En los últimos meses se habla mucho del SIBO en las redes sociales y en distintos sitios web. Muchas veces, se hace referencia al trastorno como si hubiera una “epidemia” de personas con problemas gastrointestinales. En el mismo sentido, se multiplican las ofertas de productos para “tratarlo” como si fuera una enfermedad en sí misma.
Sin embargo, ese tipo de prácticas de promoción han conducido a errores de diagnóstico y a tratamientos innecesarios, de acuerdo con los expertos de la Sociedad Española de Patología Digestiva y la Asociación Española de Neurogastroenterología y Motilidad, quienes decidieron revisar las pruebas científicas sobre el SIBO y publicar un documento de posicionamiento contra la desinformación.
Además aclararon qué alimentos pueden ser más perjudiciales y deben elegirse para comer con precaución.
¿Qué es SIBO?
SIBO es la sigla en inglés que significa “sobrecrecimiento bacteriano intestinal”. El SIBO ha pasado en una década de ser “una patología apenas conocida por algunos gastroenterólogos a ser ahora la patología más frecuentemente mal diagnosticada del tubo digestivo”, afirmaron los especialistas de las dos entidades españolas, Verónica Martín Domínguez, Carolina Malagelada y Cecilio Santander.
Advirtieron que hay un uso indiscriminado de los autotest y desconocimiento de la patología tanto por parte de muchos médicos especialistas y no especialistas como por los pacientes.
Todo hizo que haya pacientes que son sometidos a “dietas imposibles y tratamientos antibióticos innecesarios, sin contar con el grave daño que a veces puede producir los errores de diagnóstico al dejar de tratarse otras patologías que son las que verdaderamente subyacen”, alertaron.
En diálogo con Infobae, María Marta Piskorz, médica del sector Neurogastroenterología del Hospital de Clínicas de la Universidad de Buenos Aires (UBA) y miembro de la Sociedad Argentina de Gastroenterología, afirmó: “Es interesante que se haya difundido el documento posicionamiento de las dos sociedades médicas de España porque trae a la luz una problemática que estamos enfrentando. Por la desinformación que circula, se ha realizado un sobrediagnóstico del SIBO y ha llevado a que reciban tratamientos que no requieren”.
El sobrecrecimiento bacteriano intestinal (SIBO) puede provocar dolor abdominal, hinchazón, diarrea y, en raras ocasiones, malabsorción.
“Se debería tener en cuenta que el SIBO no es una enfermedad en sí misma. Ni tampoco se puede afirmar que haya una epidemia de SIBO. Es una condición asociada a otras entidades. Esto significa que el SIBO puede desarrollarse en personas que han sido sometidas a cirugías intestinales, problemas en la función del páncreas, tener esclerodermia, o -lo que es más común- tener síndrome del intestino irritable”, enfatizó Piskorz.
En el caso del síndrome del intestino irritable, el SIBO es un co-factor. “Pero los pacientes también pueden tener como co-factor al estrés, la fermentación de algunos alimentos, o alteraciones en la sensorialidad”, dijo la médica.
Cómo diagnosticar el SIBO
Hasta el momento, las pruebas clínicas disponibles sugieren que la mayoría de los pacientes con síntomas, como hinchazón del abdomen, flatulencia, diarrea intermitente y otros síntomas no padecen sobrecrecimiento bacteriano del intestino delgado.
Para el diagnóstico, se deben hacer tests solo en un grupo seleccionado de pacientes que no han respondido a los tratamientos de primera línea o tienen un trastorno de base, según la especialista Pirkorz.
Existe una prueba diagnóstica que es el cultivo de aspirado yeyunal. Sin embargo, esta prueba es invasiva y costosa, y no llega a detectar todos los casos.
También en el posicionamiento de las entidades de España se recomienda el test del aire espirado con glucosa, que tiene una mayor especificidad que otro tipo de prueba con lactulosa. Pero esa pruebas deben ser interpretadas por personal experto, para evitar los falsos positivos.
Cómo se trata al SIBO y qué alimentos evitar
Cuando las personas tienen hinchazón abdominal, la doctora Verónica Martín, coautora del documento de posicionamiento y médica especialista del Servicio del Aparato Digestivo del Hospital Universitario de La Princesa, de Madrid, dijo a Mesdscape que deberían hacer cambios en el estilo de vida, con ejercicio físico al menos tres veces por semana, control del peso y una alimentación saludable.
Habría que evitar el consumo frecuente de galletas, tartas, pasteles, bizcochos o panes industrializados.
Lo ideal es restringir o disminuir la frecuencia con la que se ingieren estos productos: los alimentos congelados precocidos y platos denominados de “comida rápida” como pizza, y otras masas refrigeradas.
También reducir la ingesta de helado, yogur congelado y budines margarina, cualquier alimento frito y rebozado, procesados, chips, chocolates, salsas, alcohol y embutidos.
“Los pacientes con intestino irritable y con SIBO son sensibles a alimentos fermentables, que se conocen como FODMAP. No tienen que hacer una dieta restrictiva por largos períodos de tiempo, porque pueden empobrecer la microbiota intestinal y producir déficits nutricionales. Sí deben aprender a identificar cuáles son los alimentos que les generan síntomas y consumirlos menos. Por eso, se recomienda consultar con un expertos”, comentó a Infobae el doctor Jorge Olmos, ex presidente de la Sociedad Argentina de Gastroenterología y jefe de la sección de neurogastroenterología en la División de Gastroenterología del Hospital de Clínicas.
Si no se registra mejoría, se puede consultar a un profesional de la salud e implementar un tratamiento farmacológico para controlar los síntomas. Generalmente se indican antibióticos para evitar el exceso de bacterias intestinales y mejorar los síntomas. “Se debe evitar la automedicación y no dejarse llevar por comentarios en redes sociales. Lo mejor es hacer una consulta médica”, insistió el doctor Olmos.
Hay un mito en creer que “todo es SIBO” ahora, dijo Juan Pablo Stefanolo, gastroenterólogo de la Fundación Favaloro en Argentina. “En la actualidad se intenta atribuirle al SIBO la causa de gran cantidad de síntomas prevalentes e inespecíficos presentes para lo que no existe evidencia de calidad que lo demuestre. La amplia disponibilidad de pruebas de aire espirado resulta tentadora para intentar explicar el origen de los síntomas frente a la ausencia de otro estudio específico. Pero es una prueba imperfecta que puede tener falsos positivos”.
El otro gran problema -también señaló Stefanolo- es “el de recomendar dietas específicas como tratamiento cuando el único tratamiento sugerido para tratar el SIBO es el uso de antibióticos prescriptos por un profesional idóneo”.