Los ritmos circadianos son las modificaciones físicas, mentales y conductuales que ocurren en un ciclo de 24 horas. Estos procesos naturales reaccionan principalmente a la luz y la oscuridad, y están presentes en todos los seres vivos. Los relojes biológicos, en tanto, son los mecanismos internos que regulan estos ritmos circadianos, y el cerebro es el encargado de coordinarlos y mantenerlos en sincronía.
Estos ritmos circadianos que marcan los ritmos del reloj biológico determinan las diferencias entre personas madrugadoras y trasnochadoras o también llamadas “alondras” o “búhos”. Mientras las primeras se van a dormir temprano, se levantan a primera hora y pueden entrar en actividad rápidamente; los noctámbulos son vespertinos, porque se acuestan tarde y les cuesta activarse por las mañanas.
Aunque pareciera que las alondras tienen más beneficios que los búhos, un estudio llegó a la conclusión que quedarse despierto hasta tarde podría ser bueno para el rendimiento cerebral y que las personas que se identifican como noctámbulas podrían ser más lúcidas que las que se acuestan temprano.
Para conocer esta realidad, un equipo de investigadores dirigidos por académicos del Imperial College de Londres estudió datos del estudio UK Biobank sobre más de 26.000 personas que habían completado pruebas de inteligencia, razonamiento, tiempo de reacción y memoria.
Luego analizaron cómo la duración, la calidad y el cronotipo del sueño de los participantes (que determina a qué hora del día nos sentimos más alertas y productivos) afectaban el rendimiento cerebral.
Tras el análisis, descubrieron que quienes se quedan despiertos hasta tarde y aquellos clasificados como “intermedios” tenían una “función cognitiva superior”, mientras que los madrugadores tenían las puntuaciones más bajas.
La importancia del buen descanso
Las investigaciones del Colegio Americano de Cardiología han revelado que tener un sueño de calidad de manera constante puede sumar varios años a la vida de una persona. Dormir bien puede desempeñar un papel importante a favor del corazón, de la salud, de la longevidad y la salud del cerebro.
Acostarse tarde está fuertemente asociado con personas creativas. Un ejemplo de esto son los artistas, autores y músicos ya conocidos por ser noctámbulos, entre los cuales se encuentran Henri de Toulouse-Lautrec, James Joyce, Kanye West y Lady Gaga.
Además, el estudio descubrió que la duración del sueño es importante para el funcionamiento del cerebro y que quienes duermen entre siete y nueve horas cada noche obtienen mejores resultados en las pruebas cognitivas.
Cabe aclarar que, para la Fundación del Sueño de los Estados Unidos (NFS, por sus siglas en inglés) la cantidad de horas de sueño recomendadas para personas entre 18 y 64 años es de 7 a 9, mientras que en adultos mayores de 65, lo ideal es de 7 a 8.
Asimismo, el estudio concluyó que dormir entre 7 y 9 horas por noche es óptimo para el funcionamiento del cerebro, ya que mejora funciones cognitivas como la memoria, el razonamiento y la velocidad de procesamiento de la información. Por el contrario, dormir menos de 7 horas o más de 9 horas tiene un efecto que podría ser perjudicial sobre el funcionamiento del cerebro.
La doctora Raha West, autora principal e investigadora clínica del Departamento de Cirugía y Cáncer del Imperial College de Londres, afirmó: “Si bien es esencial comprender y trabajar con las tendencias naturales del sueño, es igualmente importante recordar dormir lo suficiente; ni demasiado tiempo, ni demasiado poco. Esto es crucial para mantener el cerebro sano y funcionando de manera óptima”.
En tanto, el profesor Daqing Ma, codirector del estudio y también del departamento de cirugía y cáncer del Imperial College, añadió: “Descubrimos que la duración del sueño tiene un efecto directo en la función cerebral y creemos que gestionar de forma proactiva los patrones de sueño es realmente importante para potenciar y proteger el funcionamiento de nuestro cerebro”.