Para que nuestro organismo tenga un desarrollo normal y el funcionamiento celular no tenga problemas, nuestro cuerpo necesita de una serie de vitaminas esenciales. Cada una de ellas tiene una función distinta, pero todas contribuyen a mantenernos sanos y a prevenir problemas de salud, como cardiopatías, cáncer y osteoporosis. Para ello, es necesario consumir una cantidad suficiente de frutas, verduras, legumbres, lentejas y productos lácteos.
En el caso de la vitamina D, esta puede provocar una importante pérdida de masa muscular si su ingesta es inferior a la recomendada. Un estudio en conjunto de la Universidad Federal de São Carlos de Brasil y el University College London en el Reino Unido sostiene que el riesgo aumenta en un 78% si no se toma lo suficiente, ya que la vitamina D es la encargada de regular la absorción de calcio y fósforo. Por tanto, acelera el riesgo de sufrir dinapenia, la pérdida de fuerza muscular relacionada con la edad.
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La vitamina D es también conocida como “la vitamina del sol”, ya que nuestro cuerpo la produce cuando la piel está expuesta a los rayos de sol. Es por ello que durante los meses de cuarentena aumentó el número de personas que padecían una insuficiencia de vitamina D.
Sin embargo, hay que limitar las horas de exposición al sol para evitar desarrollar un posible cáncer de piel. Además, debemos tener en cuenta otros factores como la edad avanzada, una piel de color oscuro, un día de niebla o la luz solar a través de la ventana, no producen la misma cantidad de vitamina D que la exposición directa, según explica el Departamento de Salud de Estados Unidos.
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Esta vitamina del sol no regula solo la absorción de calcio y fósforo, crucial para los huesos, sino que también ayuda al movimiento correcto de los músculos y a los nervios para la transmisión adecuada de mensajes entre el cerebro y otras partes del cuerpo. Además, la vitamina D es indispensable para que nuestro sistema inmunitario combata las bacterias y los virus que lo atacan.
Cómo obtener vitamina D
La principal forma de obtención de esta vitamina son los rayos de sol, aunque también encontramos algunos alimentos que pueden complementar la escasa exposición solar. Según la Sociedad Española de Medicina Familiar y Comunitaria, el 63% de la población presenta déficit de vitamina D, dato que se prevé que aumente en esta época en la que las horas de luz son más reducidas y pasamos más tiempo en interior por el clima.
Aunque no son demasiados, estos son algunos de los alimentos que sirven para complementar nuestra ingesta de vitamina D, como recomienda Saber Vivir:
- Atún: uno de los pescados azules más ricos en vitamina D y fáciles de asimilar gracias a sus ácidos grasos omega-3.
- Aceite de hígado de bacalao: el alimento con mayor contenido en vitamina D, ya que con una sola cucharada se cubren las necesidades diarias de vitamina D que necesita nuestro cuerpo.
- Leche entera: la vitamina D se encuentra en la grasa de la leche. Por tanto, la desnatada y la semidesnatada no la contienen, ya que la pierden durante el proceso de desgrasado.
- Hígado de ternera: además aporta vitaminas del grupo B.
- Mariscos: especialmente las gambas, los langostinos y las almejas.
- Huevos: es en la yema donde se encuentra esta vitamina.
- Sardinas: uno de los pescados con mayor contenido en vitamina D.
- Quesos: quesos grasos como el gouda, emmental, parmesano, cheddar o camembert.
- Setas: los hongos son, en general, muy ricos en esta vitamina.