La amistad es una fuente crucial de apoyo y bienestar que puede tener un impacto significativo en la salud física y mental de las personas. Según diversos estudios y publicaciones de instituciones como Mayo Clinic, las relaciones sociales consolidadas pueden reducir el riesgo de padecer problemas de salud importantes, como la depresión, la hipertensión arterial y un índice de masa corporal (IMC) poco saludable.
El establecimiento y mantenimiento de amistades puede ser un desafío para algunos adultos, quienes a menudo encuentran difícil equilibrar las responsabilidades laborales, el cuidado de los hijos y la atención a padres mayores. A medida que se envejece, las prioridades cambian, y el tiempo disponible para cultivar relaciones sociales disminuye.
Sin embargo, el esfuerzo dedicado a las relaciones sociales puede ser sumamente gratificante, proporcionando apoyo emocional en momentos difíciles como enfermedades graves, pérdidas o rupturas. Las amistades fomentan el sentido de pertenencia, mejoran la autoestima y nos ayudan a enfrentar el estrés diario.
Investigaciones han demostrado que los adultos mayores con fuertes vínculos sociales tienen una mayor probabilidad de longevidad.
Según un meta-análisis de 2010 realizado por Doctor Vivek Murthy, entonces Cirujano General de EEUU, encontró que “las conexiones sociales fuertes aumentan las posibilidades de supervivencia en un 50%”, en comparación con aquellos que carecen de estos vínculos.
Además, la soledad y el aislamiento pueden aumentar el riesgo de muerte prematura en un 26% a 29%, comparable con los efectos de fumar 15 cigarrillos al día, según un informe del cirujano general de EEUU. La interacción social regular actúa como un amortiguador contra los efectos negativos del estrés y otros retos de la vida.
Otro beneficio claro de la amistad se ve en la reducción del estrés. El apoyo emocional de los amigos es vital para el bienestar mental, ayudando a enfrentar diversos retos y proporcionando confort en tiempos difíciles. A través de actividades compartidas y conversaciones profundas, los amigos nos ayudan a desconectar de las preocupaciones cotidianas, aportando una perspectiva diferente y valiosa.
Los beneficios de la amistad no se limitan solo a la salud mental; también mejoran la salud física. Las personas con una red sólida de amigos tienen un menor riesgo de desarrollar enfermedades crónicas, como enfermedades cardíacas y accidentes cerebrovasculares.
El apoyo social tiene un efecto protector, alentando comportamientos saludables y proporcionando un sistema de apoyo que puede ser vital en momentos de necesidad. “Las amistades y la conexión social no solo son buenas para el alma: son literalmente buenas para la salud”, aseguró a la publicación CQ, la doctora Neha Chaudhary, psiquiatra del Hospital General de Massachusetts y directora médica de Modern Health
La calidad de las amistades es más importante que la cantidad. Aunque tener una red diversa puede ser beneficioso, las relaciones cercanas y valiosas son las que realmente ofrecen un mayor sentido de pertenencia y bienestar, proporcionando apoyo tanto en buenos como en malos momentos.
Este tipo de amistades, a las que David Brooks de Harvard se refiere como “amistades virtuosas”, son esenciales para nuestro crecimiento emocional y personal. Estas relaciones permiten ser auténticos y vulnerables en un entorno seguro y de confianza. Una amistad de calidad puede ofrecer un refugio contra la adversidad, permitiendo la expresión sin temor al juicio.
Los niños también se benefician enormemente de las amistades, ya que estas juegan un papel crucial en su desarrollo social y emocional. Según la Escola De Salut, el espacio de información, divulgación científica del prestigioso Hospital Sant Joan de Déu, cuanto más pequeños sean los niños a la hora de empezar a tener amigos, más probable es que mantengan relaciones de amistad en edades posteriores.
En la adolescencia, las amistades suelen tener una importancia aún mayor, ayudando a los adolescentes a formar su identidad y proporcionando apoyo mutuo. El aprendizaje social temprano sienta las bases para habilidades interpersonales saludables y duraderas.
Según Escola De Salut, durante la edad escolar, los niños eligen amigos con los que comparten intereses y similitudes. Estos amigos proporcionan una fuente crucial de apoyo emocional y práctico, ayudándolos a sobrellevar los desafíos de la vida escolar y social.
La formación de grupos entre niños y adolescentes es un fenómeno natural, proporcionando un sentido de pertenencia que puede influir en su bienestar emocional. Los grupos reflejan muchos de los problemas que existen en cualquier relación social, incluida la inclusión, la exclusión, la conformidad y el rechazo. Ese medio cuenta que pertenecer a un grupo puede proporcionar un sentimiento de pertenencia, pero no formar parte de uno puede ser motivo de preocupación para algunos niños, incrementando el riesgo de sentimientos de rechazo o ser víctimas de acoso. Estos patrones sociales iniciales pueden tener efectos duraderos en la autoimagen y la capacidad para formar relaciones futuras.
La amistad tiene un valor incalculable en la vida de las personas, proporcionando beneficios emocionales, sociales y de salud física. La inversión en construir y mantener relaciones de amistad puede resultar en una vida más plena y saludable, disminuyendo el riesgo de múltiples problemas de salud y mejorando la calidad de vida en general. Ya sea en la infancia o en la vejez, las amistades juegan un papel esencial en el bienestar general, ofreciendo apoyo, alegría y una red de seguridad emocional que nos ayuda a enfrentar los desafíos y a celebrar los éxitos.
Cuál es la cantidad de amigos que se puede tener, según la ciencia
Desde la década de los noventa, el antropólogo Robin Dunbar ha dedicado su carrera a estudiar las relaciones humanas, desarrollando la hipótesis de que el cerebro humano solo puede gestionar entre 100 y 250 relaciones.
Esta teoría, conocida como “número de Dunbar”, ha sido corroborada por su más reciente publicación. Dunbar detalla que estas relaciones se distribuyen según la cercanía emocional con cada persona, basándose en el concepto de “cerebro social”, que comprende diferentes niveles de relaciones.
La nueva investigación de Dunbar revela que, en promedio, una persona puede mantener cerca de 4,1 amigos muy íntimos, un número que anteriormente se estimaba en cinco. “Aunque durante mucho tiempo aseguré que solo éramos capaces de tener cinco amigos muy íntimos, nuestro nuevo estudio acota este número a 4,1,” señaló Dunbar en entrevista con La Vanguardia.
Círculos de amistad de Dunbar:
- Primer círculo: 5 seres queridos.
- Segundo círculo: 15 buenos amigos.
- Tercer círculo: 50 amigos de verdad.
- Cuarto círculo: 150 contactos significativos.
- Quinto círculo: 500 conocidos.
- Sexto círculo: 1.500 personas con las que se puede llegar a tener alguna interacción.
Estas cifras reflejan la capacidad del cerebro humano para gestionar relaciones sociales con diferentes grados de intensidad. “Nuestro cerebro está configurado para mantener un número limitado de relaciones significativas,” explica Dunbar. La investigación destaca que, mientras mayor sea el círculo de relaciones, menor es la intensidad emocional y el tiempo dedicado a cada una de ellas.
Es relevante mencionar la diferencia entre personas extrovertidas e introvertidas respecto a la gestión y el número de relaciones. Según Dunbar, los extrovertidos pueden gestionar una red social más amplia, aunque con una menor intensidad en cada relación. “Las personas extrovertidas tienden a tener una red más grande, pero las relaciones son menos profundas,” señala el estudio. En contraste, los introvertidos se concentran en un grupo más reducido, pero con nexos más estrechos e intensos.
Este nuevo estudio sobre el número de Dunbar ofrece una visión detallada de cómo las capacidades cognitivas humanas influyen en la estructura de nuestras redes sociales. Dunbar añade que la digitalización y el uso de redes sociales pueden haberse convertido en una extensión de nuestras capacidades naturales, pero no cambian los límites fundamentales de nuestro cerebro.
La teoría de Dunbar también propone que dentro de esos 150 conocidos significativos, solo una pequeña fracción (de aproximadamente 5 personas) puede considerarse como los amigos más cercanos y en los cuales dedicamos la mayoría de nuestro tiempo y esfuerzo emocional.