La creciente prevalencia de la miopía es un fenómeno global que llamó la atención de organizaciones de salud y especialistas en oftalmología. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la previsión de que el 40% de la población mundial será miope para 2030 es una señal de alarma importante. Este aumento no está limitado a una región específica, pero algunos países como China vieron cifras más preocupantes, donde más del 80% de los adolescentes ya padecen miopía. Este fenómeno está vinculado a cambios en el comportamiento social y educativo de los niños, muchos de los cuales pasan menos tiempo al aire libre que generaciones anteriores, debido a factores como el aumento de la urbanización y el acceso temprano a dispositivos digitales.
En Estados Unidos, el porcentaje de personas con miopía aumentó del 25% en 1971 a casi el 42% en 2017, lo que representa un cambio dramático en menos de cinco décadas. Este incremento se vio reflejado especialmente en los niños, quienes desarrollan miopía a edades cada vez más tempranas. Esta tendencia global subraya la necesidad urgente de cambios en los hábitos diarios de los niños, tanto en el hogar como en el entorno educativo.
Causas del aumento de la miopía
Los investigadores llegaron a un consenso sobre el hecho de que los cambios en el estilo de vida de los niños son un factor clave en el aumento de la miopía. Mientras que en el pasado la miopía se atribuía principalmente a factores genéticos, ahora se sabe que los hábitos visuales juegan un papel determinante. La doctora Maria Liu, de la Universidad de California, Berkeley, explica que la combinación de demasiado tiempo en interiores y el uso excesivo de pantallas crea un entorno en el que los ojos de los niños se desarrollan de manera inadecuada.
Un factor crucial es el tiempo limitado que los niños pasan al aire libre. Según varios estudios, la luz natural es esencial para el desarrollo ocular saludable, ya que estimula la liberación de dopamina en la retina, lo que ayuda a regular el crecimiento del ojo. En cambio, cuando los niños pasan largas horas en interiores, mirando de cerca pantallas o libros, sus ojos tienden a alargarse más de lo normal, lo que provoca la aparición de la miopía. Este cambio en el comportamiento visual moderno contrasta con generaciones anteriores, que pasaban más tiempo jugando al aire libre, lo que podría haber protegido sus ojos de estos problemas.
Desarrollo temprano de la miopía
Los casos de miopía infantil se están presentando a edades más tempranas, lo cual es una tendencia alarmante. A medida que más niños pasan largas horas leyendo o utilizando dispositivos electrónicos, desarrollan miopía a edades tan jóvenes como los 4 o 5 años. Esta aparición precoz de la miopía es preocupante porque cuanto antes se desarrolle el trastorno, mayor será la probabilidad de que progrese a niveles más graves en la adolescencia o la adultez.
El caso de Harmony Yu, una niña de 7 años cuya miopía fue detectada tras pasar largas horas leyendo, es un ejemplo de cómo los hábitos visuales modernos están afectando a los niños. La madre de Harmony, Qing Cai, comentó que ella y su esposo pasaron una noche sin dormir tras recibir el diagnóstico, preocupados por las posibles consecuencias a largo plazo. Esta preocupación no es infundada, ya que los especialistas advierten que la miopía temprana puede llevar a problemas oculares graves como desprendimiento de retina, glaucoma o cataratas a medida que los niños envejecen. Por ello, es fundamental abordar la miopía desde sus primeras etapas, con intervenciones que puedan frenar su progresión.
Tratamientos para ralentizar la progresión de la miopía
Ante la creciente prevalencia de la miopía infantil, los especialistas están recurriendo a tratamientos innovadores que buscan frenar su progresión. Uno de los más prometedores es la ortoceratología o ortho-k, un método que implica el uso de lentes de contacto rígidos durante la noche. Estos lentes funcionan como un “retenedor” para los ojos, ya que remodelan la córnea mientras el paciente duerme, lo que no solo corrige la visión temporalmente, sino que también ralentiza el alargamiento del ojo, que es la causa subyacente de la miopía.
La doctora Liu, quien introdujo esta práctica en su clínica en Estados Unidos tras haberla conocido en China, vio resultados prometedores en sus pacientes. Otros tratamientos disponibles incluyen el uso de lentes multifocales como MiSight, aprobados por la FDA, que redirigen cómo la luz llega a la retina, ralentizando la progresión de la miopía en niños. Además, las gotas de atropina de baja dosis también se están utilizando para relajar el mecanismo de enfoque del ojo y así evitar el crecimiento excesivo del globo ocular.
Impacto de la pandemia de COVID-19
La pandemia de COVID-19 tuvo un efecto notable en la salud ocular de los niños debido al aumento del tiempo frente a las pantallas. Con el cierre de las escuelas y la transición al aprendizaje en línea, los niños pasaron más tiempo que nunca utilizando dispositivos electrónicos, lo que incrementó los casos de miopía. Investigaciones realizadas durante la pandemia demostraron que el tiempo limitado al aire libre y el aumento de las actividades digitales están fuertemente correlacionados con el desarrollo y la progresión de la miopía.
La reducción de las interacciones sociales presenciales y el aumento del uso de dispositivos para entretenimiento y educación afectaron particularmente a los niños más pequeños, cuyas habilidades visuales aún se están desarrollando. Según estudios citados en el Weston Contact Lens Institute, la falta de exposición al entorno natural durante la pandemia creó las condiciones perfectas para que la miopía progresara rápidamente.
Consejos para prevenir la miopía en niños
Dado el fuerte impacto que la miopía puede tener en la vida de los niños, los expertos desarrollaron una serie de estrategias para prevenir su aparición o ralentizar su progreso. La doctora Liu recomienda que los niños pasen al menos dos horas al día jugando al aire libre, ya que la exposición a la luz natural es esencial para un desarrollo ocular saludable. Además, se debe limitar el tiempo frente a pantallas, especialmente en niños menores de 10 años, quienes son más vulnerables a los efectos del uso prolongado de dispositivos.
Otra estrategia útil es la regla de los 20/20/20, que sugiere que los niños tomen un descanso de 20 segundos cada 20 minutos para mirar a lo lejos (aproximadamente 20 metros), lo que permite que los músculos del ojo se relajen. También es importante enseñar a los niños a no sostener los libros o dispositivos a menos de 20 cm de distancia, ya que esto puede aumentar la presión sobre los ojos y acelerar la progresión de la miopía.