Karlos Arguiñano es uno de los chefs españoles más populares. El cocinero lleva más de tres décadas siendo uno de los rostros más famosos de la televisión y no solo ha sido capaz de mantener en el tiempo su éxito ante las cámaras, sino que además ha logrado trasladarlo a sus negocios familiares con los que triunfa desde su casa en Zarautz. Su imperio, del cual sus hijos son pieza fundamental, comenzó de la mano de su mujer, socia y compañera desde hace más de 40 años.
En 1974, Arguiñano se casó con la riojana María Luisa Ameztoy Alfaro, junto a la que abrió su restaurante en Zarautz unos años después. María Luisa o Luisi, como la llaman en la familia, ha sido pieza fundamental del éxito de Karlos, no solo gracias a su apoyo personal, sino también por su papel como socia en muchas de sus iniciativas. Fruto de este matrimonio, nacieron Eneko, Zigor, Karlos, Martín, Joseba y Amaia, los hijos de Arguiñano y sucesores en su imperio gastronómico.
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Karlos Arguiñano celebró su boda con María Luisa hace nada menos que 49 años. Después de la celebración, Arguiñano y sus invitados celebraron un banquete de boda, evento para el que eligió el Hotel La Perla de Zarautz. Aunque el cocinero vasco quería hacer una celebración sencilla, como afirma Hogarmanía, acabó reuniendo a un total de 200 invitados.
En este tipo de celebraciones, cada pareja es todo un mundo. Algunos optan por ofrecer cócteles, otros apuestan por platos originales y elaborados, mientras que algunos prefieren servir elaboraciones sencillas sacadas de la gastronomía más tradicional. Cada boda es única y, como no podía ser de otra manera, Karlos Arguiñano eligió la cocina tradicional de toda la vida para su gran día. Su menú de boda representa a la perfección su personalidad y su gusto por las recetas de siempre, platos que él mismo ha elaborado en alguna ocasión en su propio programa de televisión.
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El menú de la boda de Arguiñano
El marisco es uno de esos elementos que nunca falta en una boda. Por ello, y a pesar de que Arguiñano y su comprometida tenían en la mente celebrar una boda sencilla, acabaron disfrutando de un entrante a base de cigalas. De primero, el banquete comenzó con una sopa de ajo, todo un clásico en el mundo de los platos de cuchara. Estas comidas reconfortantes son parte del sello del cocinero, por lo que no podían faltar en un día tan especial como este.
Como plato principal no podía faltar una pieza de carne. Entre todas las posibilidades, el cocinero vasco se decidió por un plato tradicional que no falla en este tipo de celebraciones. Se trata del cordero asado, una receta que el propio chef ha compartido en su programa y que suele acompañar con una ración de patatas al horno y algunas salsas.
Como postre, antes de la común tarta de bodas, los invitados de Arguiñano pudieron probar unas fresas al vino. Este postre a base de fruta une su deliciosa textura con el toque de sabor que aporta el vino dulce, todo ello sumado a un poco de azúcar que le da el punto dulce definitivo.