La llegada de las celebraciones navideñas a Perú se remonta al siglo XVI, cuando España desempeñó un papel clave en la cristianización de los pueblos indígenas peruanos. El primer pesebre en el país fue instalado en la Catedral de Lima en 1536. Más de tres siglos después, en 1895, un anuncio en el periódico El Comercio del 23 de diciembre promocionaba una fiesta navideña en el Parque de la Exposición, destacando como novedad la iluminación eléctrica y el árbol de Navidad.
Desde entonces y al igual que ocurre en el resto del mundo, la Navidad se celebra con gran entusiasmo en el Perú. Es una época de alegría, reuniones familiares y celebraciones, pero también puede traer consigo una serie de problemas de salud, debido a los excesos propios de la temporada, el cansancio que se acumula en estas fechas, el uso inadecuado de objetos decorativos, la falta de ejercicio durante el último mes del año y la tristeza o ansiedad que pueden provocar estas fechas festivas.
Aunque la temporada navideña es un momento para disfrutar, es importante que los peruanos sean conscientes de los riesgos que estas celebraciones implican, ya que tanto la salud física como mental se pueden ver afectadas durante las festividades.
Problemas de salud más comunes durante la Navidad
Entre los problemas de salud más comunes que se presentan durante la Navidad, destacan los siguientes:
Excesos alimentarios y problemas digestivos: uno de los problemas más comunes durante las festividades navideñas es el exceso en la alimentación. Las reuniones familiares y las cenas festivas suelen estar llenas de platos ricos en grasas, azúcares y calorías, lo que puede desencadenar problemas digestivos como el empacho o indigestión, el reflujo gastroesofágico o incluso la gastritis.
Los excesos alimenticios no solo afectan al sistema digestivo, sino que también contribuyen al aumento de peso, un factor que a largo plazo puede influir en enfermedades crónicas como la diabetes tipo 2 o las enfermedades cardiovasculares.
El consumo de alcohol también es elevado en estas fechas, lo que, además de incrementar las calorías, puede deshidratar el cuerpo y contribuir a problemas gastrointestinales. Las bebidas alcohólicas, sobre todo cuando se combinan con comidas abundantes, pueden generar malestar, dolores de cabeza, y aumentar el riesgo de sufrir una gastritis o úlceras.
Estrés y agotamiento: la Navidad, a pesar de ser un tiempo de celebración, puede generar un nivel considerable de estrés. La presión por hacer las compras, organizar cenas, elegir el regalo perfecto o incluso los conflictos familiares, pueden generar agotamiento físico y emocional.
El estrés prolongado afecta negativamente al sistema inmunológico, lo que puede hacer que las personas sean más propensas a enfermarse. Además, la falta de descanso adecuado y el sueño interrumpido contribuyen a la fatiga, lo que aumenta el riesgo de sufrir enfermedades respiratorias o infecciones.
Accidentes domésticos: durante las festividades, se incrementa el uso de luces, adornos y decoración navideña en los hogares. Esto puede generar un mayor riesgo de accidentes domésticos, como caídas o quemaduras. El manejo inadecuado de cables de luces, la colocación de adornos en lugares poco seguros, o el uso de velas sin vigilancia, son algunas de las causas más frecuentes de accidentes. Asimismo, los niños pequeños, que están más expuestos a estos peligros, pueden ingerir pequeños adornos o acceder a objetos peligrosos si no se toman las precauciones necesarias.
Enfermedades cardiovasculares: el estrés, los excesos alimentarios y la falta de ejercicio durante la Navidad pueden desencadenar problemas cardiovasculares. El aumento de la ingesta de alimentos ricos en sal, grasas y azúcares puede elevar la presión arterial y los niveles de colesterol, lo que aumenta el riesgo de sufrir un infarto o un accidente cerebrovascular, especialmente en personas con antecedentes de enfermedades cardíacas.
Además, la Navidad suele ser una época en la que las personas tienden a abandonar sus rutinas de ejercicio físico, lo que, junto con los excesos, puede tener un impacto negativo en la salud del corazón.
Trastornos emocionales: aunque la Navidad se presenta como un momento de felicidad y convivencia, también puede ser una época de tristeza, ansiedad o soledad, sobre todo para aquellas personas que atraviesan dificultades emocionales. El contraste entre la idealización de la Navidad como una época de alegría y la realidad de problemas personales o familiares puede generar trastornos emocionales como la depresión navideña, caracterizada por un bajo estado de ánimo y falta de energía. Las personas que se sienten solas o aisladas durante las festividades pueden experimentar un aumento de la ansiedad y la tristeza.