Problemas de sueño, conducta y poca gestión emocional: las consecuencias del sedentarismo infantil durante la pandemia

Por qué es indispensable hallar recursos para que los chicos se muevan aun cuando estén retomando sus rutinas

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La salud mental ha sido,
La salud mental ha sido, por tanto, el aspecto que más se ha visto perjudicado con el confinamiento (Shutterstock)

Llevamos ya casi un año de pandemia. A lo largo de los últimos meses han sido numerosos los cambios que se han producido en la legislación con el propósito de intentar reducir la tendencia ascendente de contagios y fallecimientos por coronavirus.

Pese a la dureza de estas normas, los confinamientos, el aislamiento social y el teletrabajo demostraron ser medidas eficaces para prevenir la expansión de la enfermedad. Sin embargo, y sin obviar la necesidad de asumirlas para que la situación mejore, no conviene pasar por alto sus consecuencias. Dentro del ámbito físico y del deporte, el cierre de los centros deportivos, las restricciones para hacer ejercicio en grupo, la limitación de actividad física en los recreos de los colegios, la distancia social en las clases de educación física o el cierre de parques públicos han sido o son algunas de las resoluciones decretadas desde el comienzo.

Debido a estas limitaciones, se ha producido un fenómeno deportivo sin precedentes, como la actividad física en el hogar. Los gimnasios, por ejemplo, lanzaron apps con entrenamientos personalizados con el propósito de seguir ofreciendo servicios a sus clientes, y la etiqueta #YoMeMuevoEnCasa circuló por las redes sociales como iniciativa de distintos entrenadores personales.

El hecho de no poder
El hecho de no poder practicar deporte con sus amigos, la suspensión de las competencias deportivas o el cierre de los parques públicos conllevan consecuencias negativas mentales (REUTERS)

Estar quieto enferma

Las consecuencias negativas de la inactividad física no tardaron en llegar. Diversos grupos de investigación de diferentes universidades realizaron estudios en el último año tratando de obtener nueva información relativa a la inactividad física ocasionada por el confinamiento y las restricciones, especialmente en la población infantil y juvenil.

Estos problemas relacionados con la falta de actividad física afectaron al ámbito físico y psicológico. En relación con el primero de ellos, se pueden destacar problemas cardiovasculares y de obesidad, mientras que, relacionados con los segundos, se destaca por encima del resto la depresión, agravándose esta situación en las mujeres.

La salud mental ha sido, por tanto, el aspecto que más se vio perjudicado con el confinamiento. En un estudio en el que participaron 595 personas confinadas se observó una relación inversa entre el incremento de los síntomas depresivos y los niveles de actividad física semanal.

Otro estudio compuesto por 4811 participantes concluyó que la práctica de actividad física moderada durante el confinamiento se asoció con una disminución del 47% en las probabilidades de padecer síntomas depresivos. Para aquellos que realizaron 10 horas de práctica semanal, las probabilidades de padecer síntomas depresivos fueron 39% más bajas.

Los niños que invertían menos
Los niños que invertían menos tiempo en el ejercicio físico y hacían mayor uso de pantallas presentaron un mayor número de reacciones negativas (Shutterstock)

En el caso particular de los niños y adolescentes, se detectaron problemas relacionados con los síntomas de estrés postraumático, agresividad, rebeldía, obesidad, regulación emocional y conductual, provocando enfados, llantos, miedos, trastornos alimentarios y cierta hiperactividad.

El hecho de no poder practicar deportes con sus amigos, la suspensión de las competencias deportivas o el cierre de los parques públicos conllevan consecuencias negativas mentales. En este sentido, desde el ámbito escolar se están utilizando plataformas en línea que ofrecen la oportunidad de poder ver a sus compañeros/as, no utilizando estas plataformas solamente con fines académicos, sino también como recurso para seguir manteniendo relaciones sociales.

Otro estudio reciente en el que participaron 113 individuos (51,8% niños y 48,2% niñas) de entre 3 y 12 años, alertó de que el 69,6 % de los padres y madres informaron de que, durante el confinamiento, sus hijos presentaron reacciones emocionales negativas, el 31,3% problemas en el sueño y el 24,1% problemas de conducta.

Los niños que invertían menos tiempo en el ejercicio físico y hacían mayor uso de pantallas presentaron un mayor número de reacciones negativas. Los datos sugieren, por tanto, que realizar ejercicio físico regular y limitar el uso diario de pantallas puede beneficiar a la salud mental infantil en situaciones de aislamiento.

A nivel personal, el disfrute
A nivel personal, el disfrute es un factor crítico, por lo que encontrar formas creativas de participar en la actividad física que los niños/adolescentes disfruten es importante (Shutterstock)

Ideas para activar

Se proponen diferentes medidas en varios niveles, teniendo como protagonistas a los gobiernos locales, entornos de práctica en las ciudades, familia y amigos.

Algunos gobiernos locales restringieron el tráfico de vehículos para promover mayor participación de actividad física, asegurando el distanciamiento social en entornos urbanos. Ciertos parques se abrieron con indicaciones muy marcadas de por dónde deben moverse los niños para promover la actividad física manteniendo el distanciamiento social en el exterior.

La participación de los centros educativos, a través del área de educación física, proporcionaron videos de actividad física con desafíos o retos. Todo ello, en pos de mejorar el sistema inmunológico a través de ejercicio cardiovascular, fuerza-resistencia y flexibilidad adaptado a la competencia motriz de los participantes.

Los objetos que se encuentran en casa se pueden usar para crear circuitos de actividad, por ejemplo, subir escaleras, saltar objetos o realizar ejercicios con autocarga (con el propio peso corporal). Durante el tiempo al aire libre promover caminatas familiares (senderismo), geocaching (actividad de esconder y encontrar “tesoros” en cualquier lugar, con la ayuda de un GPS), bicicleta de montaña, orientación deportiva (con brújula y plano). En el ámbito social, las iniciativas podrían incluir la creación de un grupo de Facebook/WhatsApp/correo electrónico de la comunidad, familia o amigos para participar en desafíos de actividad física –por ejemplo, rastrear los pasos realizados durante un día/una semana/un mes–.

Los adolescentes pueden usar apps de actividad física o desafíos de acondicionamiento físico en línea con sus amigos, y los padres y madres deben siempre fomentar la actividad física a sus hijos/as destacando los beneficios que esta posee.

"Estos efectos negativos pueden ir
"Estos efectos negativos pueden ir disminuyendo a través de la puesta en práctica de diversas iniciativas relacionadas con la actividad física y que implican no solamente a las familias y al colegio, sino también a los gobiernos locales y autonómicos” (Shutterstock)

A nivel personal, el disfrute es un factor crítico, por lo que encontrar formas creativas de participar en la actividad física que los niños y adolescentes disfruten es importante. Este proceso holístico podría conseguirse a través de la realización de bailes virales (TikTok), ver virtualmente a entrenadores o profesores de educación física o juegos físicamente activos. Siempre que estas actividades se hagan en familia serán más motivadoras.

“En definitiva -explica Alejandro Prieto Ayuso, profesor de la Universidad de Castilla-La Mancha, quien es promotor de esta iniciativa de activar a los más chicos- es un hecho que los niveles de sedentarismo han aumentado durante el confinamiento y que esto ha provocado diversos problemas en toda la población, incluidos niños y adolescentes, relacionados principalmente con lo físico (capacidades físicas básicas, obesidad, hipertensión, etcétera) y psicosocial o emocional (autoestima, autoconcepto físico, depresión, entre otros.)”.

“Los que trabajamos con niños y jóvenes sabemos los efectos demoledores que ha tenido el confinamiento domiciliario -completa su colega Sixto González Víllora de la misma universidad-. Sin embargo, estos efectos negativos pueden ir disminuyendo a través de la puesta en práctica de diversas iniciativas relacionadas con la actividad física y que implican no solamente a las familias y al colegio, sino también a los gobiernos locales y autonómicos”.

Además, la responsabilidad individual cumpliendo con fidelidad y honestidad los consejos que nos facilitan los sanitarios para prevenir el COVID-19 es un hecho fundamental y que demuestra la empatía y el compromiso hacía los demás, lo cual facilitará contextos seguros en los que los niños puedan jugar en las calles y en los parques, algo vital para su desarrollo y salud integral.

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