(Dennis Thompson - HealthDay News) - Los alimentos fritos no solo destrozan la cintura, sino que también podrían estar dañando el cerebro, sugiere un nuevo estudio de ratas de laboratorio.
Alimentados con comida frita en aceite de sésamo o girasol, los roedores desarrollaron problemas hepáticos y de colon que terminaron afectando a su salud cerebral, encontraron los investigadores.
Estos efectos en la salud cerebral no solo se encontraron en las ratas de laboratorio que masticaron la comida frita, sino también en sus crías, anotó el investigador principal, Kathiresan Shanmugam, profesor asociado de la Universidad Central de Tamil Nadu, en India.
Estos resultados sugieren que el aceite de freír reutilizado podría afectar a las conexiones entre el hígado, el intestino y el cerebro, dijo Shanmugam.
“Freír a altas temperaturas se ha relacionado con varios trastornos metabólicos, pero no ha habido investigaciones a largo plazo sobre la influencia del consumo de aceite frito y sus efectos perjudiciales en la salud”, dijo Shanmugam. “Hasta donde sabemos, somos los primeros en informar que la suplementación con aceite frito a largo plazo aumenta la neurodegeneración en la descendencia de primera generación”.
Sin embargo, los científicos enfatizan que esta es una investigación temprana y que los estudios en animales no siempre funcionan en humanos. El estudio fue presentado el domingo en la reunión anual de la Sociedad Americana de Bioquímica y Biología Molecular (American Society for Biochemistry and Molecular Biology) en San Antonio, Texas.
Freír añade muchas calorías de grasa a los alimentos, anotaron los investigadores. Además, el aceite para freír que se reutiliza a menudo pierde muchos de sus antioxidantes naturales y beneficios para la salud, al tiempo que obtiene compuestos nocivos.
Para explorar los efectos a largo plazo de comer alimentos fritos, las ratas hembras de laboratorio se dividieron en grupos que comían comida estándar, comida empapada en aceites a temperatura ambiente o comida frita en aceite recalentado.
Las ratas que comieron comida frita desarrollaron inflamación del hígado, y sus microbios del colon comenzaron a liberar más toxinas bacterianas, según muestran los resultados.
Esos cambios resultaron en unos niveles más bajos de ácidos grasos omega 3 importantes que se transportan al cerebro, dijo Shanmugam.
"Esto, a su vez, resultó en una neurodegeneración, que se observó en el [tejido] cerebral de las ratas que consumieron el aceite recalentado, además de sus crías", señaló Shanmugam en un comunicado de prensa de la reunión.
Como siguiente paso, los investigadores quieren estudiar los posibles efectos de los alimentos fritos en enfermedades cerebrales como el Alzheimer y el Parkinson, así como en trastornos del estado de ánimo como la ansiedad y la depresión.
Estos resultados también abren nuevas posibilidades de investigación sobre la relación entre los microbios intestinales y el cerebro, dijeron los investigadores.
Debido a que estos hallazgos se presentaron en una reunión académica, deben considerarse preliminares hasta que se publiquen en una revista revisada por pares.
La Facultad de Medicina de Harvard ofrece más información sobre cómo la dieta afecta al cerebro.
FUENTE: Sociedad Americana de Bioquímica y Biología Molecular, comunicado de prensa, 25 de marzo de 2024
*Dennis Thompson, HealthDay Reporters ©The New York Times 2024