En los últimos años, el bicarbonato de sodio ha dejado de ser un simple ingrediente en la cocina para convertirse en un elemento clave en las discusiones sobre salud y bienestar. Desde mejorar el rendimiento físico hasta aliviar el reflujo ácido, cada vez más personas están optando por agregar bicarbonato de sodio a su agua diaria. Sin embargo, ¿qué efectos tiene realmente esta práctica en el cuerpo humano y por qué se ha convertido en una tendencia tan popular?
El bicarbonato de sodio es una sustancia alcalina compuesta de sodio, hidrógeno, carbono y oxígeno. Una de las razones por las cuales las personas lo consumen en agua es por su capacidad para neutralizar el ácido en el cuerpo, lo que puede aliviar ciertos problemas digestivos como el reflujo ácido o la indigestión.
Grace Derocha, dietista registrada y portavoz de la Academia de Nutrición y Dietética de Estados Unidos, explica: “El principal modo en que el bicarbonato de sodio podría ser útil para problemas como el reflujo ácido es neutralizando el ácido”. Este uso es muy similar a cómo funcionan algunos antiácidos comerciales, que utilizan bicarbonato de sodio como ingrediente activo. Al elevar temporalmente el pH del estómago, se puede aliviar la sensación de ardor que acompaña al reflujo ácido.
Además, algunos atletas han encontrado en el bicarbonato de sodio un aliado para mejorar su rendimiento en actividades físicas de alta intensidad. Según la doctora Tamara Hew-Butler, fisiologista del ejercicio en la Universidad Estatal de Wayne, “el beneficio de ingerir bicarbonato de sodio antes del ejercicio es reducir la acidez en y alrededor de los músculos en trabajo, lo que puede mejorar el rendimiento en ejercicios de corta duración y alta intensidad”.
Esto se debe a que, durante el ejercicio intenso, el metabolismo muscular produce iones de hidrógeno que aumentan la acidez en los músculos, lo que puede limitar el rendimiento. Al consumir bicarbonato de sodio, se reduce esta acidez, permitiendo una mayor resistencia durante actividades como el ciclismo, la carrera o el boxeo.
Qué dicen las pruebas
La práctica de consumir bicarbonato de sodio para mejorar el rendimiento físico no es nueva y ha sido objeto de estudios científicos desde la década de 1980. Un análisis de 2021 realizado por la International Society of Sports Nutrition concluyó que ingerir bicarbonato de sodio una o dos horas antes del ejercicio puede mejorar el rendimiento en actividades de alta intensidad que duren hasta 12 minutos. Esta mejora en el rendimiento se debe a la capacidad del bicarbonato de sodio para mantener un pH más neutral en el cuerpo, contrarrestando la acumulación de ácido láctico en los músculos.
En cuanto a su impacto en enfermedades renales, el bicarbonato de sodio también ha mostrado potencial en estudios médicos. Paul O’Connor, profesor de fisiología en el Medical College of Georgia, ha investigado cómo el bicarbonato de sodio podría ayudar a frenar la progresión de la enfermedad renal crónica. “Hemos estado dando suplementos de bicarbonato de sodio a personas con enfermedad renal crónica para contrarrestar la carga de ácido y ayudar a los riñones a lidiar con menos ácido”, explica O’Connor.
Un ensayo clínico aleatorio de 153 personas con hipertensión y alto riesgo de enfermedad renal crónica, publicado en The American Journal of Medicine, encontró que aquellos que consumieron dos dosis diarias de bicarbonato de sodio mostraron una progresión más lenta de la enfermedad renal durante un período de cinco años en comparación con los que recibieron solo el cuidado médico estándar.
Cuáles son los riesgos a largo plazo
A pesar de estos posibles beneficios, el consumo de bicarbonato de sodio no está exento de riesgos. Uno de los peligros más serios es el desarrollo de alcalosis metabólica, una condición en la que el pH del cuerpo se vuelve demasiado alcalino, superando el nivel de 7.45. Según Frances Largeman-Roth, dietista registrada y autora de Everyday Snack Tray, “el bicarbonato de sodio es un ingrediente natural que puede hacer mucho, pero no es seguro ingerirlo sin regulación”.
Consumirlo en exceso puede desestabilizar el delicado equilibrio ácido-base del cuerpo, lo que puede llevar a complicaciones graves como problemas cardíacos, confusión mental y reducción del flujo de oxígeno a los tejidos.
Además, su alto contenido de sodio puede ser perjudicial para personas con enfermedades cardiovasculares o hipertensión. Largeman-Roth advierte que una cucharadita de bicarbonato de sodio contiene más de 1.200 miligramos de sodio, lo que excede con creces el límite diario recomendado por la American Heart Association de 1.500 miligramos para la mayoría de los adultos, especialmente aquellos con presión arterial alta.
El consumo prolongado de bicarbonato de sodio también puede afectar negativamente a los riñones, especialmente en personas que ya tienen problemas renales. Medical News Today reportó un caso grave en el que una persona desarrolló encefalopatía hemorrágica —una condición en la que el cerebro sufre sangrado e inflamación— después de ingerir grandes cantidades de bicarbonato de sodio. Esta condición extrema se produjo debido a niveles elevados de sodio en la sangre, una situación conocida como hipernatremia. En casos severos, la hipernatremia puede causar convulsiones, deshidratación, insuficiencia renal e incluso ruptura del estómago debido a la rápida formación de gas.
El agua con bicarbonato de sodio puede parecer una solución simple y natural para una variedad de problemas de salud, desde mejorar el rendimiento físico hasta aliviar la acidez estomacal. Sin embargo, es crucial recordar que su consumo no está exento de riesgos. Los beneficios potenciales deben sopesarse cuidadosamente frente a los posibles efectos adversos, y siempre se debe consultar a un profesional de la salud antes de incorporar bicarbonato de sodio en la dieta diaria. Como muchas tendencias en el ámbito de la salud, lo que parece una panacea puede, en realidad, ser una espada de doble filo.