Es muy importante que mejoremos la calidad de nuestra alimentación y nuestro vínculo con la comida si queremos cuidar nuestra salud.
Aunque muchas veces se dice que las personas no pueden llevar una buena alimentación por no tener un presupuesto adecuado, y eso muchas veces es verdad, más en estos tiempos difíciles que estamos viviendo, no todo depende de lo económico, se puede resolver de otras maneras.
Hay algunas cosas que podemos hacer para aprovechar mejor nuestros alimentos aptos para todos los bolsillos. Te voy a dar algunos ejemplos que se pueden incorporar a las rutinas alimentarias sin la necesidad de gastar mucho dinero.
- Agrégale jugo de limón a las hojas verdes. Como las hojas verdes tienen hierro en una forma llamada “NO HEM”, si le agregamos una fuente de vitamina C mejoramos su biodisponibilidad. O sea, nuestro cuerpo puede absorber mejor el hierro presente en los alimentos.
- También podés reemplazar la sal por especias. Las personas consumimos el triple de la sal que deberíamos. Más allá de que la mayor cantidad de sodio que consumimos proviene de alimentos procesados, podemos cocinar con menos sal.
Acostumbrarse lleva tiempo, es un proceso. Te dejo una estrategia para que puedas hacerlo gradualmente: buscá un pimentero vacío, llénalo hasta la mitad con sal y la otra mitad con especias que te gusten, como por ejemplo tomillo, orégano, pimienta, cilantro, romero, mezclá y empezá a utilizarlo para salar las comidas. Así, de a poco, vas bajando la cantidad de sal y sumando más especias.
- Agregá semillas a las comidas. Dos cucharaditas al día de semillas de chía o amaranto o sésamo o lino.
Activalas previamente, dejándolas sumergidas en un vaso de agua unas horas. De esta manera se hacen más digeribles y de una forma muy económica estas agregando fibras a tu alimentación.
- Empezá tus comidas con un vaso de agua. Está demostrado que tomar un vaso de agua antes de cada comida favorece la pérdida de peso, disminuye la sensación de hambre, mejora la digestión y la correcta absorción de nutrientes.
- Usá el aceite en crudo. Cuando lo exponemos a altas temperaturas, se satura y se vuelve perjudicial. Por eso, siempre que puedas utilizalo en crudo. De esta manera, aprovechás mejor sus propiedades antioxidantes y la vitamina E.
Aceite de girasol, oliva y maíz aportan diferentes ácidos grasos protectores para la salud. Todos son buenos Pero ojo, medilo. La recomendación es hasta 2 cucharadas al día por persona.
- Método de cocción. Preferible que sea al vapor, a la plancha o al horno que hervido o frito. De esa forma, evitas pérdida de nutrientes y conservas las propiedades de cada alimento disminuyendo la cantidad de grasas agregadas.
- En vez de jugo de frutas, la fruta entera. Cuando preparamos un jugo, por ejemplo, de naranjas, concentramos el azúcar de las frutas. En cambio, al consumir la fruta entera, estás aprovechando también todos los beneficios de la fibra.
- Fortificá con calcio en forma casera. Las mujeres argentinas consumimos poco más de la mitad del calcio que deberíamos, por una cuestión económica y también de costumbres. Una forma más económica de fortificar con calcio es agregar cucharaditas de leche en polvo a postrecitos, rellenos, salsas, panes y diferentes preparaciones caseras. Además, estarás fortificando con proteínas, vitamina A y D.
Estas son algunas estrategias que podés probar, existen un montón más. No significa que tengas que incorporar todas juntas. Podes probar de a una y evaluando cómo funciona.
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