Hubo un tiempo en que al gimnasio iban quienes buscaban una mejora en su aspecto físico.
Adelgazar, desarrollar masa muscular, tonificar eran los motivos más comunes por los que las personas decidían ponerse en movimiento.
En algún momento, evidencia científica mediante, la gente se sintió motivada a comenzar a hacer alguna actividad física para sentirse -además de verse- mejor. Y en el marco de la pandemia de COVID-19, en una cuarentena que especialmente en Argentina fue extensa, salir y moverse, se hizo una necesidad.
De a poco comenzaron a proliferar grupos de running, clases de diferentes disciplinas en plazas, y cuando fue posible volver a los gimnasios, salas de yoga, pilates, ya no había vuelta atrás: el ejercicio se volvió un estilo de vida para muchas personas que no lo era. Y ya la evidencia no era solo científica: los propios chequeos médicos, la vitalidad que se siente, el mejor descanso, son el motor por el que, para muchos, alejarse del entrenamiento y volver a la vida sedentaria ya no es una opción.
“Hoy sabemos que el ejercicio físico es una herramienta fundamental en el logro de nuestros objetivos de salud, estéticos o de rendimiento físico”, comenzó a explicar consultada por Infobae la profesora de Educación Física y licenciada en Alto Rendimiento Deportivo, Claudia Lescano.
Para ella, “la intensidad del ejercicio es el grado de dificultad que representa para cada persona ese ejercicio, y actúa en cada organismo modificando el metabolismo, esa química individual que representa a cada uno”.
Sobre los diferentes efectos del ejercicio físico en diferentes sistemas del cuerpo escribió el médico nefrólogo y cardiólogo Gabriel Lapman (MN 119.066), fundador de la Sociedad Argentina de Medicina del Estilo de Vida (Samev) en su libro Más zapatillas menos pastillas.
En la misma línea, el profesor de Educación Física, Xavier Carmenini reconoció consultado por este medio que, para empezar, “comenzar a hacer algo por uno mismo desde el vamos aumenta la confianza y la autoestima”. “Cuando uno entrena, además de sentirse mejor, ve que el espejo devuelve una mejor imagen, y eso genera una sensación de control en la posibilidad de mejorar el propio cuerpo”, dijo sobre el primer y más visible beneficio del ejercicio físico.
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Como se dijo, los efectos positivos de mantenerse físicamente activo van mucho más allá del aspecto físico.
Los especialistas consultados coincidieron en que las mejoras a nivel de la salud integral de hacer actividad física son innumerables, pero colaboraron en confeccionar la siguiente nómina.
- Mejora de la capacidad cardiovascular
- Mejora del sistema respiratorio
- Mejora de la función metabólica
- Mejora de la función inmunológica
- Mejora del estado de ánimo y la salud mental
- Mejora de la salud ósea
- Mejora de la condición muscular
- Ayuda en diversos tipos de cáncer
- Mejora las funciones cognitivas
- Mejora las habilidades motoras
- Mejora la calidad del sueño
- Contribuye a una mayor longevidad
- Disminuye la inflamación de bajo grado
1- Capacidad cardiovascular
Según explicó Lapman, “el ejercicio físico regular ayuda a mejorar la capacidad cardiovascular mediante el aumento de la eficiencia del corazón y los vasos sanguíneos para transportar oxígeno y nutrientes a las células del cuerpo”.
Asimismo, y en consecuencia, reduce el riesgo de enfermedades cardíacas, ya que “regulariza o disminuye naturalmente la presión arterial, además de tener efectos sobre el colesterol y mejorar todo el perfil de lípidos”, agregó el especialista.
2- Sistema respiratorio
“El ejercicio físico regular ayuda a mejorar la capacidad pulmonar y la ventilación pulmonar, lo que ayuda a aumentar la eficiencia del sistema respiratorio -destacó el cardiólogo u nefrólogo-. Mejora la perfusión pulmonar, por lo tanto, mejora la respiración, o sea el sistema pulmonar”.
3- Función metabólica
“El ejercicio físico regula el metabolismo, equilibrando las hormonas fuera de control, como la insulina, encargada de regular el exceso de glucosa que tan mal nos hace y que provoca resistencia a la insulina, diabetes, obesidad, etc”, destacó en este punto Lescano.
En ese sentido, remarcó que “el ejercicio físico favorece la conversión de T4 a T3, la hormona activa tan importante a la hora de controlar, por ejemplo, un cuadro de hipotiroidismo”.
4- Función inmunológica
Según Lapman, “el ejercicio físico regular ayuda a mejorar la función inmunológica mediante el aumento de la producción de células inmunes y la mejora de su capacidad para combatir infecciones”.
5- Estado de ánimo y la salud mental
En la mirada de Carmenini, el ejercicio “influye en el optimismo y la toma de decisiones; esto es porque en cada contracción muscular aumenta el riego sanguíneo y llega más oxígeno al cerebro, lo cual repercute directamente en el estado de ánimo”.
A lo que Lapman sumó: “Mediante la liberación de endorfinas y la mejora de la función cognitiva, además favorece a la salud mental”.
6- Salud ósea
Este es un punto clave en el marco de una población que cada vez vive más años. “El ejercicio físico regular aumenta la densidad y función ósea”, destacó Lapman, al tiempo que Lescano aportó que “hoy se sabe que entrenar la masa muscular ayuda a mantener huesos densos y firmes, pero mucho más importante es saber que durante la contracción que se produce ante una tensión mecánica -no solo levantando peso sino en trabajos con bandas, plataformas inestables, máquinas, pesos libres, bandas de suspensión, pelotas, y con el propio peso corporal- el cuerpo genera mioquinas, unas proteínas consideradas hormonas, que actúan sobre cada uno de nuestros órganos”.
7- Condición muscular
A partir de la mediana edad, las personas normalmente comienzan a perder masa muscular y aumentar la proporción de grasa corporal, por lo que el ejercicio físico es clave para prevenir la sarcopenia, que es una afección que se caracteriza por la pérdida de masa muscular, fuerza y funcionamiento de los músculos acompañada por exceso de grasa.
8- Ayuda en diversos tipos de cáncer
Según Lapman, hacer actividad física “previene y ayuda en el tratamiento de varios tipos de cáncer tales como el de colon, mama, endometrio, adenocarcinoma, de esófago, hígado, cardias, riñón y leucemia mieloide crónica y en las enfermedades metabólicas como la diabetes y el colesterol alto”.
9- Funciones cognitivas
El proceso de generación de mioquinas antes explicado, produce entre otras cosas neurogénesis, esto es “la creación de nuevas neuronas ayudando a evitar el deterioro cognitivo y favorecer los procesos de la memoria, el aprendizaje y evitar enfermedades neurodegenerativos como el Alzheimer”, explicó Lescano.
10-Habilidades motoras
Según Lapman, el ejercicio regular “mejora las habilidades motoras y la capacidad de realizar movimientos cotidianos, esto es porque mejora la condición muscular y reduce el número de caídas (y, por tanto, de las fracturas) tan típicas de la edad adulta”.
“Con la edad, el cuerpo va perdiendo la capacidad de sintetizar tejido contráctil y con ello declina la fuerza y desarrollo muscular, pero si se la mantiene estimulada con ejercicios adecuados la pérdida se compensará”, aseguró la experta en fitness, para quien “en todas las sesiones de entrenamiento no deben faltar ejercicios aeróbicos/anaeróbicos, de fuerza y resistencia muscular”.
En este punto, Carmenini agregó: “Además, el ejercicio mejora la postura, y permite a nivel funcional ser más productivo, ya sea laboral, deportiva y recreativamente”.
“En una persona activa físicamente, las recuperaciones post- lesiones son más rápidas”, aportó el especialista en fitness.
11- Calidad del sueño
“A nivel del descanso, el ejercicio produce endorfinas, hormonas que aumentan la sensación de bienestar y también mejora el sueño”, apuntó Lapman.
A lo que Carmenini sumó: “Se concilia mejor el sueño porque el cuerpo va a buscar garantizarse una buena recuperación luego del desgaste físico”.
12- Mayor longevidad
“Sobre envejecimiento saludable, un artículo muy interesante revela que más de 150 minutos de ejercicio aeróbico por semana aumenta la longevidad por efecto antioxidante”, sintetizó Lapman acerca de cómo la actividad física ayuda a las personas a vivir más y mejor.
“Uno de los efectos más novedosos del ejercicio físico es que puede prolongar la juventud manteniendo con la práctica sistemática y regular de un determinado tipo de intensidad nuestros telómeros largos y flexibles contrarrestando el efecto de los radicales libres, el estrés oxidativo, la inflamación crónica de bajo grado causantes del envejecimiento prematuro”, apuntó Lescano al respecto.
13- Disminuye la inflamación de bajo grado
En línea con lo anterior, y tal como se vio, Lapman recalcó que “el músculo genera hormonas llamadas mioquinas, y una muy importante es la irisina, que tiene efectos muy positivos sobre la longevidad, por su efecto antioxidante y antiinflamatorio”. “Si se combate la inflamación crónica, el estrés oxidativo y se potencia el sistema de defensas, se va a obtener no solo más vida, sino mejor calidad de vida en esos años”, enfatizó el experto.
“El ejercicio físico es un antiinflamatorio natural que ayuda al cuerpo a contrarrestar la inflamación sistémica de bajo grado tan común en esta época que nos toca vivir”, sostuvo Lescano, quien finalizó que “es fundamental ponerse en manos de un experto del acondicionamiento físico si se quieren alcanzar este tipo de objetivos de salud”.