Por qué correr lento podría ser incluso más beneficioso que correr rápido

Nuevos estudios revelan que la práctica de ejercicio a menor velocidad puede proporcionar beneficios cardiovasculares y musculares significativos, desafiando la creencia popular

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Correr lento ofrece una serie de ventajas que pueden superar los beneficios de correr rápido.
Correr lento ofrece una serie de ventajas que pueden superar los beneficios de correr rápido.

Correr lento puede ofrecer numerosos beneficios para la salud y el rendimiento físico, que a menudo se pasan por alto en comparación con correr rápido. Esta forma de ejercicio, conocida como “correr a ritmo conversacional”, permite que el cuerpo se adapte gradualmente al ejercicio, reduciendo el riesgo de lesiones al minimizar el impacto sobre las articulaciones.

Además, correr a baja intensidad facilita la quema de grasas, mejora la resistencia cardiovascular y fortalece el sistema inmunológico. A nivel mental, proporciona una oportunidad para disfrutar del entorno, aliviar el estrés y fomentar una sensación duradera de bienestar. Explorando los beneficios de correr lento, podemos descubrir una manera efectiva y sostenible de mantenernos activos y saludables.

El movimiento de correr despacio está ganando popularidad, desafiando la idea de que “sin dolor, no hay ganancia”. Este enfoque implica correr a un ritmo pausado que permite mantener una conversación, llevando la frecuencia cardíaca al 60-70% del máximo, según explicó Rebecca Robinson, consultora en medicina deportiva, en New Scientist.

Steve Haake de la Universidad Sheffield Hallam explica que el gasto energético al correr aumenta linealmente con la velocidad. Por fin, al correr despacio se necesita más tiempo para gastar la misma cantidad de energía que al correr rápido. Esto se traduce en beneficio para la salud cardiovascular y mental sin forzar el cuerpo a su límite.

La investigadora Robinson agregó que correr despacio permite un mejor metabolismo de grasas, ya que el cuerpo puede utilizar el oxígeno disponible de manera más eficiente. A mayor velocidad, el cuerpo recurre a procesos anaeróbicos, quemando carbohidratos y proteínas en lugar de grasas.

Además, correr a un ritmo lento puede fomentar el desarrollo del músculo cardíaco, reducir la frecuencia cardíaca en reposo y disminuir la presión arterial. Según un estudio de 2022 que analizó la salud cardiovascular de más de 116.000 adultos estadounidenses, la actividad física moderada tiene más beneficios a largo plazo para el sistema cardiovascular en comparación con el ejercicio vigoroso.

Otro estudio de 2020, centrado en corredores de maratón primerizos, encontró que entrenar y completar la carrera, incluso a un ritmo lento, redujo el envejecimiento biológico del sistema cardiovascular en cuatro años. Estos beneficios son aún más notables en corredores lentos, quienes experimentan una mayor disminución del endurecimiento relacionada con la edad de la aorta.

Correr a baja intensidad facilita la quema de grasas, mejora la resistencia cardiovascular y fortalece el sistema inmunológico.
Correr a baja intensidad facilita la quema de grasas, mejora la resistencia cardiovascular y fortalece el sistema inmunológico.

Robinson también explicó que correr despacio permite obtener beneficios mentales significativos. Este tipo de ejercicio permite estar más conscientes de los propios sentimientos y de la naturaleza circundante, facilitando la conexión social y mejorando el bienestar mental.

El artículo resalta que incluso los atletas de élite integran el entrenamiento en zona 2 a su rutina. Corredores de larga distancia pasan aproximadamente el 80% de su entrenamiento corriendo despacio para obtener una base de preparación física adecuada. Como señaló Robinson, “Permite la recuperación entre entrenamientos más duros y evita sobrecargar la capacidad de adaptación del cuerpo”.

Finalmente, la práctica de correr despacio no solo contribuye a una mejora física y mental, sino que también puede aumentar la longevidad. Esta ofrece una metodología sostenible y efectiva de mantenerse en forma, agregando valor a la vida de corredores de todos los niveles.

Correr lento ofrece una serie de ventajas que pueden superar los beneficios de correr rápido. Para reducir el riesgo de lesiones y mejorar la quema de grasas, correr a un ritmo moderado permite mantener una práctica de ejercicio sostenible a largo plazo. Además, fortalece el sistema cardiovascular, mejora la resistencia e invita a un enfoque más disfrutable y menos estresante del ejercicio físico. Adoptar esta modalidad puede ser una estrategia efectiva para aquellos que buscan un equilibrio entre salud, rendimiento y bienestar general. Correr lento puede proporcionar una serie de beneficios físicos y mentales que lo hacen una opción ideal para aquellos que buscan una forma de ejercicio sostenible y equilibrada.

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