La ansiedad es una reacción natural del ser humano ante situaciones que pueden ser percibidas como amenazantes o desafiantes, una especie de mecanismo de defensa y alerta que prepara al cuerpo para enfrentar o huir de certas situaciones. Cuando la ansiedad se presenta de forma frecuente, intensa y persistente, puede convertirse en un problema de salud mental, conocido como trastorno de ansiedad.
Los síntomas de la ansiedad pueden manifestarse tanto a nivel físico como psicológico. Físicamente, las personas pueden experimentar palpitaciones, sudoración, temblores, fatiga o problemas gastrointestinales. A nivel psicológico, pueden presentarse preocupaciones excesivas, dificultad para concentrarse, irritabilidad, tensión muscular o problemas para dormir.
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Las causas de la ansiedad pueden ser variadas, incluyendo factores genéticos, químicos cerebrales, experiencias de vida estresantes y problemas de salud. El tratamiento puede incluir terapia psicológica, como la terapia cognitivo-conductual, y en algunos casos, medicación.
En relación a esto último, una investigación de la universidad inglesa de Reading ha medido el impacto de altas dosis de vitamina B6 en adultos jóvenes. Los participantes aseguraron sentirse menos ansiosos y deprimidos después de tomar los suplementos todos los días durante un mes, lo que podría ser el inicio de nuevas investigaciones.
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El estudio ha sido publicado en la revista Human Psychopharmacology: Clinical and Experimental y proporciona evidencias sólidas de que suplementes que contengan la vitamina D puede modificar ciertos niveles de actividad en el cerebro, lo que significa que puede ser útil para tratar los trastornos del estado de ánimo y mental, como la ansiedad o la depresión.
Uno de los promotores de esta investigación y profesor en la Facultad de Psicología y Ciencias Clínicas del Lenguaje de la Universidad de Reading ha sido el Dr. David Field, quien expresó que “el funcionamiento del cerebro se basa en un delicado equilibrio entre las neuronas excitadoras que transportan información y las inhibidoras, que previenen la actividad descontrolada”. De acuerdo con la ciencia, algunas afecciones neuropsiquiátricas son resultado de una alteración de dicho equilibrio.
El motivo por el que el estudio puso el foco en la vitamina B6 fue porque son las encargas de hacer que las enzimas funcionen correctamente, que son las proteínas que regulan los procesos químicos del cuerpo. Entre otras cosas, aumenta la producción de GABA (ácido gamma-aminobutírico), una sustancia química que bloquea los impulsos entre las células nerviosas del cerebro y controla la excitabilidad del cerebro. La vitamina B6 la podemos encontrar en el pollo, la carne de cerdo, el pescado, los plátanos, las patatas y muchas otras frutas y verduras.
Más de 300 participantes participaron en el ensayo, a quienes se les asignó al azar suplementos de vitamina B6 o B12 muy por encima de la ingesta diaria recomendada (en torno a 50 veces la cantidad diaria recomendada) o un placebo, y tomaron uno al día con las comidas durante un mes. La conclusión del estudio fue que, mientras que la vitamina B6 marcó una diferencia notable y muy significativa, la B12 apenas tuvo ningún tipo de efecto.
Por su parte, la vitamina B12 es necesaria para otros aspectos de nuestra salud general. Es un nutriente que contribuye a mantener sanas nuestras neuronas y el flujo sanguíneo (ayuda a prevenir la anemia megaloblástica) porque, entre otras cosas, es una de las productoras del ácido desoxirribonucleico (ADN), el material genético presente en las células.