El “modo escasez” es un aspecto crucial del tratamiento contra el envejecimiento, pues la vida moderna nos ofrece un “modo abundancia” que enferma al cuerpo. A través del ayuno, la eliminación de los ultraprocesados de la dieta y el ejercicio físico como nuestros principales aliados, observaremos cómo ciertas privaciones activan las defensas contra el envejecimiento.
El concepto “supervivencia” (survival) planteado en mi libro Alarga tu esperanza de vida. Cómo la ciencia nos ayuda a controlar y revertir el proceso de envejecimiento, en el que además de poner al grueso de la población al día acerca de los asombrosos progresos en el desciframiento de los mecanismos químicos y orgánicos sobre los que actuar para prevenir el deterioro fisiológico prematuro, postulé la idea de incluir en la rutina diaria una serie de hábitos sencillos, como una alimentación saludable, ejercicio, exposición al frío, etc para alcanzar y garantizarse una vejez extendida y óptima.
Actualmente, tengo 53 años, y llevo por lo menos una década experimentando conmigo mismo, consumiendo drogas experimentales para ralentizar el envejecimiento de mi propio cuerpo, algo que me ha funcionado muy bien. De hecho se jacta de no tener arrugas ni canas.
Para entender las bases de este método, es necesario comprender al hombre actual como el responsable de “la rueda de ardilla tecnológica” en la que la humanidad se encuentra en los últimos seis millones de años “desde que los primeros antepasados tomaron un palo por primera vez y lo usaron como herramienta”.
Existen cuatro rasgos que componen la capacidad de la humanidad: el hombre es narrador, explorador, fabricante de herramientas y viajero en el tiempo y estos rasgos son diferentes a cualquier otro animal en el planeta.
Esos rasgos nos han llevado a un punto donde tenemos un mundo que en muchos aspectos es tan artificial que ninguno de nosotros puede sobrevivir en la naturaleza, y si bien tiene partes buenas, hay muchas cosas malas en el mundo en que vivimos. La degradación ambiental es sólo una de ellas, hay problemas con el sueño, con nuestra alimentación, etc.
Por eso, lo primero que planteo en mi libro es cómo la humanidad llegó hasta aquí. Lo segundo es qué hacemos ahora en esta situación en la que necesitamos más tecnología para salir de los problemas que hemos creado. Y lo tercero es qué podemos hacer como individuos para vivir una vida mejor.
Una vez que el hombre se subió a esta cinta caminadora es difícil bajar, una posible solución es que las personas usen los cuatro rasgos que trajeron a la humanidad hasta aquí para sacarlas de estos problemas que el mismo ser humano ha creado.
Cómo activar el circuito de la supervivencia
El modo supervivencia es muy importante para mantenerse sano en la juventud, pero en realidad sirve para mantener el cuerpo vivo cuando los tiempos son difíciles.
De hecho, según los componentes de mi ADN, que reflejan el proceso de envejecimiento, mi cuerpo es una década más joven de lo que sugiere el año en que nací. Pero no siempre fue así. Cuando tenía 30 años comía en exceso, bebía en exceso y tenía sobrepeso. Pero hacer cambios en el estilo de vida, como adoptar una dieta basada en plantas y eliminar la mayor parte del alcohol, marcó una gran diferencia en mi vida útil proyectada.
Mi edad biológica calculada ha estado disminuyendo durante la última década o más hasta un punto en el que se predice que viviré al menos una década más de lo que habría vivido si no hubiera hecho nada. Así que nunca es demasiado tarde.
Tras años de investigación, descubrí que hay siete genes de la longevidad en el cuerpo humano, a los que bautizamos “sirtuins”.
Los “sirtuins” son defensas naturales del cuerpo contra el envejecimiento.
Este grupo de genes responden a todo lo que las personas hacen, ya sea situaciones adversas, ejercicio o ayuno. Esos genes y las proteínas que fabrican perciben su entorno. Y cuando detectan posibles situaciones adversas o amenazas luchan para proteger y mantener el cuerpo a salvo, y consecuentemente más sano y vivaz, incluso cuando somos ancianos. Lo que hacen las sirtuinas es controlar esta estructura. Hacen muchas cosas, pero lo principal que creo que hacen para que vivamos más es controlar lo que se conoce como el epigenoma.
De allí viene el concepto de “circuito de la supervivencia”. Los genes son los componentes del circuito y perciben todo lo que nos rodea: la cantidad de carne que comemos, la temperatura, la glucosa en la sangre, el ejercicio, la energía social y responden cuando su cuerpo se ve amenazado”, explicó. Y amplió: “Si la persona se sienta y come mucha comida esos genes se volverán perezosos y se ocuparán de otras cosas que no ayudan a la longevidad. Así, alguien tiene hambre, cuando corre, eso es percibido como una amenaza. Si tiene mucho calor o mucho frío (y si pasa de calor a mucho frío de repente) todos esos son shocks en el cuerpo que encienden estas vías que nos mantienen más saludables por más tiempo.
Así es cómo realmente entendemos por qué la dieta y el ejercicio son saludables: son el encendido de estos sistemas de supervivencia. Lo que vemos es que cualquier cosa que no te mate lo que hace es volverte más fuerte y eso es lo que hago con mi vida; trato de mantenerme en un estado de indigencia y ciclar a través de estas adversidades que realmente no dañan mi cuerpo pero lo ponen en un estado de alerta máxima.
También tomo algunas “moléculas de longevidad” diferentes al día: la primera es el resveratrol, un suplemento hecho de un compuesto que se encuentra en el vino tinto; el siguiente es la metformina, un medicamento que se usa para tratar la diabetes tipo 2 y que supuestamente protege contra las enfermedades y alargan la vida al ayudar a controlar el azúcar en la sangre.
Finalmente, el más importante son los precursores de NAD+, que cuentan con abundante literatura científica y ayudan a brindar energía a las células y darle estabilidad al ADN al activar los “sirtuins”.
Asimismo, bebo una o dos matchas de té verde al día, preparados por mi pareja, la nutricionista y famosa chef Serena Poon. Tiene moléculas con propiedades antiinflamatorias, que previenen el cáncer, entre otras cosas.
En cuanto al estrés corporal al que me refiero, es celular. Un tipo de estrés que puede presionar a las células a través de la temperatura o la falta de nutrientes pero no es lo mismo que el estrés psicológico. Aunque se trate de la misma palabra son cosas completamente diferentes.
Esto quiere decir que un poco de estrés, siempre que no sea paralizante y provoque un deterioro físico, es útil para el organismo. Hacer cosas que generen adrenalina es bueno, pero no el estrés crónico. En un momento hay que ser capaz de calmarse; mucha gente usa el sueño, la meditación o el yoga para mitigar esos efectos negativos del estrés.
Por último, cuando hablo de ejercicio, no me refiero solamente a hacer una rutina de ejercicio físico, sino que estar activo y poner al cuerpo en modo supervivencia implica caminar y moverse más, elegir la escalera en lugar del ascensor y buscar siempre un estilo de vida más activo.
* El doctor David Sinclair es profesor del departamento de Genética y codirector del Centro Paul F. Glenn para la Biología de la Investigación del Envejecimiento en la Escuela de Medicina de la Universidad de Harvard
* Material extraído del libro Alarga tu esperanza de vida. Cómo la ciencia nos ayuda a controlar y revertir el proceso de envejecimiento (Lifespan) y de @DavidSinclairPodcast
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