Hace unos 20 años, a Claudia Lescano le diagnosticaron una tiroiditis (inflamación de la glándula tiroides) de origen infecciosa, una afección que se manifiesta, entre otros síntomas, por los calambres musculares, la intolerancia al frío, el estreñimiento o la bradicardia. Y fundamentalmente, por el aumento de peso.
A partir de su condición, comenzó a interiorizarse más acerca del metabolismo. La invadió la curiosidad sobre por qué hay personas que no comen nada e incrementan de peso y, por el contrario, hay individuos que experimentan totalmente lo opuesto. Y en particular, se adentró en la relación de las enfermedades metabólicas con un mayor porcentaje graso.
Por aquel entonces, Lescano ya era instructora física, por lo que le surgió la idea de unir sus dos focos de interés: "De qué me vale gastar a la persona para que tenga una vejez pésima, si lo que el ser humano quiere es vivir plenamente y feliz, sin problemas de salud", comentó a Infobae. Y agregó: "Estudié, hice la licenciatura y mi tesis fue en relación a cómo a través del ejercicio físico podíamos variar el TSH (o tirotropina), que es un marcador de las gándulas tiroides".
El contexto la impulsó a desarrollar un sistema de ejercitación distinguido. Durante 10 años, la licenciada en preparación física y alto rendimiento, se enfocó en diseñar el Fit Up, el primer entrenamiento especializado cuyo objetivo principal es mejorar la sensibilidad insulínica.
Este sistema está orientado a prevenir las enfermedades metabólicas, como por ejemplo la hipercolesterolemia, la hiperglucemia, la hipertensión arterial o la disfunción tiroidea.
La premisa para su creación fue mejorar la resistencia a la insulina, que es una deficiencia metabólica genéticamente determinada en que el cuerpo no puede utilizar la insulina de forma eficiente; una pérdida que impide que el músculo capte la glucosa, atentando contra la producción de energía.
"Cuando se crea esta resistencia, el músculo pierde la capacidad de tomar la glucosa como combustible para el cuerpo. Y después de una resistencia insulínica, ya viene la diabetes tipo 2", dijo.
Se trata de un protocolo de acondicionamiento integral, aeróbico, anaeróbico y muscular, que -explicó la especialista- al mantener la glucosa y la insulina en un rango adecuado, se convierte en un tipo de entrenamiento que indefectiblemente ayuda a adelgazar. "Porque no hay manera de formar grasa si no tenés exceso de estos dos indicadores", explicó.
Las rutinas son adaptadas a la condición física actual del alumno, priorizando el cuidado de su salud. "Los ejercicios deben estar sujetos a la condición física de quien los va a realizar, porque para lograr progresivamente estos cambios hormonales justamente hay que variar las intensidades, según lo que necesita cada persona", apuntó la experta.
Evaluando su impacto a lo largo del tiempo con una endocrinóloga, son alrededor de 70 modalidades de ejercicios que requieren una gran demanda de glucosa. Principalmente, se utiliza la bicicleta estática como herramienta de trabajo. Pero además se incluyen materiales como bandas elástica, escaleras de suspensión, plataformas inestables, pelotas de diferentes tamaños y pesos, steps o pesas rusas.
La instructora presentó tres ejercicios de los que pueden componer una rutina estándar. En este caso, son variantes realizadas con disco y empleadas a partir del propio peso corporal, enfocadas en la fuerza y en movimientos amplios que involucren gran cantidad de masa muscular.
Los resultados no son típicos y pueden variar de persona a persona.
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