La naturaleza siempre ha sido una fuente inagotable de recursos para la humanidad. Uno de esos regalos, sin dudas, es la miel, un producto natural que, además de ser delicioso, ofrece múltiples bondades para el cuerpo humano. Producida por las abejas en sus panales, esta dulce sustancia tiene propiedades que van más allá de su característico sabor.
Uno de los principales beneficios de la miel es que ayuda a controlar los niveles de azúcar en la sangre. Esto se debe a que contiene fructosa, un tipo de hidrato de carbono que también se encuentra en algunas frutas. La fructosa se almacena principalmente en el hígado y, desde allí, regula los niveles de glucosa que el cuerpo necesita.
En tanto, este producto alimenticio puede ser una excelente fuente de energía para realizar deportes de larga duración debido a sus azúcares de rápida absorción como la glucosa y la fructosa. Esta energía, combinada con otros factores, puede mejorar el rendimiento deportivo.
Por otro lado, la miel es rica en antioxidantes y, en algunos casos, contiene una alta concentración de elementos como flavonoides, fenoles, enzimas y ácidos orgánicos. Los cuales pueden ayudar a reducir el riesgo de enfermedades cardíacas, accidentes cerebrovasculares y ciertos tipos de cáncer. También puede ayudar a reducir los niveles de triglicéridos y colesterol malo en la sangre.
Según los expertos de Mayo Clinic, “existen alrededor de 320 tipos diferentes de miel, que varían en color, aroma y sabor. La miel está compuesta principalmente por azúcar, así como por una mezcla de aminoácidos, vitaminas, minerales, hierro, cinc y antioxidantes. Además de usarse como edulcorante natural, se usa como antiinflamatorio, antioxidante y agente antibiótico. Las personas suelen usar la miel por vía oral para tratar la tos y, en forma tópica, para tratar quemaduras y favorecer la curación de las heridas”.
“Los antioxidantes de la miel podrían estar asociados con una reducción en el riesgo de enfermedad cardíaca. Además, la evidencia sugiere que podría ayudar a prevenir trastornos del tubo gastrointestinal, como la diarrea relacionada con la gastroenteritis. Y otras investigaciones sugieren que podría tener beneficios antidepresivos, anticonvulsivos y contra la ansiedad. En algunos estudios, asimismo, se ha comprobado que también ayuda a prevenir los trastornos de la memoria”, señalaron desde Mayo Clinic.
Y aclararon que, “por lo general, la miel es segura para los adultos y para los niños mayores de un año. De todos modos, hay que evitar darles a bebés menores de 1 año”.
Anteriormente, Infobae conversó con la licenciada en nutrición Jessica Lorenzo (MN 2295), quien señaló: “La miel aporta un cantidad de carbohidratos de rápida absorción que se denominan genéricamente azúcares (glucosa y fructosa). La ventaja es que esos carbohidratos se absorben rápidamente y dan energía del mismo modo, algo que los deportistas necesitan durante el ejercicio: energía rápidamente disponible. Entre el 70% y el 80% de la miel está compuesta de carbohidratos, es decir que no aporta grasas ni proteínas”.
A pesar de estos beneficios, la miel puede no ser adecuada para todos, sobre todo si el consumo es excesivo o no controlado en personas con condiciones como la diabetes o el sobrepeso. Esto sucede porque tiene un alto índice glucémico y puede tener un efecto similar al azúcar en los niveles de glucemia.
Más allá de su uso en la alimentación, las abejas, productoras de miel, desempeñan un papel crucial en el equilibrio de los ecosistemas. A través de la polinización, contribuyen al mantenimiento y reproducción de una gran variedad de plantas. Según datos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), casi el 90% de las plantas florales dependen de las abejas para su reproducción.
Además, el 75% de los cultivos alimentarios del mundo se benefician de estas especies polinizadoras. Sin embargo, la ONU ha expresado su preocupación por las crecientes tasas de extinción de las abejas. Se estima que de las 20 mil especies existentes, muchas están en peligro, lo que subraya la importancia de preservar estos insectos vitales.
Cómo distinguir si la miel es pura
La miel pura es el producto directo de las abejas, sin ninguna adición posterior. Es lo que se extrae directamente de la colmena y se envasa para su consumo. Si la miel ha sido sometida a un proceso de pasteurización a 63 grados, ya no se considera pura y no tiene los mismos beneficios para la salud, aunque se evitan otros problemas relacionados con agentes que pueden ser nocivos.
Hay varias pruebas que pueden ayudar a diferenciar estos dos productos. Por ejemplo, al voltear el tarro, si la burbuja que se forma se mueve lentamente, es probable que sea miel pura. Por otro lado, con el tiempo, la miel pura tiende a cristalizarse, volviéndose dura, mientras que la adulterada mantiene una consistencia almibarada. Otra prueba casera implica usar el microondas: al calentar la miel en un plato, si se endurece, es probable que sea de buena calidad, pero si permanece líquida, podría no serlo.