La historia de este superalimento tiene raíces que se remontan a miles de años, cuando los antiguos peruanos comenzaron a cultivarlo. Según el genetista ruso Nikolai Ivanovich, quien investigó el origen de las plantas cultivadas entre 1925 y 1933, afirmó que este tubérculo proviene de la región suramericana, específicamente de la cuenca del lago Titicaca, situada entre lo que hoy son Perú y Bolivia.
Se trata de la papa, considerado un alimento sagrado por los incas motivo por el cual formaba parte de sus rituales y tradiciones: enterraban a sus difuntos junto con vasijas de barro, tejidos, objetos metálicos y, por supuesto, sus alimentos preferidos, entre los cuales la papa era fundamental. La cerámica decorada con representaciones de papas frescas, brotadas y deshidratadas, conocidas como chuño, son hallazgos frecuentes en las culturas Moche y Chimú, que se desarrollaron al norte del país.
Entre las diversas variedades de papas peruanas, que son más de 3.500, se destaca la papa amarilla, que es una variedad originaria de los Andes peruanos y es considerada uno de los principales tesoros culinarios de la región. Su sabor cremoso y único, junto con su textura suave pero firme, la convierte en un ingrediente muy utilizado en diversos platos tradicionales peruanos, como el ají de gallina, el lomo saltado y el emblemático ceviche.
Además de su sabor, la papa amarilla es una fuente importante de nutrientes que la convierten en una aliada para la salud porque previene enfermedades crónicas, mejora la visión y mantiene una piel saludable.
La papa amarilla previene enfermedades crónicas
La papa amarilla es rica en fibra, lo que no solo favorece un sistema digestivo saludable sino que además contribuye a la prevención de enfermedades crónicas como la diabetes, las enfermedades cardíacas, el cáncer y la hipertensión arterial. Esto se debe a que una dieta alta en fibra puede ayudar a controlar factores de riesgo como el colesterol, la presión arterial, la obesidad y la resistencia a la insulina.
La fibra se encuentra en alimentos como cereales, leguminosas, verduras y frutas. La Agencia Europea de Seguridad Alimentaria recomienda un consumo diario de 25 gramos de fibra, pero la mayoría de las personas consumen menos de 20 gramos al día.
Para aumentar la fibra en la dieta, es importante hacerlo de forma gradual para evitar efectos adversos como la hinchazón abdominal y los gases. También es importante beber mucha agua, ya que la fibra funciona mejor cuando absorbe agua.
La papa amarilla protege la salud visual
Esta variedad de papa contiene antioxidantes que ayudan a prevenir afecciones como la degeneración de la visión.
La luteína y la zeaxantina, antioxidantes contenidos en la papa amarilla, tienen la capacidad de bloquear la luz azul y proteger contra la exposición a luces intensas, lo que podría mejorar la tolerancia de los ojos ante deslumbramientos, como el resplandor solar.
Además, ambos antioxidantes ofrecen protección contra el desarrollo de la degeneración macular relacionada con la edad (DME), por lo que reduce el riesgo de padecer esta enfermedad ocular que afecta la visión central y aguda.
La papa amarilla mantiene una piel saludable
La papa amarilla es una excelente fuente de vitamina C, un antioxidante crucial que combate el estrés oxidativo y mantiene la piel en buen estado de salud. La vitamina C es un micronutriente que tiene un impacto positivo sobre la piel por los siguientes motivos:
- Antioxidante: neutraliza los radicales libres que causan estrés oxidativo y envejecimiento prematuro.
- Colágeno: ayuda a mantener la estructura de la piel y a retrasar los signos del envejecimiento.
- Protección solar: ayuda a proteger la piel de los rayos UV y de los daños causados por los radicales libres.
- Antiinflamatorio: calma la piel irritada y reduce el enrojecimiento.
- Manchas oscuras: ayuda a aclarar e igualar el tono de la piel, reduciendo la aparición de manchas oscuras e hiperpigmentación.