Charan Ranganath es neurocientífico cognitivo y dirige el Laboratorio de Memoria Dinámica de la Universidad de California Davis, donde es profesor de psicología y neurociencia. Recientemente, escribió un artículo de opinión para The New York Times en el que reflexionaba sobre los errores de memoria del presidente estadounidense Joe Biden y el papel que esto desempeña en el ciclo electoral.
El experto trajo a colación el tema ya que el fiscal especial republicano Robert Hur presentó un informe a principio de febrero donde se retrata a Biden como “un anciano con mala memoria”, poniendo en duda su capacidad cognitiva, dijo que no recuerda cuándo murió su hijo, ni cuándo fue vicepresidente. Aunque en rueda de prensa Biden respondió que “su memoria está bien”, al contestar una pregunta sobre Gaza confundió al presidente de México con el de Egipto, un error que resultó inoportuno.
“Simplemente no estoy en posición de decir nada sobre los detalles específicos de los problemas de memoria [de Biden o de su rival Donald Trump]”, dijo Ranganath. “En realidad se trata más bien de que la gente entienda lo que sucede durante el envejecimiento”, explicó el experto, en una entrevista a NPR, el servicio de radiodifusión pública de Estados Unidos.
Y agregó: “No estamos diseñados para transportar toneladas y toneladas de basura con nosotros. No sé si alguien querría recordar todas las contraseñas que haya tenido”, afirmó. “Creo que el cerebro humano está diseñado para transportar lo que necesitamos y desplegarlo rápidamente cuando lo necesitamos”.
En su artículo en The New York Times el neurocientífico aseguró que es comprensible que los estadounidenses estén preocupados por la avanzada edad de los dos principales contendientes en las próximas elecciones presidenciales (Biden tiene 81 años y Donald Trump 77), “aunque algunas de estas preocupaciones tienen sus raíces en estereotipos culturales y temores en torno al envejecimiento”, señaló el experto.
“El hecho es que existe un enorme grado de variabilidad en el envejecimiento cognitivo. La edad, en promedio, se asocia con una reducción de la memoria, pero los estudios que siguen a la misma persona durante varios años han demostrado que, aunque algunos adultos mayores muestran disminuciones precipitadas con el tiempo, otros siguen siendo tan agudos como siempre”.
En la entrevista en NPR se explayó el neurocientífico sobre los distintos factores que producen olvidos, como por ejemplo, la interrupción, que daña la capacidad de recordar. “Lo más insidioso de todo son las alertas y las distracciones que nos ponemos con los teléfonos y los relojes inteligentes, donde hay cosas que ‘zumban’ constantemente y captan nuestra atención (...) Por ejemplo, me siento en conferencias académicas y veo personas revisando el correo electrónico durante la charla, y puedo garantizarles que no recuerdan ni el correo electrónico ni la charla después de haber abandonado el lugar”.
También destacó cómo el estrés y la falta de sueño tienen muchos efectos negativos sobre la memoria.
Olvidos benignos vs patológicos
Teniendo en cuenta que el cerebro cambia con los años pero que algunos problemas de memoria pueden indicar algo más, ¿cómo diferenciar un olvido normal de uno patológico?
El doctor Ricardo Allegri, jefe de Neurología Cognitiva de Fleni, explicó en una nota reciente: “En el olvido benigno, el sujeto no se acuerda de parte de una situación o una palabra y la recuerda posteriormente en forma espontánea o ante una ayuda. El sujeto está mucho más preocupado por los olvidos que su entorno. Un ejemplo es cuando uno está hablando y no aparece un nombre pero sí sabemos de quién hablamos y todo su entorno. Al rato, manejando el auto, nos aparece espontáneamente ese nombre o alguna situación nos lo trae. Esto es un olvido normal”.
En cambio, en el olvido patológico “la persona olvida una situación completa que no recupera posteriormente. Hay frecuentes reiteraciones de preguntas o comentarios. El sujeto está anosgnósico (no reconoce y minimiza lo que le pasa) y esto lo lleva a que su entorno esté mucho más preocupado que él. Un ejemplo típico es si yo fui a cenar anoche a la casa de un familiar mayor y hoy a la mañana lo llamo por teléfono y me dice: ‘Hace tanto tiempo que no nos vemos’. Este es un olvido patológico (no recuerda algo reciente, no recuerda la experiencia completa y no se facilitó con mi llamado), indicó el médico.
En los pacientes con Alzheimer aparecen los olvidos patológicos. “En ellos son típicos la pérdida de la memoria reciente; las reiteraciones de preguntas o de comentarios; la falta de palabras; algún episodio de desorientación en el tiempo y más adelante en el espacio. Se presentan dificultades con el manejo del dinero (equivocaciones, cambios en el valor), problemas con tareas que la persona hacía habitualmente, errores en compras, fallas en el manejo habitual de bancos”, indicó Allegri y destacó que en la actualidad se sabe que la patología de la enfermedad de Alzheimer empieza muchos años antes de la sintomatología clínica.
Ciertas formas de fallas al recordar son anormales y pueden ser indicativas de problemas mayores:
- Dificultad para aprender cosas nuevas.
- Problemas para hacer y comprender cosas que antes eran fáciles.
- Olvidar conversaciones rápidamente.
- Perderse en lugares familiares.
- Repetir historias con frecuencia.
- Los seres queridos señalan que algo anda mal. Es más probable que un ser querido pueda detectar tempranamente problemas como la repetición de historias en el día a día.