12 conceptos equivocados sobre la depresión que son perjudiciales para el tratamiento

No se trata de un problema de voluntad o falta de ánimo. Este enfoque puede resultar contraproducente y subestima la necesidad de asistencia médica profesional

No todas las personas con depresión manifiestan tristeza; los síntomas pueden ser variados (Imagen Ilustrativa Infobae)

En relación a los sistemas de asistencia psicológica como por ejemplo mencionara en la nota de la semana pasada sobre aquellos en base a IA, pero sin un fuerte soporte profesional por detrás (Los riesgos y los desafíos del uso de la inteligencia artificial en salud mental, vemos una creciente difusión de consejos y hasta propuestas terapéuticas por parte de influencers en salud, en particular mental.

Quizás se trate simplemente de las nuevas modalidades de comunicación o de manera más preocupante, de otra faceta de la banalización en salud mental y es aquella en la que la sobreinformación, pero especialmente la desinformación, saca de su real contexto a estos problemas.

Es habitual recibir consultas diversas de parte de pacientes o por redes sociales o entrevistas, y que las mismas se nos hagan en base a estas fuentes de dudoso origen. Esto lleva a que varias publicaciones científicas hagan mención a una serie de conceptos erróneos, mitos, o preconceptos, por ejemplo, sobre la depresión. En función de esto enumeramos algunos de ellos que sin duda parten en la mayoría de los casos de un interés por ayudar, pero terminan alejando la posibilidad de acceso a una respuesta que permita afrontar estos problemas.

Conceptos erróneos sobre la depresión

El tratamiento de la depresión no se limita a corregir desequilibrios químicos; es necesario un abordaje integral (Imagen ilustrativa Infobae)

1. “A la depresión hay que sacársela de encima”

Uno de los problemas efectivamente es confundir un estado emocional como puede ser la tristeza o cierta ansiedad con un cuadro depresivo y viceversa. También imaginar que se trata de algo posible de ser “combatido” mediante la voluntad. Con la intención de ayudar al otro, en muchos casos se tiende a “animarlo” o a decirle que no le dé importancia, o mire todo lo positivo que tiene, y eso puede resultar contraproducente.

Al igual que desconocer el miedo de un niño diciéndole que no pasa nada o pedirle a un asmático que intente calmarse, respirar hondo y buscar reafirmarlo diciéndole “que no es nada”.

Si bien en ambos casos las indicaciones parten de un lugar positivo, en algunos casos se basa en el desconocimiento de la realidad de cada persona y la desinformación respecto a un cuadro clínico que necesita asistencia médica, incluso a veces urgente.

2. “Si estuviese deprimido, estaría llorando o sin ganas de nada”

Es posible que una persona con depresión mantenga una vida activa y funcional; esto no excluye su sufrimiento interno(Imagen ilustrativa Infobae)

Este es otro de los preconceptos que comparte con otros la parcialidad como sesgo básico. Si bien es cierto que algunas personas experimentan en primer lugar síntomas de estado de ánimo triste y hasta una expresión que puede ser el llanto, en otras personas los síntomas son otros.

Variables como alteraciones de la capacidad cognitiva, que se manifiestan en dificultades para concentrarse, o postergar indefinidamente tareas; o también síntomas físicos como dolores y molestias poco claras (prurito, mayor o menor sensibilidad en una zona, etc.), o estar particularmente irritable, son signos de depresión en ciertos casos, y en lugar de llorar, las personas las personas discuten con todo el mundo.

3 - “Solo las personas débiles se deprimen”

Este mito, que carga con un prejuicio estigmatizante por excelencia, genera vergüenza y desde ya evita que las personas busquen ayuda. Como hemos planteado en tantas partes sobre la estigmatización, pedir una consulta con un especialista médico (psiquiatra), si bien ha mejorado en la percepción, sigue siendo un tema que no se comparte con otros tan fácilmente como la consulta a un cardiólogo.

Vuelvo a insistir en que, para hablar y abordar la salud mental, debemos dejar atrás los estigmas que avergüenzan.

La depresión, una lucha silenciosa que afecta al 5% de la población adulta mundial, desafía la salud mental y el bienestar general de las personas (Imagen Ilustrativa Infobae)

Erróneamente se prefiere decir, o acudir “al psicólogo”, ya que parece ser una versión menos grave, cuando son áreas diferentes y en alguna medida complementarias. La idea que la depresión, al igual que el alcoholismo o una adicción a medicamentos o a drogas son enfermedades que en sí mismas no discriminan, y pueden afectar a personas “fuertes, exitosas, etc.”.

Es muy habitual que esto inclusive represente una carga para la persona sintiéndose “culpable” cuando no tiene nada en su percepción que explique tener depresión, refiriéndose en muchos casos a recursos materiales. Como sabemos, influyen infinidad de factores, genéticos, neuroquímicos, hormonales, enfermedades clínicas, así como experiencias propias o inclusive en cuadros asociados al trauma de tipo transgeneracional de los cuales uno no es “culpable”. Como en los casos anteriores es una enfermedad, no un defecto de carácter.

4 - “Si uno sigue trabajando o saliendo, eso no es depresión”

La depresión es un espectro sintomático que aborda áreas cognitivas, comportamentales, emocionales, pero no necesariamente todas. Al igual que en otros cuadros psiquiátricos los pacientes depresivos de “alto rendimiento o funcionamiento”, pueden compensar y de esa manera, en algunos casos, alargar y agravar los síntomas que no aparecen de la manera clásica esperada ya se pueden manifestar por áreas no tenidas en cuenta.

Un ejemplo de esto son los cuadros somáticos o de astenia. En estos casos, en la elaboración de una historia clínica inicial con una anamnesis adecuada (interrogatorio médico exhaustivo) pueden ser evidentes ciertos mecanismos de compensación en los cuales se desgasta una gran dosis de energía, que deja a los afectados completamente agotados.

Al mismo tiempo, vale que recordar que el hecho de que alguien pueda funcionar eficientemente, no significa que no esté sufriendo.

5 - “Todo va bien, ¿de qué me deprimo?”

“La depresión puede afectar a cualquiera. Quienes han vivido abusos, pérdidas graves u otros eventos estresantes tienen más probabilidades de sufrirla. Las mujeres son más propensas a la depresión que los hombres”, destaca la OMS (Imagen ilustrativa Infobae)

En muchas personas, su entorno puede estar objetiva o externamente bien: una familia o relación de pareja estable, un trabajo satisfactorio, o inclusive un buen estado de salud física. Pero esto solo no explica su estado mental y emocional.

Existen otros elementos, en muchos casos desconocidos y de allí el recurrir al diagnóstico correcto y en muchos casos una psicoterapia para evaluar cómo atravesar ese momento y quizás descubrir elementos no tenidos en cuenta.

6 - “La depresión es un tema puramente químico y se trata de compensar algo que me falta”

Ya en otro artículo hemos hablado de los límites que están establecidos hace años sobre la hipótesis neuroquímica.

Esta concepción evita abordar problemas de importancia que son los que realmente inciden en el cuadro, imaginando -de manera equivocada- que la corrección de un marcador cerebral es toda la solución.

7 - Los antidepresivos son pastillas que cambian la personalidad

El antidepresivo es un recurso muy útil en aquellos casos en que ha sido bien administrado y adecuado a cada caso particular, pero no cambia la personalidad, el temperamento u otra característica.

Evidentemente nos permite abordar algunas cuestiones de manera más eficiente y facilita el manejo de emociones que permite un mejor abordaje psicoterapéutico, pero no cambia nuestra estructura de personalidad.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que en 2019, 280 millones de personas, incluido el 5% de todos los adultos, sufrieron este trastorno. (Europa Press)

8 - “Conviene no hablar de la depresión porque se agrava”

En realidad, si hablar es mantenerse en un estado de rumiación, de repetición constante en una temática negativa, evidentemente eso no ayuda y de alguna manera sostiene y confirma las cogniciones negativas. Por el contrario, en un espacio adecuado, seguro, sin prejuicios o intervenciones no contextualizadas, que pueden resultar a veces muy negativas, el abrirse es positivo.

De hecho, la terapia en manos profesionales es eso, y de la misma manera es por ello que la terapia aun cuando quien la provea tenga un título, debe ser realizada dentro de ciertas normas ya que si no corre el riesgo de profundizar el cuadro. En definitiva, no es no hablar sino cómo y en qué marco.

9 - “Con moverse, salir o tomar sol, alcanza”

Sin duda son indicaciones buenas para la salud en general, el problema es que a veces se encapsula, es decir se cubre el cuadro, con la práctica de una actividad física pero en el fondo el cuadro psiquiático siguen intensificándose y evolucionando, hasta que su eclosión se expresa de una manera mucho más importante a nivel sintomático.

La gravedad de la depresión puede ir desde episodios de tristeza leves y temporales hasta cuadros de depresión persistente y grave (Imagen ilustrativa Infobae)

10 - “Tener cambios de ánimo significa ser ciclotímico o bipolar”

De la misma manera que tener algunos días negativos o de bajo funcionamiento episódicos no significa depresión, sí un estado a observar en caso de repetición, los cambios de estado anímico son normales.

Todos experimentamos altibajos. En las sociedades actuales en algunos casos sometidos a las características de sociedades en evolución permanente y a veces de difícil adaptación, sentirse triste, estresado o desmotivado no es necesariamente una respuesta anormal.

En el caso de la depresión la clave puede ser la duración de esos episodios o la repetición de los mismos. Al mismo tiempo el impacto que tengan sobre la vida en un curso de tiempo dado -por ejemplo 6 meses- y no unas semanas aisladas.

11 - “Estar deprimido es señal de ser mal padre, madre o hijo”

La carga moral, inclusive con componentes religiosos que, si bien se escucha menos en la actualidad, puede ser un factor muy importante que dificulte la aceptación de ese estado como una enfermedad, calificándola de falla moral o espiritual personal.

La depresión afecta todas las áreas de la vida, incluyendo relaciones familiares y laborales (Imagen Ilustrativa Infobae)

No hay mucho más que repetir lo dicho anteriormente, se trata de una enfermedad no un designio “de los dioses”. De la misma manera entender que la “cura” pasa por esos sectores, es similar al punto anterior, sin duda evaluar aspectos que hacen a la vida pueden ser favorables, pero no está allí la solución. En el caso del abordaje religioso, quizás hay que entender que existen cuestiones terrenales y otras espirituales, y cada una tiene su mundo.

12 - “Si ya tuve depresión voy a recaer”

Está acompañada por una similar: “Voy a estar toda la vida con medicación” o “toda la vida deprimido”. Existen cuadros de depresión crónica e inclusive depresiones que son resistentes a la medicación usual y por ello se estudian diversos abordajes y nuevas drogas, pero si bien hay casos de recurrencias, las mismas no son ni permanentes ni inevitables.

Tener la sensación de padecer de alguna falla estructural impide un abordaje positivo y esto es esencial ya que es necesaria la colaboración con el profesional o equipo tratante. En muchos casos estas creencias son la base de un tratamiento cognitivo-comportamental, ya que mantener estas ideas autoestigmatizantes puede perpetuar el cuadro.

En conclusión, la depresión es una enfermedad, sin duda no como cualquier otra ya que afecta a nuestra interrelación con el mundo cotidiano, pero no es una condena inevitable cargada de implicancias totalmente ajenas a nosotros y sobre las cuales no podemos tener control.

Los tratamientos de farmacoterapia, las terapias alternativas complementarias (estimulación vagal, etc.) y en particular los protocolos de abordaje psicoterapéutico tienen en la actualidad un éxito esperanzador para quienes la padecen y que son millones en el mundo.

* El doctor Enrique De Rosa Alabaster se especializa en temas de salud mental. Es médico psiquiatra, neurólogo, sexólogo y médico legista