La vejez es una etapa inevitable de la existencia: los años pasan para todos y para todas sin excepción. Atravesar por esta instancia de la vida no tiene por qué ser el peor final o relacionarse a una connotación negativa. En ese sentido, si bien el organismo humano asimila por naturaleza el transcurrir del tiempo, los hábitos cotidianos son esencialmente influyentes en el envejecimiento y en la longevidad. ¿Un ejemplo? Una persona adicta al tabaco no envejecerá igual que otra que no fuma. Según la Organización Mundial de la Salud, el cigarrillo mata a más de ocho millones de personas cada año: es responsable del 50% de todas las muertes evitables, la mitad de las cuales se deben a enfermedades cardiovasculares como ataques cardíacos y accidentes cerebrovasculares.
Así las cosas, los especialistas hacen especial hincapié en sostener costumbres lo más sanas posible para alargar la vida, como por ejemplo las caminatas. El médico clínico Luis Cámera (MN 51995) dialogó con Infobae y precisó: “Cuidar la salud vascular es una de las cosas más importantes. Los ejercicios aeróbicos como caminar es prolongan la expectativa de vida y retrasan la aparición de la discapacidad. Esto también debe estar complementado con asociado con no fumar, con no beber en exceso y no comer muchos hidratos carbono”.
Según Cámera, estos factores “ayudan a llevar una vida saludable. Entonces, el ejercicio aeróbico moderado es uno de los elementos más importantes para retrasar el envejecimiento y para prevenir enfermedades cardiovasculares y la aparición de la demencia”.
Calidad de vida
Por su parte, el médico cardiólogo y deportólogo Norberto Debbag (MN 51320) le dijo a Infobae: “La actividad física en la vejez es fundamental y es muy importante porque implica calidad de vida. Los humanos tenemos un aparato cardiovascular que con los años tiene cierto deterioro que puede estar dado por la hipertensión y combinado con la diabetes, con enfermedades del colesterol, tabaquismo, sedentarismo, etcétera. Estos son factores que nosotros los podemos mejorar y acondicionar”.
“Haciendo deporte, además, vamos a cuidar la estructura ósea que está dentro del hueso y vamos a reforzarla. Por supuesto, necesitamos complementar esto con vitamina D que proviene del sol, así que si las actividades se hacen al aire libre es mucho mejor incluso psicológicamente hablando”, agregó Debbag.
En segundo término, el profesional informó que al ejercitarse “mejora muchísimo la movilidad para trasladarse de un lugar a otro con cierta facilidad”, por lo que sugirió actividades como aquagym o bicicleta fija”.
La ciencia de la vejez
Recientemente, un estudio científico realizado por expertos del Centro para el Envejecimiento Activo y Saludable de la Universidad del Sur de Dinamarca encontró que caminar 10.000 pasos por día puede reducir a la mitad el riesgo de demencia. “Esta investigación representa una contribución importante para las recomendaciones basadas en el conteo de pasos que buscan la prevención de la demencia. Estas sugerencias tienen la ventaja de ser fáciles de comunicar, de interpretar y de medir. Asimismo, pueden ser particularmente relevantes para las personas que acumulan su actividad física de manera no estructurada o rutinaria”, indicaron los científicos a cargo del trabajo.
Borja del Pozo Cruz, uno de los autores de la investigación, aseveró: “Caminar se asocia con mejores condiciones vasculares, que es probablemente el camino más claro a través del cual los pasos pueden beneficiar a la demencia. Entonces, es probable que la demencia vascular sea la más prevenible a través de la actividad física”.
La demencia vascular a la que hace referencia Del Pozo Cruz tiene que ver con una serie de problemas cerebrales que afecta a la concentración, a la memoria y a los procesos orgánicos de pensamiento. Este cuadro es el segundo más frecuente en su tipo sólo después del Alzheimer. Los ejercicios aeróbicos que implican movimiento pueden, en este contexto, aumentar el flujo sanguíneo hacia el cerebro y mejorar sus funciones esenciales.
Según datos de la OMS, más de 55 millones de personas mayores de 65 años viven con enfermedades mentales en el mundo. A su vez, se estima que esta cifra puede aumentar a 78 millones para 2030 y a 139 millones para 2050. En relación a esto, el organismo mundial recomienda que los adultos mayores hagan al menos 20 minutos de ejercicio moderado o vigoroso al día.
En ese marco, Cámera sugirió comenzar con una caminata de 20 minutos diarios “y tratar de llegar a 45 minutos con una marcha relativamente rápida luego de varios meses de entrenamiento al menos tres veces por semana”. Es que este hábito, según el profesional, “tiene otros efectos porque te ayuda a pensar y a mejorar el estado anímico. Por ende, combate la depresión y eso también es un estimulante para estar bien. Cuando alguien se siente fuerte, entonces se siente bien y es un estimulo psicológico. Los cuadros depresivos son el principal problema en la post pandemia y el ejercicio puede aliviarlos”.
Anteriormente, el doctor Thomas Frieden, exdirector de los Centros para Control y Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) de Estados Unidos remarcó que caminar, esta “simple actividad que hemos estado haciendo desde que teníamos alrededor de un año, ahora se promociona como lo más parecido que tenemos a un fármaco maravilloso”.
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