"¿Qué fue ese ruido?": el trastorno del sueño que muchos padecen y pocos conocen

Se trata del "síndrome de la cabeza que explota", una rara condición que puede producir angustia, ansiedad y atentar contra el descanso. Por qué sucede y qué hacer para tratarlo

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El síndrome de la cabeza que explota puede ser muy angustioso para quienes lo sufren (iStock)
El síndrome de la cabeza que explota puede ser muy angustioso para quienes lo sufren (iStock)

A la hora de dormir son muchas las personas que padecen de trastornos, desórdenes y problemas que atentan contra su buen descanso. El insomnio es de los más conocidos pero hay muchos más que son desconocidos, aunque afecten a una gran cantidad de personas.

Si alguna vez escuchaste un ruido muy fuerte y repentino a la hora de dormir, que resulta ser en realidad un sonido imaginario, no estás perdiendo la cabeza. De hecho, es probable que sea porque estás entre el 10 o 15% de las personas que experimentan el "síndrome de la cabeza que explota" (EHS, por su nombre en inglés: "exploding head syndrome"), un fenómeno que aparece, sigiloso, en el momento en que una persona se está quedando dormida.

El EHS comienza cuando una persona escucha un ruido fuerte -como un estallido o estruendo- muy cercano, como si procediera de la propia cabeza. Generalmente es indoloro y dura sólo unos segundos, pero es un ruido similar al de truenos, disparos o hasta fuegos artificiales, potentes y fugaces, pero fundamentalmente inexistentes. "Hay un repentino crescendo de ruido, luego una explosión profunda, una sensación de electricidad y un brillante destello en la visión, como si alguien hubiera encendido un proyector delante de mi cara", explicó una víctima de este trastorno a la cadena BBC.

Si bien no es riesgoso, puede ser muy angustiante para los que sufren del “sindrome de la cabeza que explota” (iStock)
Si bien no es riesgoso, puede ser muy angustiante para los que sufren del “sindrome de la cabeza que explota” (iStock)

Las personas que lo padecen responden a este síndrome de maneras diferentes. Algunos piensan que escucharon un ruido real y se despiertan confundidos, buscando la fuente del estruendo. Otros, generalmente quienes lo sufren con más frecuencia, tienden a tener ansiedad, evitar el descanso, o se sienten aterrados cuando se van a la cama, desencadenando otros trastornos como pesadillas o insomnio.

Tan desconocido es este desorden que para algunos incluso hay una conexión con teorías conspirativas. "Algunas personas creen que no son eventos naturales, sino que son esencialmente causados ​​por agencias gubernamentales malévolas", señaló Brian Sharpless, profesor asociado de la Escuela Americana de Psicología Profesional en la Universidad Argosy, en Estados Unidos, que ha dirigido estudios sobre este trastorno particular y es autor del reciente libro Desórdenes psicológicos inusuales y extraños. "He recibido varias llamadas telefónicas de teóricos de conspiraciones que no creen en las explicaciones científicas al respecto de esta condición".

El cerebro no se "apaga"

Debido a que el "trastorno de la cabeza que explota" ocurre cuando una persona se está quedando dormida, varios investigadores sostienen que podría estar relacionado a que el cerebro tiene problemas para "apagarse".
"La forma en que suelo explicar el síndrome es que se debe considerar al cerebro como una computadora", dijo Sharpless. "Uno pasa por una serie de pasos cuando está apagando una computadora. Con el cerebro es lo mismo. Al irnos a dormir, nuestras neuronas auditivas y visuales se inhiben. Lo que pensamos que sucede durante este desorden es que, en lugar de apagarse, estas neuronas se disparan a la vez y, cuando lo hacen, crean una percepción de sonido aumentada. Por eso se oyen ruidos fuertes".

Sharpless develó también que el desorden está conectado a casos de parálisis del sueño, una condición en la cual una persona se despierta incapaz de moverse o hablar durante unos minutos. En un estudio de 211 estudiantes unviersitarios, Sharpless y su equipo descubrieron que la tasa general de este trastorno fue del 18%. Y, dentro de ellos, el 37% también experimentaba parálisis del sueño.

“El síndrome de la cabeza que explota” no es riesgoso (iStock)
“El síndrome de la cabeza que explota” no es riesgoso (iStock)

Es más común de lo que se cree

El EHS tiene una larga historia en la literatura médica, y la primera referencia de sus efectos data de 1870. "En realidad no es raro", indicó Sharpless. "Para la mayoría de la gente, sin embargo, ocurre con poca frecuencia, y sólo hay un número relativamente pequeño de personas que lo experimentan en la medida en que se torna problemático".

Se creía inicialmente que el síndrome se produce más comúnmente en las mujeres mayores de 50 años pero, en su investigación, Sharpless descubrió que alrededor del 13% de los voluntarios lo habían experimentado al menos una vez. Sin embargo, los expertos indican que se necesita más investigación todavía para determinar qué grupos de personas son más propensos a ser víctimas y con qué frecuencia.

No hay mucho que puedas hacer al respecto

Por ahora, no hay tratamientos bien establecidos para este problema, y nunca ha habido un ensayo controlado para ello. "No hay mucho dinero para estudiar el EHS y muchos médicos nunca han oído hablar de él", dijo Sharpless. Todavía hay otros trastornos más urgentes, que merecen más atención.

El EHS puede traer muchos problemas y desórdenes de sueño a quienes lo padecen (iStock)
El EHS puede traer muchos problemas y desórdenes de sueño a quienes lo padecen (iStock)

El mejor consejo para las víctimas es "no asustarse y darse cuenta de que es un evento natural". Pero para aquellos que experimentan el trastorno con una frecuencia insportable, o con una intensidad particularmente preocupante, se puede aconsejar -médico mediante- el uso de antidepresivos, bloqueadores de los canales de calcio (que a menudo se utilizan para trastornos de dolor de cabeza) o anticonvulsivantes.

"En general, cada vez que uno tiene trastornos del sueño, uno de las mejores y más fáciles soluciones que se pueden implementar es intentar regularlos a través de una rutina que implique acostarse y despertarse todos los días a las mismas horas. Además, evitar siempre el uso de alcohol o cafeína antes de acostarse", puntualizó Sharpless.

"Simples cosas como esas realmente pueden conducir a una reducción de los episodios. Si el EHS no es perturbador, no produce un estado de ansiedad y alerta generalizado, y es sólo una de esas experiencias nocturnas extrañas que pueden comentarse entre risas a la mañana, no hay de qué preocuparse", concluyó el experto.

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