Los investigadores han observado durante años los efectos negativos de la soledad y el aislamiento social en la salud humana. Estos dos factores, aunque relacionados, son distintos. Mientras que el aislamiento social se refiere a la falta objetiva de contactos sociales, la soledad se define como una emoción subjetiva de sentirse solo y aislado. Según un estudio reciente de la Universidad de Waterloo en Canadá, ambos pueden tener un impacto severo en la memoria de las personas mayores.
Resultados del estudio
Este estudio, publicado en la revista científica Archives of Gerontology and Geriatrics , analizó la influencia de estas condiciones durante seis años en adultos de mediana edad y mayores. El objetivo era comprender cómo afecta la memoria con el tiempo. Ji Won Kang, autor principal del estudio y candidato a doctorado en la Escuela de Ciencias de la Salud Pública de Waterloo, explicó que la investigación reveló que aquellos que estaban tanto socialmente aislados como solitarios mostraban el mayor deterioro de la memoria a lo largo del periodo de estudio.
Aunque se esperaba que las personas que eran tanto socialmente aisladas como solitarias exhibieran el mayor deterioro de la memoria, los científicos se sorprendieron al descubrir que la soledad por sí sola tenía un impacto significativo. “Las personas que estaban solas pero no socialmente aisladas todavía podían estimular su capacidad mental mediante actividades en solitario como leer, resolver rompecabezas y participar en pasatiempos”, explicó Kang.
Más allá del aislamiento social
El estudio también resalta que la soledad puede tener un impacto en la memoria igual, si no mayor, que el aislamiento social. Esta conclusión subraya la necesidad de considerar la soledad como un factor de riesgo significativo para el deterioro cognitivo, independientemente del nivel de actividad social de una persona. La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha calificado la soledad como un “problema de salud pública mundial”, afectando aproximadamente a uno de cada cuatro adultos mayores en 2023.
Los investigadores propusieron varios mecanismos que podrían explicar estas asociaciones. Una de las teorías consideradas es la de “úsalo o piérdelo”, que sugiere que la disminución en las interacciones sociales reduce la estimulación necesaria para mantener activas las facultades mentales. Según esta teoría, las interacciones sociales, físicas y mentales son esenciales para la estimulación cognitiva continua.
Otros factores relacionados con la soledad
La soledad afecta la memoria y también tiene un impacto negativo en la salud mental y física en general. Estudios anteriores ya habían vinculado el aislamiento social y la soledad con un mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares, hipertensión, diabetes, susceptibilidad a enfermedades, depresión y ansiedad. Ahora, con la adición de la memoria deteriorada a esta lista, es evidente que tanto la soledad como el aislamiento social presentan riesgos significativos y multifacéticos para la salud de los adultos mayores.
Dada la evidencia, Kang destacó la importancia de que los distintos países incentiven a realizar programas comunitarios diseñados para personas de riesgo. Mencionó que los adultos mayores que se sienten solos a menudo tienen ingresos más bajos y enfrentan barreras estructurales y problemas de salud que les dificultan participar en la comunidad. “Una solución podría ser implementar programas de transporte o visitas domiciliarias, algo que aborde los problemas sociales que los llevan a estar más aislados”, sugirió.
Más allá de la soledad
Los expertos aseguraron que se necesita una combinación de políticas públicas y acciones comunitarias para abordar este problema complejo. La construcción de redes de apoyo para adultos mayores puede incluir desde voluntariados escolares y universitarios hasta la integración de unidades móviles de salud comunitaria que realicen cheques médicos y ofrezcan apoyo psicológico. Además, la tecnología puede jugar un papel crucial para mantener a los adultos mayores conectados con sus seres queridos y el mundo exterior.
A medida que la población mundial envejece, entender los efectos de la soledad y el aislamiento social se vuelve cada vez más crucial. Las investigaciones como la de la Universidad de Waterloo iluminan la necesidad de estrategias integrales para combatir estos problemas y mejorar la salud y el bienestar de los adultos mayores. Para los especialistas, la soledad no es solo un sentimiento; es un problema de salud pública que requiere atención y acción.