Teniendo en cuenta que las demencias en general – y más específicamente la Enfermedad de Alzheimer – son una epidemia en todo el mundo – unos 47 millones de personas en el mundo tienen demencia y se proyecta que el número podría triplicarse para el 2050 – el máximo esfuerzo de los investigadores está hoy puesto en determinar los factores que aumentan el riesgo a padecerlas y actuar sobre ellos para poder prevenirlas.
En el último Congreso de la Asociación Internacional de Alzheimer realizado en Londres, en julio pasado, The Lancet Commission on Dementia Prevention anunció que algunos aspectos de nuestro estilo de vida aumentan la posibilidad de tener Enfermedad de Alzheimer u otra demencia y que modificarlos podría reducir hasta en un 35% las posibilidades de padecerlas.
Existen nueve factores de riesgos que podrían ser modificados a lo largo de nuestra vida:
Primeros años de vida: nivel de educación hasta los 15 años. Se sabe que tener alto nivel educacional aleja la posibilidad de tener Enfermedad de Alzheimer.
Mediana edad: hipertensión arterial, obesidad, pérdida auditiva. El control de la tensión arterial, mantener un peso adecuado y tomar todas las medidas para tratar la pérdida auditiva favorecen la prevención de desarrollar demencia.
Edad avanzada: depresión, diabetes, inactividad física, hábito de fumar, actividad social reducida. El tratamiento de la depresión y la diabetes, hacer ejercicio físico (ya sea caminatas, yoga, pilates, etc.), dejar de fumar y mantenerse socialmente activo son factores fundamentales para alejar la posibilidad de padecer Enfermedad de Alzheimer u otra demencia.
"Hoy se sabe que las personas tienen un mejor rendimiento cognitivo durante la vida en relación a los buenos hábitos alimenticios que tengan. Una de las dietas más recomendadas es la mediterránea que hasta el momento ha evidenciado los mejores beneficios. Existen evidencias que las dietas no saludables se relacionan con una reducción del volumen del cerebro y con un menor rendimiento cognitivo", explicó a Infobae la doctora Verónica Somale, médica neuróloga y coordinadora del Área de Neurociencias Cognitivas de INEBA.
Por otro lado, es importante consultar ante la sospecha de tener alguna enfermedad respiratoria cuando dormimos, como por ejemplo las apneas del sueño, ya que también aumentarían el riesgo a padecer Alzheimer.
"También se ha demostrado que los eventos estresantes que sufrimos durante la vida pueden hacer envejecer hasta cuatro años nuestro cerebro. Estos pueden ser la muerte de un hijo, la pérdida de un trabajo, haber sufrido un abuso o crecer en una familia donde se abuse del alcohol o drogas, entre otros. Se cree que habría una vinculación entre una inflación crónica del cerebro y el estrés que precipitaría la Enfermedad de Alzheimer. Si bien muchos de estos eventos estresantes no pueden ser evitados es importante saber que se puede mitigar su efecto intensificando la dieta y los hábitos saludables", agregó la especialista.
Si bien en la actualidad hay algunas drogas para disminuir el progreso de la enfermedad y se están desarrollando más de 25 que estarían disponibles en pocos años, el tratamiento de la enfermedad se debe basar en una combinación entre la modificación de ciertos hábitos en nuestro estilo de vida y el uso adecuado y precoz de las medicaciones.
A su vez, en el último congreso mundial sobre la enfermedad se anunciaron avances sobre la posibilidad de realizar un análisis de sangre para detectar a personas con riesgo de tener la Enfermedad de Alzheimer.
"Con una muestra de sangre se podría medir el nivel del amiloide, la proteína que se deposita en el cerebro de los enfermos, aún en estadios precoces. Esto tendría el beneficio de contar con una herramienta poco invasiva y más económica de las que contamos en la actualidad para el diagnóstico precoz de este tipo de demencia", comentó Somale.
10 señales que pueden anunciar Alzheimer u otras demencias
Ante la presencia de cualquiera de estos síntomas en uno mismo o en familiares es importante realizar una consulta a un profesional para intentar obtener un diagnóstico lo más precoz posible y avanzar con el tratamiento adecuado:
- Cambios de memoria que dificultan la vida cotidiana
- Dificultad para planificar o resolver problemas
- Inconvenientes para desempeñar tareas habituales en la casa, en el trabajo o en su tiempo libre
- Desorientación de tiempo o lugar
- Dificultad para comprender imágenes visuales y como los objetos se relacionan uno con el otro en el ambiente (esto puede dificultar el manejo vehicular)
- Nuevos problemas con el uso de palabras en el habla o al escribir
- Colocación de objetos fuera de lugar y la falta de habilidad para poder pensar paso por paso lo hecho con anterioridad para lograr encontrarlo,
- Disminución o falta de buen juicio
- Pérdida de iniciativa para tomar parte en el trabajo o en las actividades sociales
- Cambios en el humor o la personalidad
10 herramientas para cuidar el cerebro
Las evidencias de que podemos reducir el riesgo de deterioro cognitivo adoptando un estilo de vida más saludable son cada vez más fuertes. Cuando se combinan varios de estos hábitos se obtiene un máximo beneficio tanto para el cuerpo como para el cerebro. Las herramientas están al alcance de todos.
– Moverse. Practicar ejercicios cardiovasculares que aumenten el ritmo cardiaco y la circulación de la sangre. Los estudios han demostrado que existe una relación entre actividad física y deterioro cognitivo.
-Estudiar. La educación formal en cualquier etapa de la vida reduce el riesgo de deterioro cognitivo y demencia. Estudiar en forma estructurada obliga al cerebro a crear nuevas conexiones. La idea es agregar información nueva.
-Dejar de fumar. Las evidencias demuestran que el fumar aumenta el riesgo de deterioro cognitivo. Dejar de fumar puede reducir el riesgo a niveles comparados a la de los no fumadores.
-Controlar el corazón. Se ha evidenciado que los factores de riesgo para las enfermedades cardiovasculares y el ACV (obesidad, hipertensión arterial y diabetes) impactan negativamente en la salud cognitiva.
-Proteger la cabeza. Los traumatismos de cráneo pueden aumentar el riesgo a deterioro cognitivo y demencia. Debemos usar cinturón de seguridad, casco cuando se practiquen deportes de contacto o se ande en bicicleta y tomar todas las medidas para evitar caídas.
-Alimentarse saludablemente. Mantener una dieta saludable y balanceada baja en grasas y alta en vegetales y frutas ayuda a reducir el riesgo de deterioro cognitivo. Las dietas más recomendables son la mediterránea y aquellas dirigidas a disminuir la presión arterial.
-Cuidar el sueño. No dormir bien debido a insomnio o apneas del sueño pueden producir problemas de memoria y para pensar adecuadamente.
-Cuidar la salud mental. Algunos estudios vinculan a la depresión con el aumento de deterioro cognitivo, por lo tanto es importante buscar asistencia médica para el tratamiento de los síntomas de la depresión, ansiedad u otro problema de salud mental. También es importante el manejo del stress.
-Relacionarse. Estar socialmente comprometido puede ayudar a la salud mental. Hay que realizar actividades que nos generen placer como participar en actividades comunitarias, en un coro o simplemente compartir con amigos y familiares.
-Desafiar al cerebro. Activar la mente, armar un rompecabezas, hacer alguna actividad artística. Jugar a juegos como el bridge u otros que lo hagan pensar estratégicamente. Desafiar su cerebro traerá beneficios a corto y a largo plazo.
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