El buen descanso es un factor clave de la salud humana. El déficit de sueño puede producir varios efectos negativos en la salud, que abarcan desde problemas cardiovasculares, deterioro cognitivo, debilitamiento del sistema inmunológico, y un incremento en el riesgo de obesidad y diabetes tipo 2.
Entre los trastornos de sueño, uno de los más frecuentes es la apnea durante el sueño. “Diversas investigaciones señalan que hasta el 80% de los afectados no son diagnosticados a tiempo”, explicó en una nota en Infobae el doctor Daniel Pérez Chada (MN 47.085), presidente de la Fundación Argentina del Sueño, consultor del servicio de Neumonología y director de la Clínica del Sueño del Hospital Universitario Austral.
La novedad es que la medición del nivel de homocisteína (un aminoácido) en la sangre puede ayudar a predecir el riesgo de que una persona desarrolle apnea obstructiva del sueño, un trastorno que se caracteriza por interrupciones recurrentes de la respiración durante el sueño debido a la relajación de los músculos de la garganta.
Este simple análisis de sangre también puede ayudar a los médicos a determinar si un paciente con la forma leve o moderada del trastorno tiene probabilidades de desarrollar la forma grave, según un estudio realizado en Brasil por investigadores del Instituto del Sueño y la Universidad Federal de São Paulo (UNIFESP).
El estudio se publicó en la revista especializada Archivos Europeos de Otorrinolaringología.
El rol de homocisteína
“Aún no sabemos si la apnea provoca el aumento de los niveles de homocisteína en la sangre o si el aumento de los niveles de este aminoácido provoca la apnea severa. Nuestra hipótesis es que se trata de una correlación de doble vía”, dijo Monica Levy Andersen, profesora de la UNIFESP y última autora del artículo.
“Sería bueno que más médicos de todas las especialidades incluyeran el test de homocisteína en los análisis de sangre que se prescriben para los controles de personas mayores de 40 años. Es algo sencillo y de bajo costo para el SUS (Sistema Único de Saúde, el servicio público de salud de Brasil). Los resultados podrían, al menos, aportar más información sobre esa correlación”.
La homocisteína ha sido durante mucho tiempo una preocupación para los cardiólogos ya que existe una fuerte evidencia de que niveles anormalmente altos del aminoácido (hiperhomocisteinemia), es decir más de 15 micromoles por litro de sangre (µmol/l), pueden causar alteraciones en las paredes de los vasos sanguíneos y favorecer el desarrollo de enfermedad coronaria, trombosis, ataques cardíacos y accidentes cerebrovasculares.
“La deficiencia de vitaminas del complejo B, especialmente B6, B9 y B12, predispone a la persona a la hiperhomocisteinemia. Consumir alimentos que contengan estas vitaminas o tomarlas como suplementos puede ser una estrategia para modular los niveles sanguíneos del aminoácido”, explicó Vanessa Cavalcante-Silva, investigadora posdoctoral de la UNIFESP y primera autora del artículo.
Características de la apnea obstructiva del sueño
El doctor Pérez Chada explicó en Infobae que las apneas se producen por la relajación de los músculos que sostienen la lengua, el paladar blando y otros tejidos de la garganta, causando pausas respiratorias durante las horas de descanso, las cuales pueden extenderse por 10 segundos o más. Estas pausas pueden repetirse 10, 20 y hasta 30 veces por hora.
“Este fenómeno afecta negativamente tanto la continuidad del descanso como diversas variables fisiológicas: se altera la oxigenación de la sangre, la presión arterial, la frecuencia cardíaca y, en situaciones más graves, aumentan los niveles de dióxido de carbono en sangre. Asimismo, dado que cada pausa respiratoria concluye con un breve pero repetido despertar cerebral, el sueño se ve fragmentado y su calidad disminuye”, describió el experto.
Y completó: “Si la apnea del sueño no se diagnostica y no se trata adecuadamente, el riesgo de padecer hipertensión arterial, ataques cardíacos, accidente cerebrovascular (ACV), obesidad y diabetes, insuficiencia cardíaca y arritmias se incrementa; además, es un factor que eleva el riesgo de accidentes de tránsito debido al estado de somnolencia de la persona afectada”.
Según explicó el doctor Enrique De Rosa, médico psiquiatra, neurólogo, sexólogo y médico legista especializado en temas de salud mental, en una nota reciente la apnea del sueño puede afectar al cerebro porque durante sus episodios se produce una disminución en el flujo sanguíneo cerebral y en los niveles de oxígeno. “Esta falta de oxigenación tiene efectos negativos concretos en las células cerebrales y generan un daño neuronal a largo plazo”.
Una de las teorías de la enfermedad de Alzheimer es la acumulación de placas de beta-amiloide en el cerebro. “Algunos estudios han sugerido que la apnea del sueño puede aumentar la producción y acumulación de beta-amiloide en el cerebro, lo que podría acelerar el proceso de deterioro cognitivo”, explicó el psiquiatra.
Epidemiología del sueño
El Estudio Epidemiológico del Sueño (“Episono”) es liderado hace más de 15 años por Sergio Tufik, también profesor de la UNIFESP, para conocer más sobre la calidad del sueño y la influencia de los trastornos del sueño en la salud de las personas que viven en la ciudad de São Paulo.
Los datos de 2007, publicados por el grupo en otro artículo, mostraron que el 42% roncaba tres veces por semana o más y casi el 33% tenía apnea del sueño.
Para investigar la correlación entre la apnea del sueño y los niveles sanguíneos de homocisteína, el equipo coordinado por Andersen seleccionó una muestra de voluntarios de Episono que habían realizado una prueba de polisomnografía para medir su índice de apnea-hipopnea (IAH), que indica la gravedad de la apnea del sueño al contar el número de veces que la respiración se ralentiza o se detiene durante una hora promedio de sueño.
“Se considera normal tener hasta cinco episodios por hora. Entre cinco y quince se considera apnea leve, entre quince y treinta se considera moderada y más de treinta se considera grave”, afirmó Cavalcante-Silva.
El equipo midió primero el IAH de 854 voluntarios que participaron en la ronda de 2007 de la encuesta Episono, diagnosticando ausencia de apnea en el 54,4%, apnea leve en el 24,4%, apnea moderada en el 12,4% y apnea severa en el 8,8%. Los mismos sujetos también fueron clasificados según los niveles sanguíneos de homocisteína, considerándose normal hasta 10 µmol/l, moderado entre 10 y 15 µmol/l y alto más de 15 µmol/l.
“Al cruzar los datos, vimos que los sujetos con niveles elevados de homocisteína también tenían un IAH más elevado. Aquellos con más de 15 µmol/l tenían un IAH 7,43 veces más alto de media que aquellos con menos de 10 µmol/l”, señaló Cavalcante-Silva. La influencia de factores como el peso, el sexo biológico y la edad se corrigió mediante métodos estadísticos.
En una segunda etapa, los investigadores analizaron los datos de los mismos voluntarios de la ronda de 2015 de la encuesta, aunque el tamaño de la muestra se redujo a 561 porque algunos de ellos no pudieron participar en esta ronda. Las proporciones ahora fueron las siguientes: sin apnea en el 29,8%, apnea leve en el 31,2%, apnea moderada en el 19,4% y apnea severa en el 19,6%.
“En esta etapa, el objetivo era averiguar si la homocisteína era un factor de riesgo para el desarrollo de apnea, por lo que excluimos a los participantes que habían tenido apnea en 2007 y analizamos los datos de los que en ese momento dormían con normalidad. En este subgrupo, un aumento de 1 µmol/l en el nivel de homocisteína en 2007 representó un aumento del 0,98% en el riesgo de un diagnóstico de apnea en 2015″, afirmó Cavalcante-Silva.
“Es un riesgo bajo, pero existe. Lo cierto es que hemos presentado un factor novedoso, fácil de medir y con aplicabilidad clínica y práctica”, apuntó Andersen. “Ahora sería interesante realizar un estudio con un formato diferente, en el que se evaluara a los participantes anualmente y pudiéramos obtener datos más amplios”, indicó el experto.