La relación entre el ejercicio y la función cerebral ha sido objeto de estudio desde hace varios años. Las investigaciones demostraron que la práctica constante de actividades físicas, como caminar, correr o levantar pesas, puede reducir el riesgo de enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer y contribuir a una mejor gestión del estrés y la ansiedad.
Siguiendo con estas investigaciones, un equipo de científicos de la Universidad de California en Santa Bárbara, Estados Unidos analizó en un estudio publicado en Communications Psychology qué sucede con las ráfagas de ejercicio intenso individuales y la función cognitiva.
Las actividades intensas y sesiones de ejercicio de menos de 30 minutos generaron los mayores efectos positivos sobre la cognición, según los estudios post-ejercicio. Entre las actividades destacadas, el ciclismo y el entrenamiento por intervalos de alta intensidad (HIIT) produjeron los efectos más profundos en el desempeño de la memoria, el aprendizaje y el procesamiento mental de la información.
Barry Giesbrecht, profesor del Departamento de Ciencias Psicológicas y Cerebrales y autor principal del estudio dijo que “uno de los hallazgos es que las intervenciones de ejercicio (por ejemplo, un programa de tres veces por semana durante varios meses o años) mejoran la cognición e incluso pueden promover la neurogénesis (el proceso por el cual se forman nuevas neuronas en el cerebro)”.
Cuáles son los ejercicios de alta intensidad
Jordan Garrett, el primer autor, y su equipo analizaron miles de estudios publicados entre 1995 y 2023, centrados en personas de entre 18 y 45 años, para identificar patrones consistentes en la literatura sobre el impacto del ejercicio. Como se dijo, de acuerdo con los investigadores, el ciclismo y las ráfagas de ejercicios en intervalos de alta intensidad fueron más consistentes en la mejora de las funciones cognitivas, como la memoria, la función ejecutiva y el procesamiento de la información.
En los últimos años, el entrenamiento de intervalos de alta intensidad (HIIT) ganaron popularidad por su eficiencia, accesibilidad y beneficios para la salud.
Las rutinas de ejercicios de HIIT generalmente incluyen periodos cortos de alta intensidad con movimientos de cuerpo completo, como burpees, sentadillas y escaladores; con periodos de descanso breves entre cada ejercicio.
Giesbrecht afirmó: “Hemos descubierto que las actividades intensas generan los efectos más significativos. Estos fueron más notables en los estudios que evaluaron la cognición después del ejercicio, en lugar de durante el mismo. Además, los efectos del ejercicio de menos de 30 minutos fueron mayores que los de sesiones de más de 30 minutos. Nuestro trabajo presentó la evidencia más sólida de un efecto positivo de sesiones individuales de ejercicio sobre la cognición, y mostramos cómo esta evidencia fue influenciada por diversos factores”.
Además, entre sus hallazgos, el equipo descubrió que las funciones ejecutivas eran el dominio cognitivo clave afectado por el ejercicio vigoroso, como los protocolos HIIT.
De acuerdo a Ineco, “las funciones ejecutivas son habilidades complejas que nos permiten planificar, organizar, tomar decisiones, enfocar la atención, regular las emociones y controlar los impulsos. Estas habilidades son fundamentales para el bienestar de las personas, ya que permiten manejar el estrés, resolver problemas y tomar decisiones saludables”.
Giesbrecht comentó: “Creo que otro resultado interesante es que el efecto general de una única sesión de ejercicio fue, en general, pequeño”. Señaló que, además de la variabilidad entre los experimentos, las mejoras tienden a ser limitadas porque, en la mayoría de los casos, la actividad física no está relacionada con la tarea cognitiva que se mide. Esto plantea una hipótesis interesante: que quizás el uso de tareas que integren las acciones del cuerpo con los sistemas cognitivos podría generar beneficios más marcados”. Giesbrecht y su equipo planean probar esta idea “utilizando una combinación de tareas de laboratorio y actividades del mundo real”, agregó el investigador.
Otras investigaciones
Los estudios anteriores habían demostrado que inmediatamente después de una sesión de actividad física, las personas obtienen mejores resultados en pruebas de memoria operativa y otras funciones ejecutivas. Esto puede deberse en parte a que el movimiento aumenta la liberación de neurotransmisores en el cerebro, sobre todo epinefrina y norepinefrina.
“Este tipo de moléculas son necesarias para prestar atención a la información”, dijo Marc Roig, profesor asociado de la Facultad de Fisioterapia y Terapia Ocupacional de la Universidad McGill. La atención es esencial para la memoria de trabajo y el funcionamiento ejecutivo, añadió en Infobae.
Otras investigaciones han descubierto que la cognición de una persona tiende a mejorar tras participar en un nuevo programa de ejercicio aeróbico durante varios meses. En la nueva investigación, la noticia es que el mayor beneficio se logra realizando ejercicios de alta intensidad.