Desde 1975, el sobrepeso y la obesidad se han casi triplicado en todo el mundo. Consisten en una acumulación anormal o excesiva de grasa que puede ser perjudicial para la salud. Entre otros factores, se aumentó el consumo de productos de alto contenido calórico que son ricos en grasas no saludables, y se redujo el nivel de la actividad física al desarrollarse nuevas formas de trabajo más sedentarios, nuevos modos de transporte y más urbanización. El problema para muchos es cómo sacarse realmente los kilos en exceso sin volver a recuperarlos, pero los especialistas en nutrición y los estudios científicos ya han demostrado que “ponerse a dieta” no funciona en la mayoría de los casos.
La idea de hacer “dieta” está cuestionada desde el campo de la nutrición. De hecho, se habla críticamente de “dietismo”. Porque las personas con sobrepeso pueden seguir el camino de la “dieta” y perder peso, pero sólo se logra por unos meses. Después. vuelven la ansiedad, la culpa, el comer más y el consumo de alimentos poco saludable. Por eso, los especialistas recomiendan hablar de “plan” de alimentación y adoptar hábitos saludables que lleven a un descenso gradual del peso, sin rebotes de kilos. De esta manera, el peso saludable se podrá mantener con el paso del tiempo.
Ya desde hace más de dos décadas, la investigación científica demuestra que el “dietismo” no da resultados de éxito. Un estudio en Estados Unidos que investigó tres años después a participantes que concluyeron un programa de pérdida de peso, sólo el 12% había mantenido al menos el 75% del peso que había perdido, mientras que el 40% había recuperado más peso del que había perdido originalmente.
Otro estudio descubrió que 5 años después de que un grupo de mujeres perdiera peso durante un programa de adelgazamiento de 6 meses, pesaban una media de 7,9 libras (3,6 kg) más que su peso inicial. Sin embargo, otro trabajo descubrió que sólo el 19% de las personas fueron capaces de mantener una pérdida de peso del 10% durante 5 años. También se sabe que la recuperación de peso se produce independientemente del tipo de dieta utilizada para perder peso, aunque algunas dietas están relacionadas con una menor recuperación que otras.
Hay 6 razones que explican por qué hacer dietas no sirve para bajar de peso con beneficios para la salud:
1- Prohibirse alimentos favorece la sensación de tener hambre y significa privarse del placer
Para la doctora Mónica Katz, ex presidenta de la Sociedad Argentina de Nutrición, miembro de la Sociedad de Obesidad de los Estados Unidos, y coautora del libro El método No dieta, “las personas con sobrepeso no deberían seguir dietas restrictivas. Las dietas que prohíben alimentos o que reducen extremadamente las calorías hacen que el cerebro humano empiece a identificar que no tiene una cantidad suficiente de alimentos y se genera la sensación de hambre. Hacer dieta también implica privarse del placer. Al cabo de unos meses, la persona vuelve a comer mucho de nuevo, y recupera más sobrepeso”, explicó a Infobae.
“Al disminuir el consumo de calorías, el placer y el patrón alimentario, el organismo humano genera una respuesta neural, psicológica y hormonal que se opone al descenso de peso con dos consecuencias centrales: el aumento de hambre y el descenso de gasto calórico. Esos procesos persisten hasta 6 años posteriores”, subrayó Katz.
2- Pueden alterar negativamente la vida social
Según la dietista-nutricionista y coach nutricional de España, Gabriela Uriarte, especialista en el tratamiento del sobrepeso y de la obesidad, y autora del libro ‘Hacer dieta engorda’, tampoco se debe pretender hacer “dieta” para bajar de peso en tanto puede afectar la vida social. “Si para mantener un determinado peso, nos limitamos nuestra vida social, el estar con nuestros amigos, o el machacarnos en el gimnasio, cuando lo que realmente necesitamos es estar en el sofá porque hemos tenido un día horrible, esto no está bien”, afirmó.
Una de las cuestiones que hay que tener en cuenta, según Uriarte, es que el peso fluctúa a lo largo de la vida humana. “No podemos pretender a los 60 años tener el mismo peso que a los 18″, afirmó.
3- No se puede sostener una dieta a largo plazo
Uriarte recuerda qué son las dietas y el posible peligro que implica la prohibición en estos casos: “La dieta son recomendaciones de alimentación y de estilo de vida muy restrictivas, hipocalóricas y basadas en la prohibición. Tiene muchos inconvenientes, y el más importante es que no es sostenible a largo plazo. El planteamiento de la dieta no es sostenible en el tiempo”.
Para Uriarte, al prohibirse productos, a la larga las personas los consumen con descontrol. “Por tanto, para que una alimentación sea saludable, y una pérdida de peso o de grasa sea mantenida en el tiempo debemos aprender a relacionarnos de manera saludable y con sensación de decisión, ‘hago lo que he querido cuando he querido con todos los alimentos’, no solo con los saludables porque si no sé gestionar la vida social, siempre lo haré desde el descontrol”, remarcó.
4- Si son dietas rápidas, se puede perder músculo y agua
Las dietas que imponen consumir muy pocas calorías y que prohíben grupos de alimentos pueden conducir a la pérdida de peso peso muy rápido a costa del músculo y del agua que hay en el organismo humano. “Suelen ir acompañadas de recomendaciones accesorias ilógicas, como el orden a la hora de ingerir los alimentos o reglas de horarios de ingesta y contribuyen a empeorar tu relación con la comida y tu imagen corporal”, señaló Uriarte.
Permitir el consumo de manzana pero no de plátanos o bananas -por ejemplo- genera una mala relación con los alimentos “Cuando haces una dieta y pierdes una serie de kilos y has estado en total restricción y control siempre vamos a experimentar el mismo descontrol que el control ejercido, la misma intensidad, pero en dirección opuesta”, sostuvo Uriarte. Esto hace que las personas vuelvan a ganar esos kilos perdidos, incluso más de los que se habían perdido.
“Generalmente las dietas restringen el consumo de algunos alimentos. Al segurilas, muchas veces se busca soluciones rápidas sin medir las consecuencias que pueden ocasionar en la salud porque hoy la delgadez como ideal estético está muy presente”, comentó a Infobae Cinthia Kwaterka, nutricionista coordinadora de Nutrición de la Clínica y Maternidad Suizo Argentina. “Lo mejor para un descenso de peso es generar hábitos saludables, con un profesional que acompañe, y proporcione las herramientas, teniendo en cuenta que cada individuo es diferente”.
5- Se siguen recetas de redes sociales o de amigos que no implican una alimentación balanceada
Muchos expertos en nutrición de los Estados Unidos están ahora usando las redes sociales como TikTok para contrarrestar la difusión de dietas de los últimos años. Su mensaje es claro: “Deja de hacer dieta”. Quieren alejar a la gente de lo que llaman “cultura de la dieta”, que prioriza las tallas más pequeñas sobre la salud y la restricción drástica sobre los cambios en el estilo de vida.
“La gente del fitness es la que demoniza la comida”, dice Sarah Williams, dietista registrada. En lugar de sesiones fotográficas glamurosas y descripciones de dietas imposiblemente bajas en calorías, Williams usa TikTok para ofrecer contenidos que mostraran una versión accesible y acogedora de la salud.
En lugar de seguir la “dieta” de moda, la Sociedad Argentina de Nutrición sugiere consultar con un profesional de la salud. “La evaluación del estado nutricional de un individuo o población permite detectar alteraciones de la alimentación por deficiencia o exceso, y debe ser un componente del examen de rutina, aún de las personas sanas”, informó. En los adultos, la evaluación debería incluir la historia clínica, los datos socio-económicos, psicosociales y el estilo de vida que ayudan a detectar posibles deficiencias/excesos y a conocer los factores que influyen en los hábitos alimentarios.
También al hacer una consulta, se puede elaborar la historia que permite conocer el patrón de consumo de alimentos e identificar alteraciones en la alimentación antes de que aparezcan signos clínicos por deficiencia o exceso, y se tienen en cuenta parámetros antropométricos y técnicas complementarias, que permiten diagnosticar, evaluar y controlar la evolución de la composición corporal, evalúa el tamaño y la proporción entre talla y peso, masa muscular, tejido graso y estructura ósea. El profesional de la salud puede indicar qué comer en base a las necesidades de cada persona y no basándose en la prohibición.
6- Lo ideal es planificar la alimentación como una actitud de cuidado con la salud
Para bajar de peso, “implica modificar hábitos y lleva tiempo”, dijo a Infobae Marianela Ackermann, integrante del grupo Obesidad de la Sociedad Argentina de Nutrición. Es necesario entonces invertir tiempo en planificar y cocinar incluyendo más frutas y verduras. Hay montón de recursos de buenos procesados, o de congelados.
“La disponibilidad es la medida del consumo. Por lo cual, tener disponibles fuentes con frutas frescas ya lavadas, estimula el consumo”, agregó. “Como no hay un alimento que cubra todas las necesidades, se recomienda ir variando el tipo de frutas y verduras que se van adquiriendo cada semana para que no se genere aburrimiento. También hay que considerar que las verduras se pueden preparar en hamburguesas vegetales, calabazas rellenas, brochettes de verduras, lasagnas de verduras, que son apetitosos desde lo visual y desde el sabor”, señaló Ackermann. También los vegetales se pueden asar, especialmente en invierno, y se pueden usar como guarnición.
Desde el punto de vista del campo de la nutrición, se sugiere adoptar los hábitos de una buena alimentación desde una posición de “autocuidado”. Para Uriarte, hay que pensar que se come bien porque la persona se respeta, se cuida y que estar lo más saludable el mayor numero de años posible y tiene repercusión en el peso.
Un error común es fijarse lograr un determinado peso como objetivo. Porque el peso no es el único marcador de éxito. Puede haber una variación de dos kilos de peso en una misma persona en el mismo día, con lo cual si se juega todo a una misma carta se puede fallar. Se puede estar dejando de lado otros marcadores de éxito como tener mejores digestiones, cansarse menos, tener una mejor piel o pelo. Además el cambio físico no depende solo de lo que comemos y del deporte que hacemos, también de cómo gestionamos el estrés, cómo descansamos; unas variables que también afectan a la hora de perder grasa y muchas veces no se tienen en cuenta.
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