La vida en la ciudad cada vez es más acelerada y está repleta de estímulos. Esto conlleva a que las personas les sea difícil encontrar un equilibrio entre el tiempo de ocio y las obligaciones. Un reciente estudio científico revela que residir cerca del mar o la playa no solo implica paisajes impresionantes, sino que también está vinculado a niveles más altos de felicidad.
Estudio de la Universidad de Michigan
El estudio que se llevó a cabo por la Universidad de Michigan, en Estados Unidos, señala que las personas que viven cerca del mar son más felices y su salud mental es mejor. Los resultados de la investigación sugieren que experimentan niveles más altos de felicidad en comparación con aquellas que viven tierra adentro.
Según la investigación, la proximidad al mar tiene efectos psicológicos y fisiológicos significativos. Por ejemplo, la exposición regular al sonido de las olas, la brisa marina y la amplia extensión del horizonte azul se asocian con la reducción del estrés y la ansiedad.
Estos elementos, presentes de manera constante en la vida de quienes habitan en la costa, contribuyen a un estado mental más relajado y una sensación general de bienestar. La posibilidad de disfrutar de actividades al aire libre, como paseos por la playa, deportes acuáticos y simplemente contemplar el mar, se traduce en una mayor satisfacción personal, argumentan.
La conexión emocional con el entorno marino también desempeña un papel crucial. La sensación de libertad y la conexión con la naturaleza fomentan un estilo de vida activo y saludable, lo que a su vez contribuye a una mayor felicidad. Además, explica la investigación, la presencia de iones negativos en el aire cerca del mar se ha relacionado con la mejora del estado de ánimo y la reducción de la fatiga. Estos iones, generados por la acción del agua y el viento, pueden tener efectos positivos en la función cerebral y la vitalidad.
Amber L. Pearson, profesor asistente de geografía de la salud y miembro de la red de ciencias del agua que que participó del estudio de la Universidad de Michigan, detalló el vínculo entre la salud y la visibilidad del agua: “El aumento de las vistas del espacio azul se asocia significativamente con niveles más bajos de angustia psicológica; sin embargo, no encontramos eso en los espacios verdes”.
Estudios en Nueva Zelanda
Un estudio realizado en Wellington, Nueva Zelanda, también apoya estos hallazgos. La investigación, publicada en la revista Health & Place, utilizó datos topográficos y estudió la visibilidad del mar y los espacios verdes desde ubicaciones residenciales. Para medir los niveles de estrés y angustia, analizaron datos de la encuesta de salud realizada en Nueva Zelanda, utilizando la escala de Kessler.
La investigacion de Matt McNulty, publicado en 2019, revela que vivir cerca de cuerpos de agua como lagos, océanos o ríos, tiene numerosos beneficios terapéuticos. Según el biólogo marino Dr. Wallace J. Nichols, autor del libro “Blue Mind”, vivir cerca del agua puede aumentar significativamente la felicidad y reducir la ansiedad. Nichols argumenta que la proximidad al agua induce un estado meditativo llamado “Blue Mind”, que promueve la calma y la felicidad.
Estudios en Reino Unido
Investigadores del Reino Unido, en un estudio realizado por la Universidad de Exeter, encontraron que las personas que viven a menos de un kilómetro de la costa tienen un 22% menos probabilidades de experimentar problemas de salud mental en comparación con quienes viven a más de 50 kilómetros. Incluso, aquellos en situación económica desfavorable que residen cerca del agua tienen un 40% menos de probabilidades de sufrir problemas mentales.
El autor de la investigación, Christopher Winter, en su libro “The Sleep Solution”, sugiere que dormir cerca de la naturaleza, especialmente cerca del agua, mejora la calidad del sueño. Los sonidos del agua, como la lluvia o las olas, son frecuentemente utilizados en máquinas de ruido blanco para ayudar a las personas a dormir mejor. White enfatiza que “el agua es una medicina” y debe estar accesible para todos.