Un estilo de vida ocupado no siempre permite distribuir el ejercicio físico de manera regular a lo largo de la semana. Sin embargo, investigaciones recientes sugieren que no hay motivo para desanimarse: realizar actividad física durante el fin de semana puede ser igual de beneficioso para la salud.
Un estudio llevado a cabo con casi 90.000 participantes del proyecto Biobanco del Reino Unido encontró que los denominados “guerreros de fin de semana”, personas que concentran su actividad física en uno o dos días a la semana, tenían un riesgo significativamente menor de desarrollar más de 200 enfermedades comparado con individuos inactivos.
Este análisis, publicado en Circulation, siguió a los participantes a lo largo de los años después de monitorear sus patrones de ejercicio y mostró que los beneficios para la salud se extendían por un amplio espectro de enfermedades humanas, desde problemas cardiometabólicos como la hipertensión y la diabetes, hasta trastornos del estado de ánimo y enfermedades renales, según el medio británico The Guardian.
La reducción en los riesgos de salud
Los resultados del estudio del Biobanco destacan que la cantidad de actividad física realizada es más importante que la frecuencia con la que se realiza. Tanto los “guerreros de fin de semana” como aquellos que distribuyen sus sesiones de ejercicio a lo largo de la semana muestran riesgos reducidos de desarrollar enfermedades.
No obstante, se debe tener presente el volumen total recomendado de actividad física: según las pautas del Servicio Nacional de Salud del Reino Unido (NHS), es de al menos 150 minutos de ejercicio moderado o 75 minutos de actividad intensa a la semana.
La investigación encontró que, en comparación con personas inactivas, quienes hacían ejercicio regularmente y aquellos que concentraban su actividad física en uno o dos días tenían una reducción de más del 20% en el riesgo de hipertensión y de más del 40% en el riesgo de diabetes.
Estos efectos beneficiosos fueron igualmente observados en otros tipos de enfermedades, lo que llevó a los investigadores a concluir que lo crucial es alcanzar el volumen total de ejercicio recomendado, sin importar el patrón semanal.
“Es realmente el volumen de actividad física más que el patrón lo que importa. La clave es, independientemente de cómo vayas a obtener ese volumen, hacerlo de la manera que funcione para ti”, expresó el Dr. Shaan Khurshid, cardiólogo del Hospital General de Massachusetts y autor principal del estudio, en The Guardian.
Las implicaciones y complicaciones
A pesar de los resultados prometedores de la investigación, una de las cuestiones abiertas es si el ejercicio realmente previene enfermedades o si, por otro lado, las personas que ya tienen una mejor salud tienden a hacer más ejercicio.
En estudios observacionales como este, es difícil determinar la causa exacta: puede ser que quienes están más saludables desde el principio sean más propensos a ser activos físicamente.
Para abordar esta cuestión, los investigadores intentaron excluir a aquellos participantes que desarrollaron alguna enfermedad en los dos años posteriores al seguimiento de su actividad física, pero reconocen que aún se necesitan más investigaciones para confirmar estos hallazgos y establecer una relación más precisa entre ejercicio y prevención de enfermedades.
Desde una perspectiva de salud pública, los resultados del estudio sugieren que se podría explorar un enfoque más flexible para recomendar actividad física. Si bien se promovieron tradicionalmente sesiones de ejercicio regulares y distribuidas a lo largo de la semana, la nueva evidencia podría ayudar a diseñar intervenciones más convenientes y accesibles para diferentes grupos de personas.
Khurshid sugiere que se necesitan más investigaciones para evaluar si concentrar el ejercicio físico durante el fin de semana es una estrategia efectiva para facilitar que más personas cumplan con los objetivos de actividad. “Podría ser más conveniente para algunas personas, podría aumentar la adherencia a las intervenciones de salud pública”, afirmó Khurshid.