En el altiplano peruano, hogar de los antiguos Incas, existe un superalimento que crece de manera natural en una amplia variedad de texturas y colores: rojo, azul, morado, amarillo y rosado. Esta rica diversidad, que incluye más de 3.500 especies, es reflejada en las diversas formas de preparación en las que dicho superalimento es empleado en la gastronomía peruana.
Los pueblos andinos más antiguos utilizaban principalmente el correr o caminar como medio de transporte para este tubérculo comestible: con facilidad podían cargarlo deshidratado y preparar rápidamente un caldo con hierbas locales, ajíes y agua del río de la montaña cuando tenían hambre.
Se trata de la papa, un superalimento peruano que es bien sabido que los Incas fueron los primeros en consumir. Según relata la historia, ellos elaboraban un alimento llamado “chuño”, que consistía en papa deshidratada que se convertía en una especie de galleta, sirviendo como sustento para sus ejércitos y esclavos. Además, el chuño funcionaba como una reserva alimentaria para los periodos de escasez. En la actualidad, este almidón de papa todavía existe y es un ingrediente popular dentro de la cocina del Perú.
Cabe destacar que la papa no solo ofrece su sabor ligeramente dulce al paladar sino que también brinda diversos beneficios para la salud: previene el cáncer, combate la diabetes y regula la presión arterial.
La papa previene el cáncer
Gracias a su contenido de carotenos y flavonoides, compuestos con propiedades antioxidantes y antiinflamatorias, la papa contribuye a prevenir el cáncer. Esto se debe a que la potente acción antioxidante de ambos compuestos combate y neutraliza el exceso de radicales libres, los cuales son responsables del daño celular en el organismo, el envejecimiento y el desarrollo de diversas enfermedades, incluido el cáncer.
La papa combate la diabetes
La papa, al ser rica en fibra y almidón resistente, reduce la velocidad de absorción de carbohidratos, lo que favorece el control de los niveles de insulina y glucosa en la sangre. Esto la convierte en un alimento útil para personas con diabetes siempre que se consuman con moderación y se tenga en cuenta el modo de preparación. Por un lado, las papas pueden ser un sustituto saludable de otros alimentos con un alto contenido de glucosa, como el arroz blanco. Por otro lado, para disminuir el índice glucémico de la papa, se puede enfriar una vez cocinada. El frío de la refrigeradora transforma el almidón de la papa en almidón resistente a la digestión.
La papa regula la presión arterial
La papa es un tubérculo rico en potasio, un mineral que ayuda a aumentar el volumen de la orina, lo que facilita la eliminación del exceso de sodio en el cuerpo y favorece el control de la presión arterial.
Además, la papa de pulpa amarilla y su cáscara contienen altas cantidades de catequinas, epicatequinas y carotenoides, compuestos antioxidantes que contribuyen a la salud de las arterias porque ayudan a relajar los vasos sanguíneos y, por ende, a prevenir la hipertensión arterial.
Cómo consumir la papa para absorber sus nutrientes
Para absorber los nutrientes de la papa y disfrutar de los beneficios para la salud que ofrece este tubérculo hay ciertas recomendaciones que deben tenerse en cuenta. Según Aracelly Bravo, docente de Nutrición y Dietética en Perú, lo ideal es consumir papas hervidas en agua o guiso, o bien horneadas. “De esta forma, podemos alimentarnos de manera adecuada, sentirnos saciados, controlar los índices de glucosa y evitar picos de hambre”, comentó, y destacó que “otros métodos de cocción, como la fritura, utilizan temperaturas muy altas que alteran la estructura del alimento. Al cocinarse en aceite, se incrementa su valor energético y, al absorber el aceite debido a sus almidones, se mezcla con las grasas, lo que constituye una combinación que no se recomienda consumir con frecuencia”.