- Un estudio científico advirtió que el estrés crónico altera la microbiota intestinal, y podría acelerar la progresión del cáncer colorrectal (CCR).
- El trabajo identificó que el estrés reduce las bacterias beneficiosas, especialmente del género Lactobacillus, esenciales para la defensa inmunitaria contra tumores.
- Expertos consultados por Infobae plantearon que el estrés agrava la sensibilidad digestiva en general y debilita el sistema inmunitario.
Lo esencial. Una investigación presentada en la United European Gastroenterology Week 2024 plantea que el estrés crónico afecta gravemente la microbiota intestinal, acelerando la progresión del cáncer colorrectal. Dirigido por el Dr. Qing Li, el estudio identificó que el estrés reduce las bacterias beneficiosas, especialmente del género Lactobacillus, esenciales para la defensa inmunitaria contra tumores. En diálogo con Infobae, la psiquiatra Elsa Costanzo enfatizó que el estrés influye en la microbiota y el funcionamiento digestivo, mientras que el gastroenterólogo Horacio Rubio advirtió que el estrés también afecta el sistema inmunitario y aumenta la sensibilidad digestiva, resaltando la importancia de la regulación emocional para la salud intestinal.
Un estudio ha planteado el impacto que el estrés crónico puede tener en la microbiota intestinal, algo que podría acelerar el avance del cáncer colorrectal (CCR). Esta investigación fue presentada durante la United European Gastroenterology Week 2024.
La investigación fue dirigida por el Dr. Qing Li, de la Universidad de Sichuan en Chengdu, China, quien explicó la metodología empleada para investigar la relación entre el estrés crónico y la microbiota intestinal en el CCR. “En nuestro estudio, utilizamos un cóctel de antibióticos (vancomicina, ampicilina, neomicina y metronidazol) para erradicar la microbiota intestinal, seguido de un trasplante de microbiota fecal para investigar si la microbiota intestinal era necesaria para que el estrés crónico acelerara la progresión del CCR”, afirmó Li.
Los resultados indicaron que el estrés crónico no solo provocó un crecimiento acelerado de los tumores, sino que también redujo significativamente las bacterias intestinales beneficiosas, especialmente las del género Lactobacillus, que son esenciales para mantener una respuesta inmunitaria eficaz contra el cáncer, de acuerdo a los expertos. “La progresión del cáncer colorrectal relacionada con el estrés se puede atribuir a una reducción de las bacterias intestinales beneficiosas, ya que esto debilita la respuesta inmunitaria del cuerpo contra el cáncer”, explicó Li.
Este descubrimiento destacó la importancia del Lactobacillus en la defensa del organismo frente al CCR. Según el Dr. Li, la eliminación de estas bacterias beneficiosas con el uso de algunos antibióticos afectó tanto a los ratones del grupo de control como a los que sufrían estrés. La reducción de Lactobacillus, observada en ambos grupos, resalta su papel crucial en la protección de la salud intestinal y su relación con la progresión del cáncer en situaciones de estrés prolongado.
Para profundizar en el estudio, los investigadores suplementaron a los ratones con Lactobacillus durante los periodos de estrés crónico, lo que resultó en una disminución en la formación de tumores. Esta intervención mostró una mejora significativa en la función inmunitaria de células que juegan un papel vital en la inmunidad antitumoral. “A través del análisis de heces, descubrimos que el Lactobacillus plantarum (L. plantarum) regula específicamente el metabolismo de los ácidos biliares y mejora la función de las células T CD8 +”, afirmó Li.
No obstante, también se encontraron con resultados inesperados durante el proceso. “Inicialmente, pensamos que L. plantarum podría mejorar la función inmunitaria antitumoral de las células T CD8 + al iniciar la producción de metabolitos, como sugieren hallazgos anteriores. Sin embargo, nuestras pruebas in vitro revelaron que el medio acondicionado de L. plantarum no estimuló significativamente a las células T CD8 + para producir dichos metabolitos clave. Esto indica que L. plantarum puede requerir sustancias en el entorno intestinal para mejorar la función antitumoral de las células T CD8 +”, explicó Li.
“La combinación de medicamentos antitumorales tradicionales con la suplementación con L. plantarum podría ser una estrategia terapéutica viable para pacientes con cáncer colorrectal relacionado con el estrés”, concluyó.
El estrés y el sistema digestivo
Horacio Rubio, gastroenterólogo y ex presidente de la Sociedad Interamericana de Endoscopía Digestiva, conversó con Infobae sobre los efectos del estrés en el sistema digestivo y su capacidad para alterar funciones clave. “El estrés puede afectar a todos los mecanismos que regulan las funciones del sistema digestivo. Desde hace siglos son conocidas las úlceras agudas gástricas en pacientes sometidos al maltrato o a quemaduras severas, por ejemplo”, explicó. Y señaló que algunas situaciones extremas pueden afectar el revestimiento del intestino, los movimientos intestinales y la secreción de sustancias necesarias para la digestión, como el ácido gástrico o las enzimas digestivas.
Rubio también subrayó el impacto del estrés en el sistema inmunitario: “Hay evidencias crecientes de que las células ligadas a la defensa inmunitaria podrían presentar modificaciones en número y propiedades”.
Además, recordó que todo el tracto digestivo posee capas de tejido muscular capaces de generar espasmos, contracciones y dolor, lo que puede intensificarse bajo estrés. “El estrés aumenta la sensibilidad al disminuir el umbral al dolor. Es como un estado de alerta y expectante que muchas veces hace sentir como dolorosos los eventos fisiológicos normales”, agregó.
Desde una perspectiva histórica, Rubio resaltó la relación entre el estrés y ciertas patologías digestivas: “Desde antaño se asocian algunas variedades de úlceras gástricas y duodenales con los eventos adversos de presentación súbita”. A su vez, el colon irritable, patología definida y comúnmente diagnosticada, también está vinculado estrechamente con factores emocionales y estados de estrés. “Muchos hemos experimentado episodios de urgencias intestinales ante un examen y náuseas ante situaciones conflictivas”, comentó.
Por último, Rubio explicó cómo el sistema nervioso autónomo, que regula los movimientos y el tono muscular del sistema digestivo, responde ante el estrés, modulando la respuesta del organismo frente a las exigencias del entorno. “El sistema nervioso autónomo encuentra una vía excepcional de expresar esta adaptación normal o exagerada en el aparato digestivo”, dijo.
La microbiota intestinal
Por su parte, Fabio Nachman (MN 96066), jefe del Servicio de Gastroenterología del Hospital Universitario Fundación Favaloro y expresidente de la Sociedad Argentina de Gastroenterología, apuntó en conversación con Infobae: “La microbiota intestinal es el conjunto de microorganismos, principalmente bacterias, que habitan en el intestino. Se trata de un ecosistema que cumple funciones clave para la salud. Regula y madura parte del sistema inmunológico, papel fundamental en la protección contra patógenos, colabora en la digestión de ciertos alimentos que el cuerpo no puede procesar solo, sintetiza vitaminas como la vitamina K, algunas del grupo B, neurotrasmisores, ácidos grasos de cadena corta como el butirato, clave para mantener la salud digestiva, del sistema nervioso central y cardiovascular”.
Nachman sumó: “Se puede alterar la microbiota intestinal a través del eje intestino-cerebro, que conecta el sistema nervioso central con el sistema digestivo. El organismo libera hormonas y neurotransmisores, como el cortisol y la adrenalina, que pueden afectar directamente a las bacterias del intestino, algo que puede generar un desequilibrio o disbiosis, con disminución de bacterias beneficiosas”.
“Esto puede afectar la permeabilidad intestinal, con el paso de fragmentos bacterianos al organismo conocidos como lipopolisacáridos, que atraviesan la barrera intestinal, activan el sistema inmune y favorece una respuesta inflamatoria de bajo grado, con repercusión no solo en la parte digestiva, sino en todo el organismo”, dijo el especialista.
Elsa Costanzo, médica psiquiatra (MN 105.493) y jefa del Servicio de Psiquiatría en Fleni, comentó en diálogo con Infobae: “El estrés tiene un impacto significativo sobre el tubo digestivo, sobre el sistema digestivo en general, y puede afectar su funcionamiento. Esto puede ir desde el aumento del pH gástrico o del ácido gástrico, hasta el aumento o la disminución de movimientos gastrointestinales, provocando aceleración o desaceleración del tránsito intestinal”.
En este contexto, la especialista explicó que el estrés puede desencadenar el síndrome de intestino irritable, trastorno que produce dolores abdominales, distensiones y cambios en los hábitos intestinales, y que “puede haber inflamación y cambios de la microbiota”. Costanzo también destacó cómo el estrés afecta la conducta alimentaria, al incidir en algunos casos en la ingesta excesiva y en otros, en la reducción del apetito, lo que podría derivar en trastornos como la anorexia o episodios de atracones. La médica subrayó que “afecta al sistema digestivo de múltiples maneras, alterando el funcionamiento de la microbiota y generando exacerbaciones de los trastornos preexistentes”.
Finalmente, Costanzo señaló que cuidar la microbiota mediante una dieta equilibrada y un estilo de vida saludable podría ser “una de las formas más efectivas de promover no solo la salud física, sino también el bienestar emocional y mental”.