La creatina es una sustancia que se encuentra de manera natural en el cuerpo humano, principalmente en los músculos y el cerebro. Por ello, es un suplemento popular en el mundo del deporte debido a sus ventajas en el rendimiento físico. La creatina también se puede obtenerla a partir de algunos alimentos, como las carnes rojas o los mariscos; así, las personas con dieta vegetariana tienen más problemas para consumirla de forma natural. El hígado, el páncreas y los riñones también pueden producir en torno a 1 gramo de creatina por día.
El cuerpo utiliza creatina para producir energía rápidamente. Durante ejercicios de alta intensidad y corta duración, como levantamiento de pesas o sprints, la creatina fosfato ayuda a reciclar el adenosín trifosfato (ATP), la moneda de energía del cuerpo. Al tomar suplementos de creatina, se incrementan las reservas de creatina fosfato en los músculos, lo que potencialmente mejora la capacidad de realizar esfuerzos intensos y puede contribuir al aumento de la masa muscular al facilitar un mayor rendimiento en entrenamientos que involucran fuerza.
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Aunque generalmente se considera segura, se han asociado algunos efectos secundarios al consumo de creatina. Estos suelen ser leves e incluyen aumento de peso, debido a retención de agua en los músculos, deshidratación y calambres musculares, aunque la evidencia no es concluyente y se considera que una adecuada hidratación podría mitigar estos efectos. Además, se ha reportado malestar estomacal y diarrea en algunos usuarios.
Se ha especulado acerca de posibles efectos adversos de la suplementación con creatina sobre la función renal, debido a que la creatinina, un producto de descomposición de la creatina, se excreta a través de los riñones. No obstante, la mayoría de los estudios en individuos sanos no han encontrado evidencia de daño renal a causa del consumo regular y en dosis recomendadas de creatina. Sin embargo, las personas con enfermedad renal preexistente deben evitar la suplementación con creatina.
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Otro aspecto a considerar es que la respuesta a la suplementación con creatina puede variar entre individuos. Algunas personas pueden experimentar mejoras notables en fuerza y masa muscular, mientras que otras pueden no notar cambios significativos.
La dosis típica recomendada de creatina es de un período de carga de 20 gramos diarios, divididos en cuatro dosis de 5 gramos, durante 5 a 7 días, seguido por una fase de mantenimiento de 3 a 5 gramos diarios. No obstante, algunos estudios sugieren que la fase de carga no es estrictamente necesaria y que tomar la dosis de mantenimiento desde el inicio puede resultar igualmente efectivo a largo plazo.
La eficacia y seguridad de la creatina como suplemento deportivo han sido avaladas por numerosos estudios científicos, lo que la convierte en uno de los suplementos más estudiados y utilizados. A pesar de ello, siempre es recomendable consultar a un profesional de la salud o un nutricionista deportivo antes de iniciar la suplementación con creatina o cualquier otro suplemento, especialmente para personas con condiciones médicas preexistentes o que estén tomando medicación.