“Todo me tienta, ¿qué hago?”, es una de las preguntas más comunes que se suelen hacer las personas ante días de mucho estrés y ansiedad, donde todos los alimentos son sinónimo de tentación.
Dulce, salado, frío, caliente, te la pasás comiendo, picoteando, pero casi sin sentir el sabor, sin disfrutar y muchas veces hasta con cierta culpa.
Básicamente, eso no es hambre ni ganas de comer. Eso es utilizar la comida como estrategia para tapar emociones que no nos gustan. Puede ser ansiedad, estrés, angustia, miedo, tristeza, bronca. A muchas personas les cuesta trabajar con sus emociones de forma correcta y satisfactoria, por eso el comer por ansiedad es un problema tan frecuente.
Muchos pacientes me preguntan: ¿qué puedo comer cuando estoy ansiosa/o y que no engorde? Mi respuesta es siempre la misma. Ninguna. No tapes emociones con comida. Las emociones son una forma de guiarnos sobre lo que nos está pasando. Podemos darnos el lugar para sentirlas, identificarlas y atravesarlas.
Si comemos emocionalmente, estamos dejando una huella en nuestro cerebro, para que la próxima vez automáticamente repitamos la conducta. Tenemos que reemplazarla con una nueva conducta, más sana. Eso lleva práctica y tiempo.
Estrategias para evitar el picoteo, detenerse un segundo y pensar:
- ¿Tengo hambre? ¿Si? ¿No? ¿Por qué estoy comiendo?
- Es esencial no reprimir y guardar las emociones negativas, sino percibirlas como señales internas de que hay algo que debemos cambiar
- Si tengo alguna emoción que me incomoda, ¿qué otra actividad puedo hacer para sentirme mejor que no sea comer?
- Tratá de dormir 8 horas, ya que no dormir lo suficiente aumenta el nivel de cansancio y ansiedad, aumentando los niveles de cortisol que a su vez, genera más ganas de comer.
- Movete más. Siempre digo lo mismo, si no hacés nada, no pienses en empezar a full. Movete con las tareas cotidianas. Subí y bajá las escaleras, dejá el auto estacionado a un par de cuadras, sacá a pasear al perro, baila, caminá. La actividad física ayuda, entre otro montón de beneficios a aumentar los niveles de dopamina, que es una hormona que nos da bienestar.
- Hacé las 4 comidas principales, en horarios flexibles pero asegúrate de no saltearlas. Eso hará que además no acumules hambre y puedas elegir mejor los alimentos.
- No olvidar de tomar más agua. Hidrátate constantemente, mucho más ahora que empieza el calor. Lo más conveniente siempre es el agua, pero también podés incluir infusiones con moderación y sin azúcar como aguas saborizadas caseras, gelatinas light, frutas y verduras. El agua muchas veces, puede ayudar a atenuar esa sensación de comer por ansiedad y te da ese tiempo que necesitás para reconocer la emoción y cambiar la conducta.
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