La salud integral de las personas mucho tiene que ver la dimensión emocional y la manera en que son asimiladas las vivencias y experiencias de vida. En ese sentido, una investigación preliminar de la Asociación Estadounidense del Corazón, que será presentada en las próximas Sesiones Científicas 2022 de la entidad, dio cuenta de que un matrimonio estresante puede tener un impacto negativo en la recuperación de un ataque cardíaco.
En la investigación, el estrés marital entre los adultos más jóvenes -de entre 18 y 55 años- se relacionó con una peor recuperación luego de sufrir un paro cardíaco. Y ese impacto negativo no cambió sustancialmente después de considerar los factores demográficos y socioeconómicos, como la educación, el empleo, los ingresos y el estado del seguro médico.
El trabajo será presentado durante la reunión que se celebrará en Chicago del 5 al 7 de noviembre próximos de 2022, un intercambio global de primer nivel de los últimos avances científicos, investigaciones y actualizaciones de prácticas clínicas basadas en evidencia en ciencia cardiovascular.
Cenjing Zhu, la autora principal del estudio e integrante del departamento de Epidemiología de Enfermedades Crónicas de la Escuela de Salud Pública de Yale en New Haven, Connecticut, señaló: “Los profesionales de la salud deben ser conscientes de los factores personales que pueden contribuir a la recuperación cardíaca y centrarse en guiar a los pacientes hacia recursos que ayuden a controlar y reducir sus niveles de estrés”.
Según la Asociación Estadounidense del Corazón, las enfermedades cardíacas, incluidos los ataques cardíacos, siguen siendo la principal causa de muerte en los los EEUU, con un promedio de 605.000 nuevos ataques cardíacos y 200.000 ataques recurrentes cada año en ese país.
Estudios anteriores habían encontrado que el estrés psicológico y social puede conducir a una peor recuperación de una enfermedad cardíaca. Y si bien estar casado o en pareja se relacionó en diversos estudios con una mejor salud y un mejor pronóstico de enfermedades cardíacas, lo que no estaba claro es si el estrés experimentado en un matrimonio o una relación romántica -esto es el denominado estrés marital- puede afectar la recuperación después de un ataque cardíaco, específicamente entre los adultos más jóvenes”.
Para el trabajo, Zhu y sus colegas compararon la recuperación un año después de un ataque cardíaco con el estrés marital autoinformado. Del estudio participaron 1.593 adultos tratados por un ataque cardíaco en 103 hospitales de los EEUU ubicados en 30 estados de todo el país, que se inscribieron en otro estudio llamado VIRGO, entre 2008 y 2012.
Todos los participantes estaban casados o en una pareja comprometida en el momento de su ataque al corazón. Los participantes tenían una edad promedio de 47 años e incluyeron 1.199 (75,3 %) adultos blancos, 205 (12,9 %) adultos afroamericanos, 109 (6,8 %) adultos hispanos y más de dos tercios eran mujeres.
Para medir el estrés marital, un mes después de un ataque al corazón, los participantes completaron un cuestionario de 17 ítems llamado Escala de Estrés Marital de Estocolmo (una escala desarrollada y probada previamente en pacientes cardíacas ancianas en Estocolmo, Suecia, que evalúa los factores estresantes matrimoniales, incluida la calidad de la relación afectiva y sexual con el cónyuge o pareja). Los investigadores clasificaron a los participantes según sus respuestas al cuestionario en tres grupos: estrés marital ausente/leve, estrés marital moderado o estrés marital severo.
Luego siguieron la evolución de los participantes hasta por un año y Zhu y sus colegas usaron una escala de puntos para evaluar cómo la salud física del participante puede haber limitado sus actividades de la vida diaria, el dolor corporal y la calificación de la salud percibida.
Tras el análisis de los resultados de la encuesta en comparación con los registros de hospitalización, los investigadores vieron que “los participantes que reportaron niveles de estrés severo obtuvieron más de 1,6 puntos menos en salud física y 2,6 puntos menos en salud mental en una escala de 12 ítems”.
Asimismo, los participantes que informaron niveles de estrés severo informaron casi 5 puntos menos en la calidad de vida general y 8 puntos menos en la calidad de vida cuando se midió con una escala diseñada específicamente para pacientes cardíacos.
“Los participantes que reportaron estrés marital severo tenían un 67% más de probabilidades de reportar dolores en el pecho que las personas con estrés marital leve o sin estrés -informaron los investigadores-. Además, la probabilidad de ser readmitido en el hospital por cualquier causa aumentó en casi un 50 % entre quienes reportaron estrés marital severo”.
Según Zhu, sus hallazgos “respaldan que el estrés experimentado en la vida cotidiana, como el estrés marital, puede afectar la recuperación de los adultos jóvenes después de un ataque al corazón. Sin embargo, factores estresantes adicionales más allá del estrés marital, como la tensión financiera o el estrés laboral, también pueden desempeñar un papel en la recuperación de los adultos jóvenes, y la interacción entre estos factores requiere más investigación”.
Para él, “los esfuerzos futuros deberían considerar evaluar el estrés cotidiano de los pacientes durante las citas de seguimiento para ayudar a identificar mejor a las personas con alto riesgo de baja recuperación física/mental u hospitalización adicional. Un modelo de atención holístico construido sobre factores clínicos y aspectos psicosociales puede ser útil, especialmente para los adultos más jóvenes después de un ataque al corazón”.
Sobre el final, los autores del trabajo destacaron que “varias limitaciones pueden haber afectado los resultados del estudio, como los niveles de estrés marital y el hecho de que los resultados de salud fueron autoinformados, por lo tanto, la autopercepción puede afectar los resultados, que pueden ser inexactos”. Además, el estudio incluyó pacientes en hospitales específicos de los EEUU, por lo que es posible que los resultados no se apliquen a personas que viven en otros países.
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