Habrá quienes disfrutan de limpiar y ordenar su casa y aquellos a quienes no les quede otro remedio que ocuparse de esos quehaceres. Lo cierto es que todos ellos se verán beneficiados por añadidura con una baja en su ansiedad.
Así cómo se lee: la tendencia de hacer las tareas domésticas como terapia contra la ansiedad se posiciona como una novedosa forma de psicoterapia social.
Y así lo demuestra el furor que el tema está causando en TikTok: el hashtag #CleanTok, donde pueden ver a miles de personas limpiar en sus casas con el objetivo de calmar su estrés ya acumula más de 72 millones de visualizaciones.
Todo parece indicar que mientras una persona, por ejemplo, pasa la aspiradora y ve cómo el electrodoméstico se lleva toda la suciedad de los ambientes, al mismo tiempo la ansiedad y la carga mental se va junto con el polvo y las pelusas.
¿Pero es tan así? Y de ser así, ¿cómo y por qué es que sucede?
Infobae quiso saber si tal revolución en las redes sociales se condice con lo que efectivamente acontece en la realidad.
Para empezar, la licenciada en Psicología María Laura Santellán (MN 18841) comenzó por diferenciar que “la ansiedad tiene dos facetas, una es la ansiedad rasgo, que caracteriza la personalidad de una persona y denota que hay una serie de recursos cognitivos y emocionales que presentan un umbral más bajo de reactividad a las situaciones de estrés y que hace que esa persona tenga como rasgo un mayor nivel o un estado permanente de ansiedad”.
“Luego está la ansiedad que es relativa al contexto y a los estresores que cualquier persona puede llegar a tener, no necesariamente con rasgos de personalidad ansiosos”, continuó la especialista.
Y tras explicar que “hay dos formatos muy claros en el dominio y la modulación de los estados ansiosos”, Santellán ahondó: “Uno es la concentración, por eso son tan importantes los recursos como la meditación, la concentración en el aquí y ahora; estar concentrado en la tarea en la que estamos haciendo, trayendo nuestra mente al presente baja los niveles de ansiedad”. “Todo lo que sean procesos de concentración, como una actividad intelectual o manual, que nos traigan nuestra mente al aquí y ahora, funcionan como moduladores de la ansiedad, disminuyen la ansiedad relativa al contexto”, continuó Santellán, y agregó: “Y a su vez, otra forma de modular la ansiedad es la gastarla, es decir, ejecutar tareas de un desgaste físico que permitan que las personas se sientan más tranquilas por un montón de procesos neuropsicológicos que ocurren en el organismo, entonces después de una actividad física se generan endorfinas y las personas se sienten menos ansiosas”.
Pero, ¿cómo es que las tareas de limpieza pueden disminuir la ansiedad?
Lorena Ruda es licenciada en Psicología (MN 44.247) y sobre la relación orden y limpieza y ansiedad analizó que “el registro y tolerancia del desorden es subjetivo”. “Sabemos que hay personas que son muy desordenadas y esto no les afecta en su vida, hasta que tal vez conviven con alguien que quiere imponer su modo más ordenado como único modo de vivir -comenzó-. Socialmente ser desordenado tiene mala prensa pero ¿qué pensamos sobre los excesivamente -casi obsesivamente- ordenados? ¿Hay un punto medio?”.
A su modo de ver, “para el desordenado vivir en la pulcritud y el orden absoluto es imposible y hasta cuestiona el estrés con el que viven las personas que no pueden siquiera ver un objeto fuera de su lugar o irse de las casas dejando cosas por hacer y prefieren vivir en una casa de revista porque él estrés que les genera el desorden es más que el esfuerzo que les implica ordenar”.
Para ella, “hay personas en las que la limpieza se transforma en un modo compulsivo y, según cada caso particular, hay que ver qué se pone en juego ahí. En ocasiones la limpieza pasa a ser una necesidad de tener todo bajo control”. “Muchas personas cuando se sienten con algún tipo de desborde necesitan sentir que pueden tener algo bajo su control ya que en otros aspectos quizá hay más caos”, consideró, al tiempo que señaló que “el orden y la limpieza dan entonces sensación de calma, tranquilidad y menor ansiedad”.
En coincidencia, la profesora asistente de Psicología en la Universidad del Sur de California, Darby Saxbe, aportó en una entrevista que “limpiar les da a estas personas una sensación de dominio y control sobre su entorno”. “La vida está llena de incertidumbre y muchas situaciones están fuera de nuestro alcance, pero al menos podemos hacer valer nuestra voluntad en nuestro espacio vital”, destacó.
Para Ruda, “en estas personas, el estrés que genera cuando algo se sale de su lugar es insoportable y por eso estar en permanente orden los alivia”. Así, muchas veces, detrás de alguien que dice gustarle tener su casa limpia y ordenada se esconde “una necesidad extrema de tener todo bajo control”.
Asimismo, tras señalar que “algunas personas llegan muy sobrepasadas del día laboral y encuentran en la limpieza un salida de escape”, Ruda aportó: “Se ponen música y empiezan a limpiar, simbólicamente sacándose el día de encima y logrando entrar en un estado mental en el que se aíslan de los problemas y donde toda la concentración está puesta en limpiar. Una terapia contra la ansiedad en la que se intenta por medio de otra actividad calmarse de pensamientos y problemas cotidianos”.
En este punto, Santellán sumó que “la combinación de las tareas domésticas es algo que puede actuar como regulador de la ansiedad, un poco en el sentido del desgaste, de ordenar, de activarse físicamente, pero también en el resultado, no sólo el proceso de la actividad de desgaste físico, sino el resultado”.
“Los ambientes ordenados y estéticamente definidos, o sea, positivos, un lugar limpio con un aroma lindo, nos dan una vivencia de tranquilidad, es decir, los seres humanos somos seres que tenemos un contacto permanente con el ambiente y, obviamente el ambiente puede ser un factor tranquilizador o estresante -sostuvo-. Se ha estudiado mucho el desorden como factor de estrés. Entonces, cuando ordenamos y limpiamos, por un lado, gastamos energía, bajamos el nivel de ansiedad porque estamos activándonos físicamente y, como se dijo, todo desgaste físico genera un descenso de la ansiedad y, por otro lado, el orden, el resultado de ese proceso también baja los niveles de ansiedad porque el desorden es un estresor y el orden es tranquilizador para cualquier persona, ya sea que tenga rasgos de personalidad ansiosos de base o no”.
El desorden como generador de estrés
“El desorden es uno de los grandes causantes de nuestro estrés, que nos dificulta en gran medida realizar nuestras actividades cotidianas”, coinciden los expertos. Y las razones por las que ver todo fuera de su lugar genera estrés son varias.
Entre los más destacados, un artículo de la revista Elle citó:
- Estímulos por todas partes. La mente está continuamente trabajando en cosas que le distraen y no son importantes. Se desvía su atención y se aleja del foco principal. Y como consecuencia: más nervios y más estrés por no cumplir lo que la persona se había propuesto hacer.
- El cuerpo entra en tensión. Es muy difícil relajarse, física y mentalmente, en un lugar donde la mente continuamente está intentando centrarse y no puede.
- El problema de la lista infinita. Cuando el trabajo se acumula y nunca termina, a lista mental de tareas pendientes entra en un bucle infinito que provoca una ansiedad sin parangón.
- Adiós a la productividad. La mente se bloquea cuando está rodeada de desorden, porque intenta centrarse y le es imposible, por lo que la persona ve disminuido su rendimiento en todas sus actividades.
Sobre esto, Ruda amplió: “Muchas veces el cambio del desorden al orden genera una sensación de placer y tranquilidad, que produce endorfinas y lleva a que la persona quiera permanecer en ese estado por lo que intenta sostener este hábito por el placer que genera notar este cambio más que por el orden y la limpieza en sí”. “Así como cuando tachamos en la agenda las obligaciones o la sensación que causa una hoja prolija versus una hoja con miles de correcciones -comparó-. Encontrarnos en esos escenarios nos calma y a veces la transición del caos al orden es el punto de placer”.
Cambiar ansiolítico por limpieza, ¿esa es la cuestión?
“En ocasiones nos encontramos con personas muy exigentes donde no hay lugar al defecto y entonces la casa refleja un poco este tipo de personalidad en la que nada puede estar, al menos a la vista, fuera de lugar”, apuntó Ruda, para quien en estos casos “es mejor no levantar la alfombra”, como una metáfora de qué esconden estas personas detrás de tanta preocupación por el orden y la pulcritud.
“No es lo mismo que aquellos que limpian para ‘aislarse’ un poco de situaciones de ansiedad como aquel que descarga su estrés en el gimnasio”, diferenció.
Y tras destacar que “también puede pensarse el orden externo como una metáfora o un correlato con el orden interno”, la psicóloga ahondó: “Entre tanto ‘caos interno’ ver las cosas ordenadas puede llevar a la calma y a sentir que todo está bajo control”.
“El desorden genera muchos sobre estímulos que excitan y alteran a muchos, aún al desordenado cuando estos objetos se ubican en su lugar, les genera una sensación agradable, con la salvedad de que a éstos les cuesta quizá ponerse a ordenar o sostener ese orden, por diferentes motivos propios de cada quien”, profundizó.
La psicología detrás de los efectos reductores del estrés de la limpieza también podría tener una base evolutiva. Las personas a veces recurren a los rituales, incluida la limpieza, para reducir el estrés que surge de otras partes de sus vidas, dijo Martin Lang, antropólogo evolutivo de la Universidad de Masaryk en la República Checa, quien estudia el comportamiento ritualizado. “A la mente humana le gusta predecir cosas -agregó-. Nos gusta saber qué va a pasar porque nos permite sobrevivir y extraer recursos del medio ambiente”.
A modo de conclusión, los especialistas coinciden en que la limpieza es totalmente ansiolítica por, entre otras, estas razones:
- Supone una forma de control. El día a día está repleto de incertidumbres pero también de cosas que son posibles tener bajo control, como la limpieza y el orden de la casa. Al limpiar, el espacio actúa de metáfora con la vida y el tenerlo todo en orden supone una forma de controlar esta. O así lo interpreta nuestro cerebro.
- El desorden es un recordatorio visual. Y trae todo el tiempo al presente las tareas pendientes que hay que hacer. Limpiar y tacharlas de la lista, produce un efecto calmante inmediato.
- Mayor accesibilidad. En un lugar donde todo está desordenado, apenas puede encontrarse algo con facilidad y eso provoca frustración. Pero si todo está en orden y de fácil acceso, los niveles de estrés disminuyen.
- Evita discusiones cotidianas. Si todo está limpio, las peleas por ver quién es el que provocó esto o quién se encarga de lo otro, desaparecen y mejora el ambiente general.
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