El clima ejerce una influencia sutil pero poderosa en el estado de ánimo. Desde la alegría de un día soleado hasta la melancolía de una tarde lluviosa, para los especialistas la meteorología juega un papel crucial en las emociones.
Lluvia y melancolía: la química cerebral en juego
La relación entre la lluvia y la tristeza no es solo una percepción popular, tiene base científica. La serotonina, conocida como la “hormona de la felicidad”, es clave en la regulación del humor. La luz solar estimula su producción, por lo que, en días lluviosos, la falta de luz disminuye sus niveles, generando tristeza, apatía y falta de energía.
La melatonina, hormona que regula el sueño, aumenta con la oscuridad, algo muy común durante los días lluviosos. Inmaculada del Olmo Díaz Cano, psicóloga del Centro de Psicología y Logopedia de Madrid, explicó que: “Cuando aumenta la melatonina, disminuye la producción de serotonina”. Esta combinación, sumada a la falta de luz, puede generar somnolencia y un estado de ánimo decaído. “Durante los meses de verano, cuando hay más horas de luz solar, es más común que las personas se sientan más alegres y enérgicas. Además, de que se trata de una época de vacaciones y de más actividades al aire libre. Sin embargo, durante los meses de invierno, es más habitual que se sientan más deprimidas y cansadas”, aseguró.
El Trastorno Afectivo Estacional: cuando la influencia del clima es mayor
En algunos casos, la influencia del clima en el estado de ánimo es más pronunciada. El Trastorno Afectivo Estacional (TAE), también conocido como depresión estacional, se caracteriza por un patrón recurrente de síntomas depresivos durante los meses de otoño e invierno, cuando la luz solar es escasa.
El National Institute of Mental Health describe el TAE como un tipo de depresión con un patrón estacional recurrente, cuyos síntomas duran entre 4 y 5 meses al año. La falta de luz solar, la disminución de la vitamina D y el desequilibrio hormonal contribuyen a la aparición de síntomas como falta de energía, tristeza, pérdida de interés en actividades placenteras, problemas de sueño y cambios en el apetito.
Vientos cambiantes: de la euforia a la irritabilidad
Diversos estudios han demostrado que ciertos vientos pueden afectar el estado de ánimo y la salud mental. Antoni Bulbena, catedrático de Psiquiatría en la Universidad Autónoma de Barcelona, afirma: “El viento es un integrante del conjunto de meteoros que configuran nuestra ecología y, en algunos momentos, algunos parecen capitanear algún efecto sobre nosotros”.
El Efecto Foehn: calor repentino y alteraciones emocionales
El Foehn, un viento cálido y seco común en zonas montañosas, se asocia a dolores de cabeza, fatiga, ansiedad e incluso agresividad. José Miguel Viñas, físico experto en meteorología, describe el Foehn como un fenómeno que produce un “extraordinario calentamiento del aire” al descender por la ladera de una montaña.
En Suiza, el temor a este viento es tal que el servicio meteorológico nacional (MeteoSuisse) ha desarrollado un índice para medir su intensidad. Bernard Primault, miembro de la Sociedad Internacional de Biometeorología, señala: “En Suiza, la gente teme a este Foehn que cruza los Alpes porque aumentan sus dolores de cabeza y la fatiga general”.
El viento zonda: un caso particular en Argentina
En Argentina, el viento Zonda provoca efectos psicofísicos, incluyendo abatimiento, languidez, angustia, dolor de cabeza, depresión, falta de coordinación, recrudecimiento de enfermedades cardiovasculares y asma.
El Dr. Carlos Trad Fager, en su trabajo “Viento Zonda y Salud”, describe que el Zonda intenso “hace que la gente permanezca en sus casas” debido a la sequedad extrema, el polvo que levanta y la radiación solar que lo acompaña.
El Dr. Benigno Gutiérrez, psiquiatra mendocino, ha estudiado en profundidad la influencia del Zonda en la salud mental. Según sus investigaciones, este viento puede exacerbar los cuadros depresivos, los trastornos de angustia y los dolores crónicos, afectando al 25% de la población. Gutiérrez señala que los pacientes con epilepsia, esquizofrenia o trastorno bipolar también pueden verse afectados por el Zonda, experimentando un aumento de sus síntomas.