El crecimiento de la industria aérea ha llevado a la implementación de rutas cada vez más extensas, y con ello, sus consecuencias en la salud de los pasajeros se han vuelto un tema de relevancia. Qantas, por ejemplo, tiene planes de lanzar en 2025 una ruta sin escalas desde Sídney a Londres, el vuelo más largo del mundo, con una duración de 20 horas. Actualmente, este título lo ostenta Singapore Airlines con su vuelo de Nueva York a Singapur, que supera las 18 horas. La respuesta del cuerpo humano a tales extensas travesías ha sido objeto de estudio.
Uno de los principales problemas en vuelos largos es la sequedad del aire, dado que aproximadamente el 50% del aire en cabina se extrae del exterior a altitudes elevadas, lo que lo hace mucho menos húmedo. Esta sequedad puede causar molestias en los ojos, nariz y boca.
Michael J. Manyak, médico especializado en urología y medicina de expedición, explica que “el aire seco contribuye a la falta de lubricación en los sistemas del cuerpo”.
Para mitigar estos efectos, recomienda beber abundante agua antes y durante el vuelo.
Otra de las molestias comunes incluye cambios en la presión del aire durante el despegue y el aterrizaje, lo que puede causar dolor en los senos nasales y oídos, especialmente en personas con enfermedades sinusales. Laleh Gharahbaghian, profesora de medicina de emergencia en la Universidad de Stanford, sugiere tomar descongestionantes antes del vuelo y beber agua para reducir estos síntomas.
“Esto es cierto para aquellos que experimentan la enfermedad de los senos nasales más profundamente, y sólo se siente levemente como ‘oídos que necesitan reventarse’ para las personas sanas”, dice la profesional.
Qué pasa con los dolores musculares y otros derivados
Las largas horas sentado en una misma posición pueden provocar dolores musculares. Gharahbaghian menciona que no es raro sentir rigidez en la espalda, cuello o muslos. Recomienda levantarse y caminar por el pasillo siempre que sea seguro, o hacer ejercicios simples como elevar los talones mientras estás sentado.
Kevin Lees, director de operaciones quiroprácticas de The Joint Chiropractic, señala que la postura encorvada puede restringir el movimiento de las costillas, conduciendo a una respiración más superficial y una menor ingesta de oxígeno. “Esto puede causar pensamientos confusos, mareos e incluso fatiga”, agrega Lees. Además, la postura encorvada puede llevar a reflujo gástrico y náuseas.
“Si eres sedentario, no recibirás estimulación física en los intestinos”, explicó Manyak. “Esta es una de las razones por las que intentamos que los pacientes se levanten y caminen poco después de la cirugía. También es bueno para la circulación y la cicatrización de heridas”.
Un riesgo más grave, pero menos frecuente, es la trombosis venosa profunda (DVT), que se produce cuando un coágulo de sangre se forma en las piernas. Gharahbaghian indica que “el peor escenario es que un coágulo viaje desde las piernas hasta los pulmones, lo que puede convertirse en un problema potencialmente mortal”. Señales de DVT incluyen hinchazón, dolor pulsante en una pierna y dolor causado por la obstrucción del suministro de sangre.
Los factores que pueden predisponer a una persona a DVT incluyen antecedentes familiares de coágulos, embarazo o haber dado a luz recientemente, y tratamientos contra el cáncer. Para prevenir esta condición, Manyak sugiere levantarse y caminar por los pasillos del avión cada hora, realizar ejercicios de elevación de talones estando sentado y usar calcetines de compresión para mejorar la circulación sanguínea en las piernas.
Hay múltiples factores que podrían predisponer a los viajeros a la DVT, dice Manyak. Además, reveló que él mismo descubrió que tenía un trastorno hereditario de la coagulación sanguínea después de experimentar un coágulo después de un vuelo transatlántico. Finalmente, resaltó que muchas de estas incomodidades se deben a la falta de movimiento durante un vuelo largo, y que es crucial mantenerse activo.