La población con uno de los mayores viñedos del mundo: tiene más de 2.500 cuevas de bodegas

Hace más de doscientos años se empezaron a construir en Tomelloso cuevas escondidas a doce metros bajo tierra con el fin de guardar uno de sus más preciados bienes: la producción y almacenamiento del vino de Ciudad Real. Estas 2.500 cuevas bodega crean recorridos subterráneos como si de un laberinto se tratase. Las personas que se dedicaban a la vid, los vinicultores, eligieron estas tierras de Castilla-La Mancha por ser una de las tierras más fértiles y estar llena de riquezas naturales.

Estar en Tomelloso es pasar por un campo sin fin de vid. Es uno de los centros de producción de una comunidad autónoma que es también una de las regiones del mundo con más viñedos. Ocupan millones de hectáreas que aportan la mayor cantidad de alcohol de origen vínico a nivel mundial. Este pueblo manchego, que también es conocido como ‘La Atenas de La Mancha’, registra 38.000 habitantes, y en 2022 fue nombrado como el ‘Mejor Municipio Enoturístico’.

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La producción de vino es algo troncal en Tomelloso, y el crecimiento experimentado en este sector ha llevado a la arquitectura a evolucionar en consonancia con esta industria, vital para comprender la economía del pueblo.

La icónica presencia de las chimeneas, erigidas junto a las torres de destilación, marcó el inicio del proceso de creación del alcohol vínico en la región. En el punto álgido de la fabricación llegaron a existir 55 pequeñas empresas que se dedicaban a esta actividad. A día de hoy pueden visitarse algunas de las más antiguas como Casajuana, de 1942, o Fábregas, de 1964, para conocer la historia que impulsó a Tomelloso a la creación de este patrimonio industrial.

Lo más conocido son las cuevas, construcciones históricas que se asemejan a las de otros lugares de Castilla. Ahora los tiempos han cambiado y controlar las variables para mantener el vino es distinto, pero en el pasado estas cuevas ofrecían condiciones de humedad óptimas para mantener el líquido.

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Entre las bodegas más destacadas en la zona se encuentran nombres como Bodegas Fundador, Bodegas Osborne, Bodegas Las Copas, Altosa, Bodegas Verum y Virgen de las Viñas Bodega y Almazara.

La historia de estas cuevas está íntimamente ligada a los ‘picaores’, los trabajadores que excavaron túneles para crear espacios destinados a la producción y almacenamiento de los vinos más apreciados de la región. Estas cuevas tenían techos formados por una capa resistente de roca tosca, con un espesor de entre dos y cinco metros, lo que contribuía a mantener las condiciones ambientales necesarias para la conservación de los vinos.

Otro componente esencial en esta gran empresa fueron las ‘terreras’, responsables de extraer grandes cantidades de tierra que luego se utilizaron para construir las calles, carreteras y algunas viviendas, que hicieron poco a poco que los vinicultores se alojaran en el pueblo y de esta manera fuera aumentando la cantidad de habitantes.

Por otro lado, para descubrir el infinito entramado de bodegas, basta con localizar las rejillas que adornan algunas aceras del pueblo: las lumbreras. Estas no solo proporcionaban luz, sino que también eliminaban el gas carbónico generado durante la fermentación del mosto.

Detrás de estas rejillas se despliega un universo que sirve como escenario para muchas actividades de “Tomelloso: Raíces y vino”, donde se puede disfrutar de visitas, catas e incluso conciertos. Siete bodegas y el pasado excavado bajo los pies de la localidad han llevado a este pueblo manchego a obtener un reconocimiento por su dedicación a preservar este legado vitivinícola.