir el agua y comenzar a preparar la sopa propiamente dicha, un caldo que sumará todos los sabores del sofrito con los de la verdura previamente rehogada. Arguiñano cuece sus verduras durante alrededor de un cuarto de hora y agrega los fideos, cociéndolos durante otros cinco minutos.
Bolitas de espinaca como remate final
Mientras esta sopa se cocina, el cocinero prepara un topping de lo más sorprendente que va a darle una auténtica vuelta de tuerca a nuestra sopa. Para hacerlo, Arguiñano utiliza unas espinacas, que primero escalda ligeramente en una cazuela con agua hirviendo. Después, las escurre a conciencia, las pica y forma con ellas pequeñas bolas.
A continuación, pasa estas pequeñas bolitas por harina y huevo y las fríe en una sartén durante apenas un minuto, reservándolas después en un papel absorbente para que pierdan el exceso de aceite. Finalmente, cuando la sopa ya está preparada, añade estas bolitas como remate final a la hora de servirla en platos individuales.