Las pandemias son eventos en los que las reacciones psicológicas de la población ante la infección juegan un papel esencial en la propagación y contención de la enfermedad, e influyen en la medida en que se produce un malestar emocional y un desorden social generalizados.
Una nueva investigación, cuyos hallazgos aparecen en la última edición de la revista especializada Occupational Health Science, indicaron que el estrés y la ansiedad causados por el COVID-19 están afectando la salud mental de los empleados de manera significativa. Con lo cual, los especialistas brindaron información importante sobre el impacto psicológico nocivo de la pandemia de COVID-19 en los trabajadores.
La pandemia ha resultado en aislamiento social, tensión financiera, incertidumbre, problemas de salud y, en algunos casos, mayores cargas de trabajo. Para comprender mejor sus consecuencias psicológicas, los autores del nuevo trabajo realizaron un metanálisis exhaustivo de la tensión psicosomática de los trabajadores relacionada específicamente con el COVID-19.
Un metanálisis es un procedimiento estadístico que combina los resultados de múltiples estudios para proporcionar una estimación más precisa del efecto general de una intervención o tratamiento en particular. Además, permite a los investigadores sacar conclusiones más sólidas al aumentar el tamaño de la muestra y reducir el impacto del azar o la variación aleatoria.
”Un año después de la pandemia, me interesaba saber si la literatura relacionada con el trabajo sobre COVID-19 había madurado lo suficiente como para justificar un metanálisis. Me di cuenta de que algunos investigadores estaban estudiando las respuestas de tensión relacionadas con la pandemia, como el miedo al COVID-19 y la ansiedad por el coronavirus, en personas que trabajan. Después de presentar los hallazgos preliminares en una conferencia sobre trabajo y salud en 2021, le pregunté a mi asesor de doctorado, Ian Katz, y a mi compañera de laboratorio, Elissa Liguori, si estarían interesados en ayudarme a actualizar el metanálisis”, explicó el autor del estudio, William Jiménez, de la Universidad Old Dominion y miembro de el laboratorio de investigación LEAF.
En ese tono, la estudiante de doctorado Elissa Liguori recordó: “Estaba trabajando profesionalmente cuando comenzó la pandemia y vi cómo afectó el clima de la oficina y a mis compañeros”. “Durante mi primer año de posgrado, me entusiasmó unirme a un proyecto que examinaba empíricamente algunos de los cambios que presencié”, dijo la especialista.
Medición de sensaciones
El metanálisis incluyó 135 muestras independientes que representaban a 61.470 trabajadores. Se utilizaron veinticuatro medidas diferentes de angustia por COVID-19, siendo las más populares la Escala de Miedo al contagio y la Escala de Ansiedad por Coronavirus. “Sé que la investigación sobre la psicología de las pandemias realmente está emergiendo, pero me sorprendió la cantidad de parámetros diferentes de angustia que se registran en los documentos que vinculan a esa patología con el COVID. Identificamos dos docenas de medidas diferentes, y sé que hay muchas más que no se reflejan en nuestro metanálisis. En el futuro, creo que será importante que los investigadores evalúen qué medidas representan mejor la construcción de la angustia por COVID-19 y cuáles no funcionan tan bien”, comentó Jiménez.
En estas medidas, aquellos con un alto nivel de angustia coincidieron con afirmaciones como “tengo miedo de perder la vida por el coronavirus-19″ y “sentí náuseas o tuve problemas estomacales cuando pensé o estuve expuesto a información sobre el coronavirus”. Los investigadores encontraron que los trabajadores que tenían hijos, estaban casados y eran mujeres tendían a experimentar más angustia por el COVID-19, en comparación con los que no tenían niños en casa, eran solteros o eran hombres.
El aumento de la angustia se vinculó con una salud mental general reducida y una calidad de vida más baja. También se relacionó con ansiedad, depresión, síntomas de estrés postraumático y problemas para dormir. “Creo que una conclusión clave del estudio es que la angustia por COVID-19 tiene efectos muy tangibles en el bienestar de los empleados relacionados con la ansiedad, la depresión y el estrés. Espero que proporcione validación a quien haya leído nuestro estudio y haya experimentado sentimientos similares durante la pandemia”, afirmó Liguori.
En lo que respecta a los factores relacionados con el trabajo, la mayor angustia por COVID-19 se asoció con una menor satisfacción laboral, junto con un mayor agotamiento y estrés laboral. “Creo que las asociaciones significativas entre la angustia por COVID-19 y las construcciones de bienestar relacionadas con el trabajo, como la satisfacción laboral y el agotamiento, son particularmente intrigantes”, dijo Jiménez.
“Estas relaciones son consistentes con la noción de que las experiencias psicológicas estresantes que no son exclusivas del trabajo pueden afectar negativamente la jornada laboral. Creo que es importante ser amable contigo mismo durante una pandemia, especialmente cuando tienes un día libre en el trabajo y estás estresado porque el mundo está en crisis”, agregó.
Los investigadores también encontraron alguna evidencia de que ciertos valores culturales, como sentir la ausencia de empatía de los que poseen poder, el individualismo y la evitación de la incertidumbre, influyeron en cómo la angustia de COVID-19 afectó la salud mental. Además, cuanto más apoyo económico brindaba un país, más débiles eran las asociaciones entre la angustia por el COVID-19 y los resultados de salud mental.
“Aunque encontramos cierta evidencia de moderación por las diferencias a nivel de país y el tipo de medida de angustia utilizada, nos gustaría enfatizar que tales hallazgos son preliminares y están limitados por la cantidad de estudios en los que se basan. Otros investigadores deberían intentar replicar estos hallazgos. Además, a medida que la pandemia entra en su cuarto año en 2023, animo a los investigadores a estudiar fenómenos psicológicos como la fatiga o el agotamiento pandémicos, que pueden tener diferentes implicaciones psicosociales y conductuales que las formas más populares de angustia por COVID-19″, concluyó Jiménez.
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